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Privatización de la sanidad

“Ninguna empresa ha hablado con nosotros”

Huelga sanidad pública

"No me siento respaldada por la Administración. He estado en este centro desde que se inauguró y ahora siento que estoy en el aire". La autora de esta frase prefiere hablar de forma anónima. Es médica en el Hospital Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes, uno de los seis hospitales cuya gestión acaba de privatizar la Comunidad de Madrid. Aunque ha trabajado en este centro desde su creación, hace cinco años, no tiene plaza fija. Es interina. Y por eso dice sentirse en el aire, pues las empresas que se han hecho con la gestión de estos centros, en su caso la puertorriqueña HIMA San Pablo, aseguran el mantenimiento de los empleados sanitarios con contratos temporales, pero no de sus condiciones laborales. Se da la coincidencia además de que la empresa que pasará ahora a gestionar su hospital, tal y como adelantó infoLibre, está siendo investigada por parte de las autoridades de EEUU tras la no devolución de un crédito a la entidad Eurobank, que quebró en 2010. 

Con experiencia previa en otro hospital 100% público en la Comunidad, esta profesional dice tener una sensación de "injusticia desde el punto de vista moral" porque nadie se ha acercado a hablar con los profesionales para explicarles qué cambios se producirán en la dinámica del hospital. Los trabajadores, muy beligerantes durante este proceso privatizador, el mayor realizado nunca en la sanidad española, llevan meses denunciando el "oscurantismo" con el que el Gobierno regional ha gestionado el proceso. "Que no me hayan informado de nada a mí, que sólo soy un anestesiólogo, lo puedo llegar a entender... pero es que me consta que a mis superiores tampoco", se queja Ángel Serrano, médico del Hospital Infanta Sofía de San Sebastián de Los Reyes. 

Una sensación similar dice experimentar Maite López, que lleva trabajando en el servicio de diálisis del hospital de Coslada –otro de los privatizados– desde su inauguración y a donde pidió un traslado desde un hospital tradicional, el de la Paz. Ahora se plantea volver a la pública. Ha sido una de las caras visibles de la marea blanca y, con ironía, dice creer que a sus nuevos "jefes" –la empresa Sanitas– no les hará mucha gracia verla por los pasillos del Hospital del Henares. "Tendré que marcharme", señala. 

Protesta de trabajadores de hospitales privatizados en Madrid. EFE

Estos traslados que López no duda en calificar de "forzosos" tanto de fijos como de interinos o eventuales conllevarán, a su juicio, una fractura en los equipos que acabará por perjudicar la calidad asistencial. Por ejemplo, cita al servicio de UCI de su hospital, que recientemente ha recibido el premio MIHealth Innovation Awards 2013 en la categoría de Organización por su proyecto de UCI sin paredes, un programa multidisciplinar que mejora la seguridad del paciente crítico en todo el ámbito hospitalario. "Ese equipo va a romperse porque algunos de sus profesionales van a pedir cambio de destino", lamenta. 

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"No vamos en el mismo barco" 

Asimismo, López recuerda las dificultades que entrañó la puesta en marcha de estos centros de gestión mixta –la provisión de servicios no sanitarios ya estaba privatizada– porque, afirma, "es complicado sacar adelante un hospital cuando la gente no está en el mismo barco". A su juicio, esta relación entre gerencia y profesionales será todavía más complicada a partir de ahora, pues las adjudicatarias buscarán sacar rentabilidad al negocio y conseguir el mayor excedente posible de la cápita, es decir, la cantidad por paciente y año que paga la Administración a cada concesionaria. 

Otros profesionales sanitarios de los centros privatizados como Rosa Rodríguez también se plantean pedir un traslado. Enfermera con plaza fija en el Hospital del Tajo (Aranjuez), es tajante: "Nos quieren quitar del medio como sea". La palabra con la que define su sensación tras la adjudicación de la gestión del hospital público en el que trabaja a una empresa privada es también "incertidumbre". "Hay un rodaje de años que se va a perder, va a ser como empezar de cero", lamenta. El doctor Serrano, anestesiólogo del Infanta Sofía, tiene 15 años de experiencia en la sanidad madrileña. Y aunque trabaja en este centro desde su formación, consiguió plaza fija en el mismo sólo un mes antes de que la Comunidad anunciara su privatización. Ahora también contempla la posibilidad de marcharse. "El mayor agravio para el sistema es lo mal que se han hecho las cosas, quieren ponernos a competir y no se da cuenta de que el nuestro es un trabajo en equipo", sentencia. 

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