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Las izquierdas frente al espejo del 9J: "Las ideas sin organizaciones detrás no van a ningún lado"

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El domingo 9 de junio por las noche las izquierdas asistieron con dolor a los resultados electorales. El PP ganaba, el PSOE resistía, Vox se consolidaba como tercera fuerza… y Se acabó la fiesta, el partido de Alvise Pérez, lograba el mismo número de escaños que el espacio de Sumar. Rabia, desasosiego, autocrítica. ¿Cómo se ha llegado hasta esta situación?

Ahora el espacio se encamina hacia un periodo de reflexión. El 23 de julio se consiguió resistir y conservar La Moncloa. Ahora Yolanda Díaz ha dejado su cargo orgánico, pero seguirá como vicepresidenta segunda. Movimiento Sumar ha encargado a una dirección interina grupal que pilote una transición para repensar la fórmula y hacer frente a un panorama político en el que ganan fuerza la derecha y los dos partidos de extrema derecha.

Es tiempo de reflexionar, de pensar tanto orgánicamente como programáticamente. Apenas ha habido tiempo durante un espídico ciclo electoral que arrancó con las municipales del 28M y que ha terminado con las europeas del 9J. Y algunos de los referentes de las izquierdas durante años y que ya no están en primera línea comparten sus sensaciones y propuestas con infoLibre.

"Se ha ido muy deprisa"

Gaspar Llamazares, ex líder de Izquierda Unida, pone especial hincapié en que hay que ver con un prisma europeo lo que pasó el domingo y no se puede “distorsionar” la radiografía como si fueran unas generales en España. Son unas elecciones, indica, en las que se vota “más con las vísceras que con el cerebro”. Y lo primero que pone sobre la mesa es la “corriente antipolítica” que hay en el continente y la fuerza de la ultraderecha, aunque cree que no va a afectar a la política de coaliciones de la UE. Especialmente se fija en el resultado que ha salido en Alemania, donde la extrema derecha de AfD quedó en segunda posición, por delante de opciones progresistas.

Pero se adentra también de lleno en lo que ha sucedido con Sumar: “Es consecuencia de una fusión en frío. Como pasó en su momento con Izquierda Unida y con Podemos. Suelen dar un resultado relativo. Se apuraron mucho los tiempos con la coalición de Sumar, que debajo tiene una serie de partidos que no se sienten identificados en esa superestructura. Ha habido una campaña muy especial. En algunas comunidades ha existido y en otras no".

“A esa fusión fría le falta calor. Y contenido al proyecto. En estos momentos es una coalición fundamentalmente de gobierno y una confederación parlamentaria, pero no es una coalición política”, analiza el antiguo coordinador de IU. Ahonda también en otra idea: “No se puede recurrir siempre al movimiento, que es un objeto volador no identificado. Se trata de qué formación política es posible a día de hoy. Se ha ido muy deprisa, eso ha traído tensiones. Se podía haber dulcificado”. 

"Habrá que modificar la forma de funcionar"

Llamazares prosigue: “Si le sumas la asunción de responsabilidad, que ha sido injusta, por parte de Díaz, lo que se ha abierto es una crisis. Se trata de reconducirla”. ¿Y cómo se da ese calor? Contesta: “En primer lugar reconociendo que los partidos, con sus virtudes y sus defectos, son imprescindibles en la democracia y en la izquierda. Habrá que modificar la forma de funcionar. Eso no quiere decir que haya que asumir sin más lo que digan. Sumar es un proyecto de gestión y una formación que, por otra parte, pretende ser una organización política. Hay que articular todo esto. Lo contrario es quedarse con una superestructura sometida continuamente a nuevas tensiones”.

“Ahora hay que ir sin prisa, pero sin pausa. Es evidente que la izquierda tiene que tener una configuración, la cuestión es que hemos constatado que no basta con una coalición electoral ni tampoco con una confederación parlamentaria. Hay que avanzar en una articulación de fuerzas y personas, eso tiene su tiempo. Hay que huir de la coalición pura y simple como del planteamiento ilusionista del movimiento. Hay que avanzar hacia una nueva relación de formaciones políticas y de ciudadanos”, resume Llamazares.

"No vale sólo ponerse de acuerdo para una lista electoral"

Tiene la palabra también Montse Muñoz, exdiputada y referente municipal progresista durante años al frente del Ayuntamiento de San Fernando de Henares (Madrid). Arranca diciendo que sería un error analizar el 9J sólo en clave nacional porque hay un mensaje europeo, del que no escapa España, de crecimiento de la ultraderecha.

