Elecciones europeas

Irritación en el PSOE con Felipe González por defender la gran coalición en plena campaña

Alfredo Pérez Rubalcaba, con los periodistas en Jaén este lunes 12 de mayo, donde se suspendió el mitin por la muerte de Isabel Carrasco.

Juanma Romero / Yolanda González

Felipe González opina de tanto en tanto públicamente. Y, cuando lo hace, sus declaraciones se multiplican en los medios. Y esta vez ha pasado lo mismo, con la diferencia de que sus palabras, su defensa sin ambages de la gran coalición "si el país lo necesita", llegan en plena campaña electoral de las europeas, y han molestado, por "inoportunas", a dirigentes muy notables del partido. Sobre todo porque se tiene la sensación de que "no ayudan para nada" a la candidata socialista, Elena Valenciano, uno de cuyos mensajes es, precisamente, que PSOE y PP "no son lo mismo" y no tienen nada que ver. La incidencia en el resultado del 25-M está aún en el aire porque queda aún más de la mitad de la campaña por delante, pero sí se teme que pueda beneficiar a las pequeñas fuerzas que luchan contra el bipartidismo. Especialmente, Izquierda Unida. Y también al PP.

El pronunciamiento tan claro del expresidente del Gobierno en El objetivo de Ana Pastor, en La Sexta, a favor de una gran entente "si el país lo necesita" ratificaba, en su propia boca, las maniobras de los que venía informando infoLibre: los movimientos de sectores políticos, empresariales, periodísticos y de la propia Zarzuela para facilitar una gran coalición al estilo alemán tras las generales de 2015 si las urnas arrojan un Congreso fragmentado, con PP y PSOE muy debilitados y lejos de la mayoría absoluta. Ambos, juntos, según el deseo de los que alientan la operación, podrían mantener el statu quo. 

De lo que no cabe duda es de que las palabras de González a Ana Pastor removieron de arriba abajo el PSOE. Empezando por su jefe. Alfredo Pérez Rubalcaba, a primera hora, en una entrevista en Onda Cero, intentó zanjar el debate exhibiendo rotundidad: "Mientras yo sea secretario general del PSOE, no habrá un Gobierno de concentración". Eso sería tanto como dejar al electorado "sin alternativa", y no es "ni bueno para España ni por supuesto bueno para el PSOE", justificó. A partir de ahí se desencadenó una cascada de declaraciones públicas de dirigentes. Todas coincidentes: no es posible ese escenario en España, destrozaría al partido. Los cuadros del PSOE decían a los medios aquello que en privado subrayaban en las últimas semanas, cuando este diario les preguntaba por esta operación. 

Declaraciones en cadena

Juan Cornejo, secretario de Organización del PSOE andaluz, la federación más poderosa, lo descartó sin ambages: la apuesta de los socialistas andaluces es, si no logran la mayoría suficiente para gobernar en solitario, las "grandes coaliciones progresistas y de izquierdas", como el bipartito que está al mando de la Junta ahora mismo. "Felipe González hace sus reflexiones, que pueden ser o no compartidas por el PSOE-A, y este caso no las compartimos", sancionó. El presidente asturiano, Javier Fernández –el otro polo de poder del partido–, recalcó que "nadie en el PSOE contempla un Gobierno de coalición [con el PP] ni ahora ni en un futuro inmediato", ya que las circunstancias "ni lo exigen ni lo hacen factible".

Julio Villarrubia, el líder de los socialistas castellanoleoneses, se mostró convencido de que una entente con los conservadores "es absolutamente imposible" tanto "a corto, a medio y a largo plazo". Rotundo fue también en Twitter el secretario general del Grupo Socialista en el Congreso y posible candidato a las primarias nacionales, Eduardo Madina: "No hay ninguna opción de un pacto de gobierno con el PP. En mi opinión, el PSOE nunca formará una gran coalición con el PP". Para el número cuatro de la lista europea, el exministro Juan Fernando López Aguilar, "la única razón que podría explicar un gran entendimiento entre el PP y el PSOE sería una reforma constitucional", que los socialistas consideran "impostergable". Quizá el más tibio fue Guillermo Fernández Vara, secretario general del partido en Extremadura: dijo no ver "hoy" una alianza con el PP, y esta sólo sería posible en una "situación de extrema gravedad". 

