Crisis del coronavirus
El 'milagro Ayuso' no existe: Madrid, líder en contagios tras un descenso más lento que el de comunidades más golpeadas
En menos de un mes, y a pesar de la mejoría en sus datos compartida con el resto de España, la Comunidad de Madrid ha pasado de ser la séptima más afectada por el covid al primer puesto, solo por detrás de las ciudades autónomas. Con diferencia sobre sus competidoras y con una presión asistencial que, sin situarse en niveles extremos, no termina de bajar y puede ser comprometedora si cambia la tendencia. Fue la única que evitó cerrar el interior de bares y restaurantes de entre las regiones más golpeadas por la tercera ola: sus responsables políticos aludían a la "falta de evidencia científica" de que esta medida surtiera efecto, dando cifras sobre el porcentaje de casos detectados en reuniones en domicilios particulares que no eran ciertas. Su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, sigue defendiendo su gestión frente a las suspicacias del Gobierno central, que habla de una desescalada "demasiado rápida, demasiado ligera y poco responsable".
Los datos están mejorando en la Comunidad de Madrid. Baja la incidencia acumulada (casos/100.000 habitantes) a 14 días, así como las hospitalizaciones y los ingresos en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Pero no bajan tan rápido como los de otras comunidades gravemente afectadas por la tercera ola desatada tras la navidad, que aplicaron medidas más estrictas. La región es este jueves y por varios días consecutivos la líder en IA/14 días, con 339 casos, sin contar Ceuta y Melilla. La Comunitat Valenciana, que hace unas semanas marcaba 400 puntos más y cuyos hospitales encaraban la presión más extrema del país, ahora cuenta con 176 de incidencia acumulada. En cuanto al porcentaje de pacientes covid en las UCI, Madrid también está a la cabeza: 44,75%.
Como se puede comprobar en el gráfico, el descenso de la incidencia acumulada a 14 días de Madrid tras alcanzar el pico de la tercera ola ha sido menos pronunciado que el de las comunidades que estaban peor; si bien es cierto que su ascenso, de la misma manera, fue menos vertiginoso. En concreto, está cayendo al 30% semanal frente al 40% que se alcanza de media en el país. Sin embargo, la ocupación de UCI, también líder en todo el país, desciende mucho más lentamente: a razón de un 5% por semana. El pico de la tercera ola en cuanto a porcentaje de pacientes covid se alcanzó el 4 de febrero según la recopilación del Ministerio de Sanidad, con un 52,79%. 18 días después, y pese a la mejora general, se sigue situando en números que indican una alta presión.
Incidencia acumulada por comunidades autónomas.
Extremadura, Comunitat Valenciana, Murcia, La Rioja, Castilla y León y Castilla-La Mancha fueron las más golpeadas por la tercera ola, con incidencias superiores a los 1.000 casos. Algunas, como Extremadura o Comunitat Valenciana, habían pasado la primera y la segunda ola prácticamente indemnes en comparación: pero otras, como Murcia, La Rioja, Castilla y León, alcanzaron máximos en las dos últimas crisis de transmisión descontrolada. Todas tomaron entre enero y febrero medidas estrictas de control, entre las que se incluyó el cierre de, al menos, el interior de bares y restaurantes, y todas iniciaron entre finales de enero y principios de febrero una bajada igual de abrupta que la subida.
Tras este pelotón de cabeza se situaron Madrid y Andalucía, cuyos máximos de incidencia no llegaron, por poco, a superar la frontera psicológica de los 1.000 casos. El Gobierno de Juan Manuel Moreno (PP) decidió clausurar toda la actividad no esencial de las localidades que pasaran dicha barrera. Y tras estar en niveles muy parecidos a principios de febrero, ahora se distancian por casi 100 puntos. Aragón, Galicia, Islas Baleares o Cataluña, al igual que la región gobernada por Ayuso, cuentan también con bajadas suaves: pero sus picos fueron más leves, sin llegar nunca a los 800 casos que la Comunidad de Madrid superó durante 13 días consecutivos. Todas pusieron más limitaciones a la hostelería.
Un discurso infatigable contra el "todo cerrado"
La presidenta de la Comunidad de Madrid volvió este lunes a defender su decisión de no clausurar al menos el interior de los bares y los restaurantes, la medida que más influye en la transmisión según creen muchos epidemiólogos y el propio director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (Ccaes), Fernando Simón. En esta ocasión, utilizando como pretexto las múltiples concentraciones en domicilios detectadas estos últimos días en la región por la policía. Si "todo estuviera cerrado se producirían muchas más fiestas ilegales", aseguró.
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"¡Es un delito en Cataluña, con el clima que tenéis, tener todo cerrado!", aseguró la presidenta madrileña en plenas elecciones catalanas. La curva en Cataluña durante la tercera ola nunca llegó a superar a la madrileña. Su vicepresidente, Ignacio Aguado, argumentó que cerrar bares y restaurantes para controlar la pandemia no estaba respaldado por la "evidencia científica" y, en diferentes comparecencias, cifró entre el 70 y el 80% el porcentaje de casos detectados en "eventos familiares y sociales" en domicilios: los datos de trazabilidad de la propia Comunidad, publicados la semana pasada, le desmienten. El liderazgo en incidencia acumulada y en porcentaje de pacientes covid en las Unidades de Cuidados Intensivos no fue motivo suficiente para relajar las medidas, en todo caso: pasando de reuniones de cuatro a seis en la hostelería y atrasando el toque de queda hasta las 23 horas.
Hasta este jueves, la estrategia madrileña había pasado desapercibida, al menos en público, para el Gobierno central. Pero el Congreso fue el escenario elegido por el presidente, Pedro Sánchez, para volver a los ataques a Ayuso que marcaron la segunda ola española. Aseguró que la desescalada que está ejecutando Ayuso es "demasiado rápida, demasiado ligera y poco responsable".
Altos cargos de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid firmaron un artículo en The Lancet Regional Health en la que aseguraban que la segunda ola en Madrid se "desmontó". Prensa nacional e internacional habló del "milagro" de Ayuso, conteniendo los contagios de septiembre sin tomar medidas duras. Sin embargo, la bajada de los contagios tras el pico prematuro se produjo muy lentamente, mucho más que en otras que pasaron por cifras similares semanas después: tras dos meses de caída, el 9 de diciembre se alcanzó el mínimo desde verano. 191 casos de incidencia acumulada, por encima de los 150 que marcan las autoridades internacionales para considerar la pandemia controlada.