La nueva legislatura
El PP defiende por “responsabilidad” una investidura de Feijóo que da prácticamente por perdida
Sin nuevos socios a los que agarrarse y una votación por delante condenada al fracaso, en el PP no tienen más remedio que aplicarse a fondo para justificar que Alberto Núñez Feijóo se haya empeñado en presentarse a la investidura como presidente del Gobierno.
En Génova saben que salir bien parado de la votación es una tarea prácticamente imposible. “Es un proceso de investidura complicadísimo; extraordinariamente complicado", dicen. “Es muy difícil”. “Pero no vamos a dejar de intentarlo” aunque “probablemente no dé resultado”. ¿Por qué lo harán entonces? Por “responsabilidad”, se justificó este lunes el vicesecretario del PP Borja Sémper al término de la primera reunión del comité de dirección del partido tras las vacaciones. “Porque así nos la han otorgado los españoles con su voto y porque además el rey ha designado a Feijóo como candidato”. Es lo “lógico y razonable”. “Un candidato a presidir el gobierno tiene que cumplir si el rey le da su mandato, que es lo que ha sucedido”.
Un papel institucional al que Feijóo dice sentirse obligado, pese a tener la aritmética en su contra, pero que en realidad el PP quiere utilizar para otros fines que sugieren que en Génova están pensando en la repetición electoral. “Vamos a aprovechar para evidenciar dos modelos” distintos, confesó Sémper. “Uno, el que representa Feijóo, que no va a ceder en ningún aspecto fundamental, que no va a ser presidente del Gobierno a cualquier precio”. Y otro, el de Sánchez, que según el PP está dispuesto a todo. “Es necesario que en este proceso de investidura se visualicen dos modelos diferentes” y “sus enormes diferencias”.
De momento, aunque Feijóo invoque la necesidad de asumir un rol meramente institucional, la decisión de incluir a Junts en los contactos y no excluirlo como ha hecho con Bildu sigue levantado ampollas entre algunos dirigentes del PP, en especial de Cataluña, donde rechazan sentarse a la mesa con un partido “golpista”. El presidente catalán del partido, Alejandro Fernández, lleva varios días desafiando abiertamente la decisión de Génova de hablar con los independentistas —ni siquiera acudió al acto del partido del domingo en Soutomaior (Pontevedra)—, por más que Feijóo se empeñe en decir que dialogar no es lo mismo que acordar y subraye que no va a aceptar las condiciones de Junts en materia de amnistía y autodeterminación. Otros dirigentes tradicionalmente partidarios de posiciones maximalistas cuando se trata de independentismo, como son la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso o la diputada Cayetana Álvarez de Toledo, de momento guardan silencio.
“No somos una secta”
“No somos una secta, somos un partido político”, aseguró Sémper en nombre de Feijóo para tratar de hacer compatible con la estrategia de Feijóo la disidencia de Fernández, el máximo responsable del PP en Cataluña. “Puede haber matices, puede haber opiniones, puede haber tuits, está bien que la gente opine y que tenga sus posiciones”, pero hay una postura fijada por la dirección del PP, subrayó, que consiste en hablar con todos los grupos en el Congreso y que la única excepción será únicamente Bildu. No Junts.
Lo cierto es que la agenda oficial que el líder del PP asegura que ofrecerá al PNV y a Junts no incluye ninguna de las prioridades de estas formaciones y sí un no explícito a una amnistía destinada a zanjar definitivamente los procesos judiciales abiertos contra las personas acusadas en sumarios relacionados con el referéndum del 1 de octubre.
De momento, hay pocos datos concretos. El PP únicamente habla de iniciativas económicas “tendentes a conseguir que nuestra economía crezca” y “cree empleo”, y se pueda “sanear las cuentas públicas y a bajar impuestos". Una propuesta que completará con un programa de “regeneración institucional”, también por precisar, y un conjunto de “reformas urgentes” en materias como la financiación autonómica, el reparto del agua, la independencia y la mejora de la justicia, las pensiones, el reto demográfico o la sanidad.