Más allá de las declaraciones públicas, el comentario más compartido en todas las esquinas del partido, en Ferraz y en las federaciones, era que, cuando menos, las palabras de González habían sido "del todo inoportunas", una "bomba" en plena campaña que, objetivamente "hace daño" al PSOE, según las fuentes consultadas por este diario. "Se lo pone en bandeja al PP, porque tiene una coartada para hacer más ajustes, y a IU, que puede incidir en su mensaje de que somos lo mismo", reconocía sin rodeos una dirigente del equipo de Rubalcaba. "Ha fulminado la campaña –apuntaba, más severo, un responsable madrileño–. Lo peor no es lo que dice, sino lo que está detrás, que forma parte de la línea de Prisa y de Juan Luis Cebrián de favorecer el acuerdo, y que en el PSOE no tiene ninguna posibilidad". Desde Andalucía, un destacado miembro del Gobierno de la Junta, que preside Susana Díaz, también asumía lo obvio: "Claro, al PSOE no le ayuda nada. No nos beneficia. Pero Felipe ha visto que no ha encontrado ningún calor en el partido". "Oportuna no es su opinión, pero me tranquiliza que Alfredo haya salido al paso tan rotunda y rápidamente", convenía un alto cargo manchego, otra de las federaciones de peso en el PSOE. 

Alivio tras la entrevista de Rubalcaba

Esta última es otra de las reflexiones bastante compartidas: que el partido respiró en cuanto Rubalcaba desdijo a González en Herrera en la Onda, porque así se buscaba cortar de raíz el debate. No le quedaba otra. "Si no hubiera tenido la entrevista programada, habría salido a decirlo, porque no podía dejar pasar esto", advertía una dirigente de su confianza. 

La pregunta es por qué. Por qué el expresidente apostó por la gran coalición en La Sexta y por qué ahora, en campaña electoral. Aquí las lecturas son dispares. Algunos dirigentes se esforzaban en subrayar que se trataba de una "reflexión" de González –el término empleado, por cierto, por Rubalcaba y su secretario de Organización y director de campaña, Óscar López–, explicables por su carácter, por sentirse "por encima del bien y del mal", sin ataduras de cargos orgánicos. "Es más una visión intelectual que otra cosa, y no es nadie, orgánicamente, dentro del partido. Los expresidentes no son controlables", afirmaba un dirigente andaluz. "Su opinión es tan respetable como la de cualquier otro compañero, aunque él tiene un predicamente en el PSOE que puede condicionar, claro", condecía una responsable muy próxima al manchego Emiliano García-Page.

Otros cuadros sostenían que González no es, precisamente, un recién llegado en política, que no da puntada sin hilo, y "sabe que cualquier declaración suya marca la campaña". "Él no se calienta en La Sexta, va con esa idea a la tele. Sabe lo que dice", señalaba un destacado cargo territorial, quien a su vez remarcaba el hecho de que el expresidente es "un hombre cercano a Rubalcaba", que apostó por él en el congreso de Sevilla incluso. 

Más motivos para el pesimismo

Un máximo dirigente de la ejecutiva federal apuntaba de forma distinta: el error había sido la cascada de declaraciones posteriores, que se visualice la discrepancia con González, cuando se tenía que haber incidido en que González no descartó la gran coalición, sí, pero puso muchos matices, como que se produjese una "situación difícil y complicada". "Cuando oí a Alfredo por la mañana pensé que la habíamos jodido. Era tan sencillo como decir que Felipe no dijo exactamente eso. El fallo ha sido el recorrido que le hemos dado nosotros mismos", reflexionaba este responsable, quien a continuación añadía que para nada comparte la opción de una gran entente. 

