El PP cierra la campaña pactando (por unas horas) con EH Bildu en el Ayuntamiento de Vitoria
En plena recta final de la campaña electoral, a dos días de la jornada de votación, el PP se ha visto obligado a dar marcha atrás en un acuerdo con EH Bildu en el Ayuntamiento de Vitoria para repartirse las once presidencias de las comisiones del pleno municipal, en las que se debaten las iniciativas de los diferentes grupos. Lo han hecho después de que el pacto se hiciera público, forzados por la presión de la dirección nacional del partido, liderada por Alberto Núñez Feijóo, a pesar de que hace tiempo que los representantes locales del PP han normalizado relaciones con los abertzales.
Génova no quiere que una práctica rutinaria en la corporación de la capital del País Vasco, donde la oposición se reparte habitualmente la presidencia de las comisiones, contradiga el cordón sanitario contra EH Bildu que el PP ha convertido en una de las columnas vertebrales de la campaña de Feijóo contra Pedro Sánchez en su camino hacia la Moncloa.
Para tratar de visibilizar que no habían acordado lo que habían pactado a la vista de todos, el PP ha acabado renunciando a sus presidencias de comisión y ofreciéndoselas a representantes del PSOE vasco y del PNV.
La asignación de las presidencias se había llevado a cabo inicialmente con los votos de EH Bildu y el PP, a los que se sumó Elkarrekin Podemos, y la abstención de los grupos que conforman el Gobierno municipal, PSE y PNV. Cada una de las once comisiones informativas está integrada por 15 concejales en proporción al resultado electoral: EH Bildu (4), PSE-EE (3), PP (3), EAJ-PNV (3), Elkarrekin (2).
Acuerdo contra Bildu
En las elecciones del 28 de mayo, el partido más votado fue EH Bildu con el 22,8% de los votos y siete concejales. PSOE (21,9%), PP (20%) y PNV (19,6%) empataron a seis ediles y Elkarrekin Podemos se quedó con tres. El día de la constitución del ayuntamiento, la candidata socialista, Maider Etxebarria, consiguió el bastón de mando con el apoyo de PP y PNV. Los concejales conservadores aplicaron el criterio de Feijóo de cortar el paso a alcaldes de EH Bildu y por eso apoyaron la candidatura socialista. El compromiso del candidato del PP para que gobierne la lista más votada no es de aplicación cuando se trata de la izquierda abertzale.
Fue el PNV, a quien la formación liderada por Arnaldo Otegi había acusado de pactar la Alcaldía con el PP, el que aprovechó el reparto de presidencias de las comisiones para reprochar a su vez el “cinismo de EH Bildu” por llegar a un acuerdo con los de Feijóo.
A través de un comunicado, la formación jeltzale criticó que durante la campaña electoral “EH Bildu haya intentado confundir al electorado vasco anunciando pactos inexistentes con el Partido Popular e incluso Vox, cuando todo el mundo sabe que es mentira”. “Hoy, en este ayuntamiento, en la primera de las oportunidades que han tenido EH Bildu y el PP para negociar, pactar y acordar, lo han hecho”. “Se han sentado, han consensuado y se han apoyado, para repartirse las presidencias de todas las comisiones municipales; dejándonos al margen al resto”.
Lo cierto es que, a pesar del enfado del PNV y de la decisión de Génova de obligar a sus concejales a renunciar a sus presidencias de comisión, la tradición en la capital alavesa siempre ha dejado esos puestos en manos de los partidos de la oposición —en este caso EH Bildu y PP—. Pero el empeño de Génova en marcar distancias con los abertzales le ha puesto fin.
El PP habla de una trampa
El PP de Vitoria asegura además que el reparto con EH Bildu tenía el visto bueno tanto del PNV como del PSOE vasco (PSE-EE), pero que han aprovechado la coyuntura electoral para desmarcarse con una abstención en el momento de la votación, para evidenciar un pacto con los abertzales que, según ellos, nunca ha existido.