En esa ronda de consultas no estará Esquerra, que se ha autoexcluido, ni EH Bildu, con quien el PP no quiere sentarse a hablar porque lo considera “un partido que considera que asesinar en España para defender una idea política tuvo una justificación política”. En realidad, la izquierda abertzale hace tiempo que asumió el daño causado por ETA y declaró que “nunca debió haberse producido, que a nadie puede satisfacer que todo aquello sucediera, ni que se hubiera prolongado tanto en el tiempo”.
En todo caso, la oposición del PP a la cesión de escaños del PSOE y Sumar a Junts y ERC para que tengan grupo propio en el Congreso y la manera en que ha calificado de “fraude de ley” la misma operación en el Senado, en la que está también involucrado el PNV, no parece que vaya a favorecer ningún acuerdo con estas formaciones de cara la investidura.
En su particular camino hacia la votación, que tendrá lugar a finales de septiembre, Feijóo ha decidido empezar por Pedro Sánchez, al que este mismo lunes invitó a mantener una reunión. Una propuesta que el presidente del Gobierno en funciones aceptó y que tendrá lugar este miércoles a las 10 de la mañana en el Congreso de los Diputados..
Una oferta para Sánchez
Oficialmente, el candidato de la derecha quiere “conocer la disponibilidad de Sánchez para avanzar en la estabilidad, en las reformas, en la mejora de la institucionalidad, en las medidas económicas que nuestro país necesita, pensando en el interés general de todos los ciudadanos españoles”. Borja Sémper, preguntado expresamente al respecto, no descartó que Feijóo esté dispuesto a negociar y firmar un acuerdo político con Sánchez para desarrollar un programa común. Ni siquiera su disponibilidad para impulsar una gran coalición PP-PSOE. ”Podemos explorar fórmulas en virtud de las cuales demos estabilidad al país, el que ha ganado las elecciones pueda conformar un gobierno y dé estabilidad para que España avance”, aventuró sin dar más detalles.
Son embargo, fuentes del PP reconocieron este martes que lo que Feijóo busca es plantear un “modelo que facilite la investidura de la lista más votada”, a pesar de que ya sabe que ni Sánchez ni el PSOE comparten ese criterio, contrario a lo dispuesto en la Constitución. Los socialistas, por su parte, no esperan nada de la reunión, más allá de que “el PP abandone el insulto diario y adopte una senda más constructiva para el país y los españoles y españolas”, señalaron fuentes de Ferraz.
Génova, en todo caso, no debe tener grandes esperanzas en la respuesta de Sánchez, porque Sémper volvió a criticar con extrema dureza al líder de los socialistas. Le echó en cara que siga sin felicitar la victoria electoral de Feijóo y le acusó de estar dispuesto a aprobar una amnistía únicamente pera “dar satisfacción” a sus intereses personales. “Sánchez está dispuesto a todo con tal de satisfacer sus intereses particulares, incluso a subastar el cumplimiento de la ley”, remarcó. El suyo es un modelo político “tóxico” en el que “vale todo con tal de ser presidente”.
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Feijóo no solamente quiere hablar con Sánchez, sino que, en su afán por mostrarse presidenciable, pretende conversar también con los presidentes autonómicos, a pesar de que institucionalmente las comunidades no juegan ningún papel en la investidura. El objetivo de Feijóo es impulsar un perfil abierto al diálogo poniendo en marcha una ronda de contactos —aún no se sabe si solamente telefónicos— con los que estén dispuestos a hablar con él, incluido el catalán Pere Aragonès, con la excusa de que desea conocer de primera mano sus necesidades de cara a la nueva legislatura.
Con quien no se sentará, según confirmó Génova, es con los portavoces de los grupos parlamentarios a los que va a pedir apoyo. Sólo lo hará con Sánchez. Una decisión que el PSOE considera “reveladora de la nula capacidad del candidato Feijóo para ser presidente”.
“Pretende que su investidura, además de fake, se realice por vía de personas interpuestas. Mientras él permanece atrincherado en la planta noble de la sede de Génova, enviará a las reuniones con estos grupos políticos a terceras personas, lo que entendemos como una falta de respeto y consideración a los grupos y sus votantes”. La conclusión de los socialistas es que “la dimensión de la pérdida de tiempo a la que el candidato Feijóo va a someter al país durante estas semanas crece cada día”.