¿Qué incidencia tendrá en la campaña? Aún es difícil de computar y aún queda más de una semana hasta la cita con las urnas, así que la esperanza es que el pañuelo agitado por González se vaya difuminando. Una responsable rubalcabista ponía como ejemplo que el debate ya había quedado sepultado en la tarde de ayer por el asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco. Pero el temor compartido es que pueda acabar revirtiendo a favor de IU y UPyD, así como al resto de pequeños partidos, y también al PP, cuyo candidato, Miguel Arias Cañete, ha sido otro de los que ha levantado la polémica al apostar en una entrevista con Colpisa por la gran coalición "si el interés general lo exige en el futuro". Para un dirigente de primer nivel de Ferraz, sin embargo, el problema reside en la propia campaña socialista y en sus mensajes, que a su juicio debería centrarse más "en los jóvenes y el empleo", y no tanto "en las mujeres y el aborto", porque ese asunto "ya está descontado" y los ciudadanos conocen la opinión del PSOE. Él, como otros responsables, no puede ocultar su pesimismo por el resultado del 25-M, malo según indican todas las encuestas. 

El PSOE ha intentado orillar la aparición de González en campaña contraatacando con el caso Extremadura. Enfatizando cómo, según dijo López, "el único acuerdo que permite que haya un Gobierno de derechas es el que tiene IU en Extremadura", al facilitar la investidura del conservador José Antonio Monago en 2011 y al abstenerse mañana miércoles en el Parlamento de Mérida en la moción de censura presentada por Vara. Algunos cuadros socialistas estiman que debe hacerse más hincapié en esta "contradicción" de IU y que es ella la que debe explicarse y no ponerse "muy exquisita". Otros estiman que la estrategia ha sido errada, porque "ha tenido poco recorrido", ya que ni Vara ha podido "demostrar su autonomía, pues depende de IU y de los regionalistas", y tenía que haber "consensuado" su iniciativa con ellos antes. En el partido también se oyen críticas por "enfrentar a la izquierda", en lugar de centrar el tiro en el PP. Desde Extremadura, una dirigente próxima a Vara recordaba que la intención primera del secretario general no era "ir contra" la federación de Cayo Lara, sino mostrar a los ciudadanos que el PSOE representa una "alternativa". 

"Esto no es un invento de IU"

Izquierda Unida, mientras, irradiaba satisfacción. Durante el fin de semana consensuó su posición en la región con su federación, y defendió el rechazo a la moción porque Vara no "dialogó" nada con IU ni presentó un proyecto de Gobierno. Así que sentía que su postura era de suyo "defendible". Pero la entrevista de González le llenaba de más argumentos. "Felipe no está solo, y él es el referente de mucha gente. Apuntala lo que venimos diciendo de las operaciones para salvar el bipartidismo. Y esto no es un invento de IU", aseguraba Miguel Reneses, secretario de Organización. "Desnuda la estrategia de fondo de alguna parte del PSOE y es una puñalada a la campaña de Elena. Él sabe de lo que habla, y sabe qué incidencia tiene, tanto que tuvo que salir Rubalcaba", abundó Ramón Luque, secretario de Acción Electoral. En el equipo de Lara se anticipa que el efecto del no a la moción de Vara "ya iba a ser mínimo", por lo "electoralista", pero ahora ya "se ha anulado" con las palabras del expresidente

En opinión de IU, además, el debate no se zanja tras las declaraciones de Rubalcaba. "Esa es la pregunta del millón, y la que va a rondar hasta 2015, la que se hará a todos los candidatos a las primarias", advertía Luque. "Rubalcaba ha hecho lo que era previsible. Pero el tema marcará este ciclo electoral, porque no depende sólo del PSOE, sino de los ámbitos interesados en la gran coalición", completó Reneses. 

La federación, desde luego, no va a soltar la presa. Ayer, multiplicó su ofensiva en las redes sociales y en actos públicos. Lara alertó desde Murcia de que "un fantasma recorre Europa" –parafraseando el Manifiesto comunista de Marx y Engels–, que es el de la gran coalición, razón por la que ni PP ni PSOE tienen programas electorales, sino que actúan según les "diga la troika". El número uno de las europeas, Willy Meyer, dijo en Canal Sur que ve "muy muy ultimada" la operación del expresidente del Gobierno

¿Y el PP? ¿Cómo encajó la entrevista de González con Ana Pastor? Las fuentes consultadas por infoLibre en el PP subrayaban ayer que el debate sobre un Gobierno de concentración es “prematuro”. Primero, porque queda todavía tiempo para las próximas elecciones generales y “no hay que adelantar acontecimientos”. Y segundo, porque no quieren trasladar la idea de que tiran la toalla convencidos de que no van a volver a ganar unos comicios por mayoría absoluta.

