La irrupción de Alvise sacude el espacio electoral de una derecha que ahora teme que se movilice la izquierda

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El resultado de las elecciones europeas del pasado domingo ha dejado muchas lecturas a izquierda y derecha del tablero, pero también ha planteado algunos interrogantes. Para el PP de Alberto Núñez Feijóo su victoria evidencia el cambio de ciclo que lleva pronosticando desde hace años, mientras que los socialistas presumen de haber resistido mejor de lo esperado. Si se extrapolara a unas generales, el PP mejoraría pero no tendría mayoría para gobernar de la mano de Vox —como ocurrió el pasado año— y dependería del partido de Luis Alvise Pérez, Se Acabó La Fiesta (SALF), que fue la sorpresa de la noche.

La suma de PP y Vox se quedaría en 174 escaños, solo dos por debajo de la mayoría absoluta, y Feijóo necesitaría los cinco votos de Alvise. La mayoría que sustenta actualmente al Gobierno de Pedro Sánchez en 2023 se quedaría, por su parte, en 170 diputados frente a los 178 actuales, por lo que la alianza no se podría repetir. Los datos demuestran que el bloque ‘anti Sánchez’ ha ganado peso y, aunque el PSOE no acusa un significativo desgaste, sus socios sí retroceden posiciones, especialmente Sumar, la coalición liderada por Yolanda Díaz.

Sin embargo, los expertos advierten de que no se puede extrapolar el resultado por múltiples razones. Una de ellas es la participación, ya que en unas generales se vota más que en las europeas, lo que afectaría al resultado final. Otra es el propio sistema electoral, que hace más difícil conseguir el voto en circunscripciones pequeñas y medianas. A esto se le suma que el sentido del voto puede no darse no de la misma manera en unas generales, donde está en juego la presidencia del país, que en unas europeas. Y también influye la propia movilización del electorado, el contexto y también la campaña, además del balance de la legislatura.

Con todos estos elementos, los expertos consultados se muestran precavidos sobre el impacto que podría tener una eventual candidatura de Alvise. Sin embargo, consideran que se trata de un fenómeno que no hay que minusvalorar y al que conviene prestar atención, ya que él mismo ha trasladado su intención de presentarse a las generales. Con todo, sí tienen claro que a quién perjudicaría esencialmente sería al bloque de la derecha ya que, además de dividir el voto, también podría ser un elemento movilizador para la izquierda.

De uno a dos escaños en las geniales por la participación y la circunscripción provincial

A juicio de Jaime Miquel, dedicado al análisis electoral desde la década de los 80 y tras trabajar como asesor para diferentes partidos, a día de hoy Alvise “tendría pocas posibilidades de obtener representación” en las generales, más allá de un escaño por Madrid y quizá por Murcia. “Eso no es nada, es pasar al mixto y ahí te quedas”, sintetiza, y considera que el “voto autoritario” va a seguir estando representado en Vox. “Lo vimos en Francia con [Marine] Le Pen y [Éric] Zemmour. Cuando irrumpió, parecía que iba a desbaratar todo el espacio de Le Pen, pero se ha visto que no es así. Los que votan saben lo que hacen”, resume en conversación telefónica con infoLibre

Para Verónica Fumanal, politóloga y experta en comunicación política, es “demasiado pronto” para saber si Alvise irrumpirá en el Parlamento español con fuerza. “Teóricamente faltan tres años y en política seis meses son una eternidad”, valora. “Dependerá mucho de lo que haga ahora con ese capital político de 800.000 votos. Si genera una estructura o un partido, si tiene talento o si es una persona que está en el Europarlamento disfrutando de sus prevendas de casta política, básicamente”, analiza la experta. Al igual que Miquel, destaca que su resultado en las europeas no se hubiera capitalizado de igual modo en unas elecciones generales. “Seguramente habría tenido uno o dos diputados, teniendo en cuenta la circunscripción y barrera electoral”.

El doctor en Sociología y director de Opinión Pública y Estudios Políticos de Ipsos España, José Pablo Ferrándiz, tacha de “incógnita” el futuro de Alvise. Considera que “podría hacer daño a la derecha” pero también destaca que la clave está en descifrar por qué los electores acuden a él como alternativa. Además del sentimiento de “hartazgo”, Ferrándiz subraya que no les mueven “temas identitarios” sino “aspiracionales”: “Es un público que cree que se está quedando atrás y muy específico, que no sé si en las generales votaría en la misma clave”, afirma. En esa línea, insiste en que los electores diferencian bien entre procesos y que “no es lo mismo votar a un alcalde, que a un presidente o a un eurodiputado”.