Muñoz continúa: “Es un mal resultado de la izquierda a la izquierda. Tiene que ver con muchos factores, con la propia división y con la propia construcción del espacio de Sumar, que ha tenido poco tiempo. Desde que surge prácticamente ha habido cada mes unas elecciones. Es muy difícil así”. Hace esta radiografía del mapa político: “El PP ha subido y también Vox. Aparece una tercera fuerza de extrema derecha basada casi en la vulneración de los derechos democráticos como el de información. Estamos ante un escenario muy complejo y muy malo”.

Lo tiene muy claro: “Hay que ir a procesos más unitarios. Buscar cada uno su propio espacio en el escenario global que hay es un error. La izquierda está obligada a hacer un análisis de una nueva realidad. Hay que buscar elementos para enfrentar la situación. No vale sólo con ponerse de acuerdo puntualmente para un proceso electoral, sino que se tiene que construir un proyecto alternativo cada día”.

“La cuestión no es lo que hagan los partidos, sino la sociedad. Hoy la gente pide procesos unitarios más profundos, no que cada uno tenga su cuota. Entiendo que hay sensibilidades distintas y que cada una tiene que estar representada, pero hay que ser capaces de construir un proyecto colectivo para el país. Esto no es solo una lista electoral. Hay que enfrentarse con mucha valentía a lo que está pasando. Se trata de un modelo de país”, subraya insistentemente.

"Defender el modelo progresista sin complejos"

Muñoz dibuja este pensamiento: “Ese método de partidos era viable antes, pero esta nueva coyuntura nos obliga a repensar. No estamos ni siquiera en la situación de hace dos años. Es otro escenario, es una pelea sobre el modelo de sociedad que es muy dura. Hay una parte que está echando el resto y otra que parece que está más en la resistencia que en la ofensiva”.

¿Y qué hay que hacer? Muñoz responde: “Defender el modelo progresista de país sin complejos. Hay problemas obvios. Una parte importante de la ciudadanía progresista es muy consciente de que se nos ha hurtado el derecho a la información. Hay mucho bulo, mucha mentira, mucha manipulación. Y hay un problema con el Poder Judicial. Lo que hay que hacer es ser capaz de transmitir a la gente que hay otro modelo distinto. No se tiene que estar solo en resistir los ataques del otro”. “A veces da la sensación de que alguien ha decidido que se puede hacer lo que se hizo con Mónica Oltra y no pasa nada, que se puede hacer lo que se hizo con Pablo Iglesias e Irene Montero y no pasa nada, y que se puede hacer lo que se está haciendo con Pedro Sánchez y no pasa nada… Ese ‘no pasa nada’ produce mucho desaliento en la gente de izquierdas”, desliza Muñoz.

Su idea cobra más fuerza cada vez que se pronuncia: “Hay que ir a la ofensiva, dejar de estar en la resistencia. Se espera que se pare con medidas aprobadas en el Congreso. Los poderes al margen de la democracia no pueden cuestionar la viabilidad ni de un Gobierno ni de un país. Hay que ejercer el Gobierno. No se puede estar parado, porque el votante de la izquierda siente que es el pimpampum”.

“Puede pasar de todo, ¿y la respuesta es ‘creo en la justicia’? Yo también creo pero, cuando el Consejo General del Poder Judicial incumple la Constitución, hay un país con leyes y el Parlamento tiene que tomar medidas. Simplemente”, apostilla Muñoz, quien manifiesta: “Si eres el presidente del Gobierno y te quejas de que te han agredido… pues a mí, que no soy nadie, me van a pisar la cabeza”. “Hay que lanzar el mensaje de que hay una sociedad alternativa a la derecha y a la extrema derecha. Y no vale sólo con aprobar una ley, sino que tiene que ser parte de un modelo social”, analiza.

Para rematar con su hipótesis. “No vale esto de a mí me toca el número uno y a ti el dos. Con el escenario que hay en Europa, hay que hacer procesos unitarios de verdad, del día a día. Que la gente de Sumar y de otros partidos estén codo con codo en la calle defendiendo propuestas. Veo algunas críticas injustas a Díaz. Montas un proyecto y los partidos quieren sus cuotas, además de pasar por varios procesos electorales. Así es muy difícil construir. No ha tenido ni un minuto”.

"Sólo es válida una fórmula de unidad que respete la pluralidad"

Martiño Noriega acaba de salir de pasar consulta. Volvió a su actividad médica tras años en primera línea. Fue uno de los referentes de las Mareas gallegas y llegó a ser alcalde de Santiago de Compostela. Él hace el análisis de que se cerró el ciclo de aquellos espacios de construcción que surgieron hace una década porque la izquierda federal ha abdicado de seguir en ese empeño.