PP: si el escenario es convulso, a lo mejor conviene

Hechas estas advertencias, desde la dirección nacional del partido ven muy difícil que, a día de hoy, tal y como están las relaciones entre los dos partidos mayoritarios fuesen a logran un entendimiento. “Se cuentan con una mano las veces que nos hemos puesto de acuerdo en esta legislatura. Salvo cuestiones muy puntuales, el modelo del PSOE es totalmente diferente al del PP”, relata un dirigente con despacho en la sede nacional de los conservadores.

Otra cosa, y en ese contexto entienden las declaraciones del candidato conservador al Parlamento Europeo este fin de semana es que “por el bien de España y sus ciudadanos” fuese necesario el entendimiento de los dos grandes partidos. “Una cuestión de estabilidad política”, resumen. Este lunes, otro destacado miembro del Gobierno –Cañete acaba de salir para enrolarse en la aventura europea–, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, apoyaba a su antiguo compañero de los consejos de ministros. Y el propio Cañete hablaba de “acuerdos puntuales” entre los dos grandes partidos.

Si bien en las últimas semanas desde el PP y el Gobierno rechazaban hablar en público sobre la posibilidad de una gran coalición a la alemana, los conservadores han optado por meterse de lleno en este debate justo recién arrancada la campaña electoral de las elecciones europeas. El resumen de su postura es el siguiente: no es el escenario ideal, sería un experimento porque en España no hay cultura de este tipo de pactos, pero si se produce un escenario muy convulso, a lo mejor es necesario el acercamiento.

¿Les beneficia? ¿Les perjudica? En el partido que preside Mariano Rajoy subrayan que el efecto de esta polémica, cuyo origen atribuyen a Felipe González, no les afecta a efectos electorales. “En todo caso, nos beneficiaría porque nuestro electorado podría movilizarse más para evitar que tengamos que depender de los socialistas para gobernar”, apunta un dirigente regional. La misma fuente sostiene que tras las declaraciones de Cañete sólo puede verse a “un hombre de Estado” y se muestra convencida de que los ciudadanos dan menos importancia a estas cuestiones que la clase política. “La gente está a favor de los pactos”, resume.

"Una forma de evitar más fugas"

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Sí tienen claro que el principal perjudicado es el PSOE de Rubalcaba, que ha salido en tromba a negar esta posibilidad. Para las fuentes del PP consultadas, este tipo de mensajes disparan contra la intención de los socialistas de “aglutinar a toda la izquierda”, máxime cuando el tema estalla en una campaña electoral en la que el PSOE se presenta como el antagonista de los recortes emprendidos por el Gobierno de Rajoy. En esta idea intentó este lunes ahondar el número dos del PP al Parlamento Europeo, Esteban González Pons. "No se puede presentar a las elecciones europeas un candidato en coalición con el PP y después decir que en España nunca se pactará con el PP. A los electores hay que decirles siempre la verdad", espetó recordando que el SPD de Martin Schulz, candidato socialista a presidir la Comisión Europea, es socio de gobierno de Angela Merkel en Alemania.

También ve el PP un claro vencedor en este debate que ha entrado de lleno en campaña electoral: Izquierda Unida. “A IU le viene genial para atraer el voto a sus siglas ahora que le habían surgido otros competidores como Podemos, Equo… A lo mejor es una forma de evitar más fugas”.

El PSOE, en todo caso, ya está deseando pasar página para concentrarse en su siguiente gran hito de la campaña, el debate de esta noche en TVE, si no se aplaza, de Valenciano contra Cañete, en el que espera, según fuentes del Comité Electoral, que se demuestre que "quede claro que el PP sólo propone más de lo mismo y que es incapaz de promover un cambio porque está atado" a las políticas de Merkel y del oponente de Schulz, Jean-Claude Juncker.

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