Alvise 'calca' la agenda de Vox y se nutre de un 20% de sus votantes

En IPSOS identifican que SALF se nutre de cerca de un 20% de los votantes de Vox y, en menor medida, provenientes de la abstención o de nuevos votantes. “Si se analizan los datos de los que disponemos, solo uno de cada diez abstencionistas en las generales del pasado año decía que iba a votar por Alvise”, señala, por lo que a quien hace principalmente daño es a Vox. En las europeas los de Santiago Abascal quedaron por debajo de la barrera del 10%, lo que perjudica enormemente a cualquier opción por el sistema de reparto.  

Miquel, sin embargo, considera que el futuro de Vox no está en peligro. “Las crisis que les atribuyen son sistémicas, pero están demostrando que saben moverse bien en el plano internacional. Si Abascal va a ver a [Donald] Trump, le recibe. También [Javier] Milei, [Benjamin] Netanyahu o [Giorgia] Meloni, como se ha visto en esta campaña”, destaca. “Vox ha trabajado esa inserción en un momento en el que las extremas derechas están al alza, ¿Alvise ahí qué pinta? Nada”, zanja.

Para Fumanal, la agenda de Alvise es un calco de la Vox. “Es un populismo vinculado al machismo, al negacionismo climático, a cuestiones que tienen que ver con los derechos humanos, con la xenofobia”, señala. La experta alude al factor generacional como la clave de su éxito, además del hecho de dominar las redes sociales, ya que su candidatura se ha construido desde ahí, sin medios tradicionales. “Una de las últimas encuestas del CIS cifraba en un 57% los españoles que se informaban a través de las redes sociales, es muchísimo”. A su juicio, ha conseguido “fagocitar” a Vox en ese campo y recuerda que los conoce bien porque “empezó siendo muy afín” al partido de Abascal y ahora “les ha pegado un mordisco”.

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No hay que olvidar que Alvise es un propagador de bulos profesional  que acumula causas judiciales y que, al ser elegido eurodiputado, pasará a tener la condición de aforado. Para Miquel tener ese paraguas de protección judicial es clave para explicar su candidatura y traza un paralelismo con José María Ruiz-Mateos, fundador de Rumasa, que en las europeas de 1989 obtuvo dos escaños —para él y para su yerno Carlos Perreau de Pinnick Doménech— bajo el eslogan 'Que me votes, leche'. “Alvise está emulando a Ruiz Mateos”, asegura el experto, que destaca que, a diferencia de lo que ocurría hace treinta años, ahora “irrumpir en el panorama político no requiere de presupuestos millonarios” gracias a las redes.

Para Fumanal, más allá de su búsqueda de protección judicial, cree que Alvise también se nutre del “descontento hacia el establishment”, con el que identifica al PP pero también a Vox, y analiza que serían los principales damnificados si logra asentar su candidatura, mientras “que a partidos de la izquierda no les toca ni un solo voto”. A su modo de ver deberían ignorarlo al igual que han hecho en campaña: “La irrelevancia es lo que le va a permitir estar en 800.000 votos, que son los convencidos. Pero pueden crecer si aumenta su presencia mediática y las referencias hacia él”, reflexiona.

Ferrándiz coincide y señala que ahora tiene predicamento en aquellas provincias donde la derecha tiene más fuerza, en el sur de España y también en comunidades como Madrid. “Decíamos que para que gobierne la derecha se deben dar tres condiciones: que no haya más de dos partidos en el bloque, que haya un trasvase de votos del PSOE al PP y una desmovilización de la izquierda. Alvise puede dar al traste con todo eso, porque divide a la derecha y a la izquierda no la deja indiferente. Es un elemento movilizador para ese bloque y una barrera para PP y Vox”, zanja. Con todo, también advierte de que tener a un competidor aún más ultra que Vox, podría beneficiar a los de Abascal y situarlos “ como algo moderado” .

El resultado de las elecciones europeas del pasado domingo ha dejado muchas lecturas a izquierda y derecha del tablero, pero también ha planteado algunos interrogantes. Para el PP de Alberto Núñez Feijóo su victoria evidencia el cambio de ciclo que lleva pronosticando desde hace años, mientras que los socialistas presumen de haber resistido mejor de lo esperado. Si se extrapolara a unas generales, el PP mejoraría pero no tendría mayoría para gobernar de la mano de Vox —como ocurrió el pasado año— y dependería del partido de Luis Alvise Pérez, Se Acabó La Fiesta (SALF), que fue la sorpresa de la noche.

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