La estrategia del PP
Feijóo supera a Ayuso en las preferencias de los votantes de Vox
El barómetro de mayo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sostiene que hasta un 16% de los votantes de la extrema derecha querrían que el líder del PP estuviese al frente del Gobierno. Eso son seis puntos más que los que preferirían a Isabel Díaz Ayuso, hasta hace poco la dirigente conservadora con más tirón para los electores de Vox. Y por supuesto muchísimos más que los que pensaban en Pablo Casado como el mejor presidente posible (cuando el CIS preguntaba por el anterior líder del PP el porcentaje no llegaba al 1%).
En el caso de los antiguos votantes de Ciudadanos, el porcentaje de personas a las que les gustaría ver a Feijóo en la Moncloa es espectacular: el 37,8%.
El CIS aporta más datos interesantes: el presidente del PP también gusta más a los electores del PSOE que el anterior. El porcentaje de quienes no tienen una mala opinión de él (el 54,7%) es significativamente superior al que conseguía Pablo Casado. Y si nos fijamos en la confianza, también hay conclusiones relevantes: Feijóo inspira bastante o mucha confianza a un 23% de los votantes del PSOE y a un 50,8% de los de Vox.
¿Qué tiene el nuevo líder del PP que no tenía Casado para que una parte muy significativa de antiguos votantes de Ciudadanos y de Vox se sientan atraídos por su figura y para que incluso los electores socialistas no tengan de él una imagen mayoritariamente negativa?
Verónica Fumanal, presidenta de la Asociación de Comunicación Política (Acop), cita tres motivos que explicarían la aparente fortaleza de Feijóo en estos momentos: la coyuntura de la que viene, la indefinición sobre lo que piensa y el poco tiempo transcurrido desde que se hizo con las riendas del PP.
“Después de una crisis tan dramática” como la que ha vivido el PP, cualquier relevo en el liderazgo “hubiese sido balsámico”. Ese es el factor coyuntural que explica el “apaciguamiento” interno que vive el partido. “Al menos de momento”, aclara, porque las tensiones que ahora han sido enterradas pueden volver a estallar si se dan las circunstancias adecuadas. “Las espadas estaban bajo tierra también con Casado” y pasó lo que pasó. Y las elecciones municipales y autonómicas, se aventura a decir Fumanal, pueden reavivar las luchas intestinas. “Si Isabel Díaz Ayuso saca mayoría absoluta creo que va a forzar la máquina para que el partido, cuando se defina realmente, vaya hacia sus posiciones”.
En segundo lugar, cita la resistencia del líder del PP a tomar posición sobre numerosos asuntos. “Feijóo no ha abierto la boca”, exclama, entre otras cosas porque no lo necesita. “Afortunadamente para él tiene dos condiciones que son muy importantes, muy apreciadas por el electorado y que son imprescindibles” para un candidato.
El “aura presidencial”
“Una es el nivel de conocimiento: parte de uno muy superior al que tenía Casado, que se tuvo que dejar barba porque lo confundían con Albert Rivera”, recuerda. La otra es lo que Fumanal llama “el aura presidencial, algo que todos los candidatos aspirantes a un cambio y que están en la oposición intentan conseguir”, pero que Feijóo tiene de salida porque “lleva 13 años de presidente en Galicia”.
Un aura a la que, paradójicamente, habría contribuido el PSOE habiéndolo puesto durante años como ejemplo. “El hecho de que Feijóo sea bien visto por los votantes del PSOE no nos tiene que sorprender cuando muchas veces han sido ellos quienes” le han retratado como un moderado frente a Ayuso o Casado. “Ahora el bumerán vuelve”, ironiza.
No obstante, la presidenta de Acop cree que “esto no ha hecho más que empezar” y recuerda que “Feijóo entiende los tiempos de la comunicación política como los entendía Rajoy”. Eso significa que “no tiene prisa, no tiene ansiedad por salir. El tiempo no corre en su contra como sí lo hacía con otros liderazgos que necesitaban redefinir un proyecto o subir el nivel de notoriedad: él esto ya lo tiene”.
Fumanal sostiene que Feijóo lleva trece años labrándose “una imagen de “moderado” y “buen gestor” que no siempre se corresponde con la realidad, a juzgar por los datos reales que ha dejado en Galicia. Una imagen de alguien “menos ideológico, más tranquilo” al que suma un elemento que a ella le parece particularmente relevante en el contexto del PP: es un líder que habla gallego. “Y esto, que tendría que ser una cuestión absolutamente normal”, es un contraste “tremendo” en un partido que se ha dedicado a azuzar las guerras lingüísticas en Cataluña, la Comunitat Valenciana o Illes Balears. Es un elemento más, argumenta, para que los electores lo perciban “como alguien diferente”.
Aunque en realidad, insiste, no sabemos mucho sobre él. “No ha abierto la boca”. “Es un señor bastante escurridizo”, que cuando no le interesa salir en la foto alega motivos de agenda, como ocurrió con la foto de Colón de 2019, “que persiguió a Casado y a Rivera y los aniquiló políticamente”.
Un político “resbaladizo, que se mueve muy bien en la ambigüedad”, y eso le beneficia a la hora de “lidiar con las dos almas que ahora mismo imperan en el PP”: la que huye de Vox y prefiere parecerse a la derecha europea, que representan políticos como Esteban González Pons, explica, y la que ve en los ultras unos socios de los que ir de la mano “para derrocar al gobierno socialcomunista”, que lidera Ayuso.