Por eso, parte de las Mareas ahora están en esa apuesta por reforzar el “cinturón soberanista de izquierdas", que en estas elecciones se presentó bajo el paraguas de Ahora Repúblicas (donde están el BNG, ERC o EH Bildu), que logró ser la cuarta candidatura con más papeletas en toda España. “Mucha gente ha votado porque es la referencia de la izquierda, con discursos, por ejemplo, como el de Oskar Matute”, aterriza. “Esto habla de la potencialidad de este espacio como dique de contención de las derechas, pero también de las debilidades y el papel de la izquierda federal, de ese espacio en torno a Sumar y a Podemos”, concreta al hilo.

Acto seguido, Noriega profundiza: “En estos momentos históricos, en los que la extrema derecha ya es una realidad y ha llegado para quedarse en Europa y en España, la izquierda federal no está a la altura”. “Está en la espiral de lecturas de parte, es poco generosa. Está en clave de una situación de normalidad democrática que no existe”, clama.

Sitúa así el debate: “La sensación que tenemos muchos es que no nos reconocemos en las posiciones de la izquierda federal”. ¿Por dónde tendría que ir ese espacio? ¿Cuál es el camino? El exalcalde contesta: “La cuestiones a reivindicar no se miden tanto en la valentía política, que también, sino en la generosidad. Sólo es válida una fórmula de unidad que respete la pluralidad y la diversidad. Cuando se actúa como si no estuviera pasando nada, pues crece la extrema derecha y el fascismo”. Para explicar: “La izquierda federal perdió la conexión con muchos territorios y muchas naciones del Estado. En su momento colaboró, había un espacio común… pero lo fue abandonando. Y está en un estado de permanente atomización. Es un sinsentido”. 

Para él, Sumar ha construido muchas cosas en su acción de Gobierno, especialmente en aspectos laborales. “Pero también es cierto que ha renunciado a dar batallas culturales y a defender posiciones que son necesarias para la izquierda. Eso lleva a que la gente se quede huérfana. Eso lo está captando la derecha extrema, es algo terrible. Aunque económicamente ha mejorado la situación, muchas personas no lo están pasando bien. Lo veo en mi consulta cada día. Ese desapego a la política es un caladero de votos”, resume. Termina con una reflexión: “Además, ese espacio es una centrifugadora de energías políticas y de personas. No se practica la fraternidad y el sentimiento republicano de cooperación. En la práctica hay competición y deslealtad”.

"El ‘modelo matrioska’ está agotado"

Se adentra también en el mapa político Joan Coscubiela, exdiputado y exlíder de CCOO de Cataluña, que expresa en primer lugar: “Las elecciones europeas han expresado las consecuencias de ir no solo por separado, sino confrontados”. “También tiene mucho que ver con la manera de hacer política de Pedro Sánchez. Sabe que no puede gobernar sin tener a su izquierda 30 o 35 diputados, pero esta vez su preocupación no era esa. Su cortoplacismo y su forma de regate han sido ir a comerse todo lo que podía. Esto ha tenido su impacto”, traslada.

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"Pero nadie se puede quejar de que otro partido quiera más espacio. La responsabilidad está en lo que ha reconocido la propia Díaz, Podemos no ha hecho lo mismo, que ha convertido en un triunfo dos diputados. No ha sido nada nuevo después de Galicia, Euskadi y Cataluña. No es un problema solo de la vicepresidenta y de su equipo”, subraya Coscubiela.

Parte del propio origen de Sumar: “Tenía que reagrupar en la izquierda todos los destrozos después de muchas décadas, pero la virtud era que incorporó a muchísima gente que no estaba dentro de las murallas de los partidos”. La izquierda, en su opinión, tiene que hacerse varias preguntas. Una es: “¿Sirve solo una coalición o una entente de siglas de partidos? Hay más potencial fuera de los partidos que dentro, por lo que hay que intentar conseguir una organización que agrupe todo. Soy obsesivo con las organizaciones. Las ideas sin organizaciones detrás no van a ningún lado. Pasó en Podemos, en los comunes… y ahora en Sumar. El modelo matrioska está agotado”.

Lanza otra pregunta: “¿Es posible un proyecto político en un Estado fuertemente descentralizado como es España sin tener un proyecto federal? ¿Y se puede tener un proyecto federal sin tener una estructura federal que la impulse? No”. Por eso, comparte la “metáfora de deconstrucción de Ferran Adrià: los ingredientes pueden ser los mismos pero su manejo y su composición tienen que ser distintos. Hay que implicar a toda esta gente que no está dentro de las siglas de los partidos”. “Sugiero tranquilidad, templanza y esperar a que se desinflamen las heridas, que son muchas”, concluye Coscubiela.

El domingo 9 de junio por las noche las izquierdas asistieron con dolor a los resultados electorales. El PP ganaba, el PSOE resistía, Vox se consolidaba como tercera fuerza… y Se acabó la fiesta, el partido de Alvise Pérez, lograba el mismo número de escaños que el espacio de Sumar. Rabia, desasosiego, autocrítica. ¿Cómo se ha llegado hasta esta situación?

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