En su descargo, el PP local ha subrayado que presidir una comisión no supone más que establecer el orden de los debates y los turnos de intervención de las distintas iniciativas, que en la mayoría de los casos son preguntas que la oposición formula al Gobierno municipal, además de iniciativas de participación ciudadana. No tiene ninguna función ejecutiva ni supone ninguna retribución extra, sostiene el Partido Popular.
“No existe ningún acuerdo ni pacto ni alianza con Bildu para presidir las Comisiones del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz”, aseguran. “No es más que una treta del PNV y del PSE-EE, que están muy nerviosos en el último día de campaña electoral para intentar visualizar algo que no es cierto”, para llevar a cabo una “tergiversación de los hechos en el día de hoy”. Razón por la cual han decidido renunciar a las presidencias de las comisiones.
La normalización de las relaciones políticas entre el PP y EH Bildu en el Ayuntamiento de Vitoria no es algo nuevo, pero se ha convertido en una realidad muy incómoda para Alberto Núñez Feijóo, cuya campaña electoral se ha basado en buena parte en denunciar que el Gobierno de Pedro Sánchez “blanquea” a los abertzales al tratarlos como una fuerza política más y no como los “herederos de ETA” que, según el PP, siguen siendo.
De la normalización al boicot
Fue en este municipio, cuando el alcalde era Javier Maroto, hoy portavoz del PP en el Senado, donde los conservadores no solo llegaron a acuerdos con Bildu sino que defendieron la normalización política de la izquierda abertzale una vez que ETA ya no existe. Ocurrió hasta en cuatro ocasiones entre 2011 y 2015, mientras al frente del Gobierno de España estaba Mariano Rajoy, e hizo posible la disolución de una agencia municipal, el proyecto de construcción de la nueva estación de autobuses, la apertura del Teatro Vitoria y un aumento del 41% del impuesto de actividades económicas para las grandes empresas, aunque el PP acabó incumpliendo este último acuerdo.
Aunque ahora sostiene exactamente lo contrario, en varias ocasiones Maroto defendió el diálogo y el acuerdo con Bildu: “La situación que tenemos ahora mismo en el País Vasco, lo que nos debe llevar a pensar es que es necesario hablar entre todos. Yo lo hago en el Ayuntamiento de Vitoria, hablo con el Partido Socialista, con el Partido Nacionalista Vasco y hablo con Bildu de temas municipales porque toca, y creo que excluir en este momento no está en la agenda”.
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“A lo mejor esto no se entiende en Madrid”, dijo en otra entrevista. “Pero es que yo soy vasco. Los políticos que no entiendan en este momento la necesidad de abrir puentes, que solo se puede ser útil en la política hablando con otros, hablando entre diferentes, los que no entiendan esto, quizá no deberían estar en la política de hoy”.
En vez de eso, Feijóo califica a EH Bildu de “secuaces de ETA” y niega el derecho de participación política a quienes, según él, “planificaron, ejecutaron o aplaudieron crímenes”. De hecho, una parte sustancial del programa con el que se presenta a las elecciones descansa sobre la promesa de revisar todas las leyes que hayan contado con el voto favorable de los abertzales. Esa es la razón por la que Feijóo defiende la derogación íntegra de la Ley de Memoria Democrática.
El PP, de hecho, lleva meses difundiendo el bulo de que Bildu gobierna España, cuando lo único que ha habido son acuerdos puntuales en relación con determinadas leyes. Los abertzales han servido durante toda la legislatura para alimentar la desinformación del PP, que ha llegado a asegurar que Sánchez había pactado con ellos la liberación de presos de ETA o la retirada de la Guardia Civil del País Vasco. Lo primero nunca ha tenido lugar; lo segundo es fruto de un acuerdo político muy similar al que el PP de Feijóo apoyó en su momento para Galicia y que afectaba a la transferencia de las competencias de tráfico.