A Feijóo no le interesa hablar porque hablar es definirse y le va bien esa indefinición
“A mí me parece que a Feijóo lo que le interesa es no abrir la boca y seguir con la estrategia de esperar sentado. No le interesa hablar porque hablar es definirse y a Feijóo le va bien esa indefinición que hace que cada parte del electorado considere que está más cercano a él de lo qe posiblemente esté”.
Y eso incluye, claro, a los votantes de Vox. Cuanto más ha crecido en intención de voto la extrema derecha más ha sumado electores menos radicalizados que en un momento dado pueden volver al PP.
Concentrar el voto
“El votante de Vox, que en su mayor parte apoyó en el pasado al PP”, se puede sentir tentado de concentrar el voto en Feijóo si llega a creer “que va en serio”, que “puede desplazar a los socialistas”, sostiene Toni Aira, profesor de Comunicación Política de la UPF-BSM. Algo que no ocurrirá si cree que el PP tiene “una expectativa remota de ganar” o si, como sucedía con Casado, tenía “un liderazgo que no veía de presidente”.
Aira, como Fumanal, llama a ser prudente en las evaluaciones del efecto Feijóo, porque “las lunas de miel” en política, “como los matrimonios, como casi todo hoy en día, duran menos”. Aunque ahora mismo prime “la novedad” de un cambio de liderazgo que genera una “expectativa”.
“Veremos cuánto dura”, advierte. “En Barcelona, por ejemplo, el efecto Valls, cuya candidatura se presentó en septiembre (de 2018), cuando llegaron las elecciones de mayo se había diluido hacía meses”. Lo que vaya a pasar con Feijóo “dependerá evidentemente de las cualidades” del nuevo líder y del arraigo que consiga su proyecto más allá del “efecto inicial”. “Es raro el nuevo liderazgo que no genera de entrada una expectativa de mejoría, de cambio positivo. Otra cosa es la solidez de esa apuesta, que hoy en día cada vez más se ve antes si tiene fondo o no”.
En opinión de este profesor, la política actual es mucho “más vulnerable al escrutinio de los otros” que antes. La “trampa y el cartón, si es que existen”, se detectan más rápido. Del mismo modo, también “la gente se cansa más rápido de todo”. Por eso, en su opinión, “al PP le convendrían unas elecciones rápidas en España para aprovechar el efecto” Feijóo. “Pero no depende de ellos. Depende de quien busca el efecto contrario, que lo de Feijóo se vaya diluyendo”.
Parece que ya nos hemos olvidado de que las mayorías en España clásicamente se han decantado gracias a un voto basculante
Las elecciones andaluzas, anticipa Aira, serán “un buen termómetro” pera conocer el “fondo del personaje” que nos han vendido, siguiendo la terminología de Cayetana Álvarez de Toledo, como “el adulto en la sala” después de años de política infantil. Frente a lo que Casado representaba, especialmente durante la pelea con Ayuso, Feijóo “viene avalado por una gestión institucional y un liderazgo en una comunidad que ha sido un mar en calma” dentro del PP.
“Ese contraste ya es positivo para las bases del PP y para su votante potencial, que evidentemente tiene frontera tanto con Vox como con el PSOE”. “Parece que ya nos hemos olvidado de que las mayorías en España clásicamente se han decantado gracias a un voto basculante que, dependiendo de unas elecciones o de otras, de una situación política y social u otra, de un liderazgo u otro, pasan de votar PP a votar PSOE” y viceversa.
Cambio de bando
Ese grupo de electores, aunque no sea mayoritario, “dependiendo del contexto, de la gestión del gobierno de turno y del grado de cansancio que puedan tener [los votantes], puede ser decisivo”. Si a “una parte de los votantes socialistas no les gustan los compañeros de viaje de Pedro Sánchez, no les gusta su gestión o quieren cambiar de etapa” porque “culpabilizan al Gobierno” de la situación económica, sea o no responsable de ella, pueden cambiar de bando “si al otro lado tienen una alternativa que ven solvente, plausible o creíble en clave de Gobierno”. Igual que no la veían con Casado.
El consultor de Comunicación Luis Arroyo considera bastante obvio que lo que aporta Feijóo frente a Casado es la “novedad”, pero igual que los otros expertos consultados por infoLibre advierte que “habrá que ver” qué pasa “cuando empiece”, porque aún es “un recién llegado”.
Cuidado con Feijóo, porque en sus primeras intervenciones ya empieza a decir las mismas cosas que Casado. Habrá que ver lo que dura esto
El enigma Feijóo: el PP se entrega a la política sin identidad
Ver más
Que tenga una buena percepción por parte de electores de otros partidos tampoco le sorprende. “Es un personaje nuevo, virgen, en potencia más moderado, más tranquilo, que teóricamente vendría a ser un hombre de diálogo, de consenso”. “No me extraña que algunos votantes del PSOE digan que puede ser un buen presidente”, porque viene de presidir una comunidad autónoma transmitiendo una imagen de moderación que contrasta con la de un político “excéntrico como era Pablo Casado”.
Los electores prefieren la idea de “estabilidad” frente a “un jovenzuelo echado al monte” como era su antecesor. Frente a alguien “que decía cosas tremendas”, Feijóo llega ofreciendo una “sensación de veteranía”.
“Ahora bien, cuidado”, avisa Arroyo. “Porque en sus primeras intervenciones ya empieza a decir las mismas cosas que Casado. Habrá que ver lo que dura esto”. Y propone hacer memoria. En sus inicios a Pablo Casado también se le daba por presidente del Gobierno. Y a Albert Rivera, recuerda. Hace apenas unos meses había encuestas que decían que Casado iba a ganar al PSOE de Sánchez y ahora dicen que "el gran salvador será Feijóo”. “Veremos”.