El rey emérito anuncia que no irá al entierro de Isabel II evitando a Felipe VI una nueva foto incómoda
Juan Carlos ha descartado acudir al funeral de la reina Isabel II al entender que es el rey Felipe VI quien representa al país en el acto. Así lo ha adelantado este viernes Carlos Herrera en COPE.
Esta decisión podría extrañar, ya que el rey emérito -quien desde agosto de 2020 reside en Emiratos Árabes Unidos- mantenía una estrecha relación con la reina de Inglaterra, tanto diplomática como familiar. Juan Carlos I e Isabel II comparten lazos de sangre; ambos eran tataranietos de la reina Victoria de Inglaterra -al igual que lo era la reina emérita Sofía y el duque de Edimburgo-. De ahí que Felipe y Letizia, los actuales reyes de España, se hayan referido a los monarcas ingleses en varias ocasiones como “tía Lilibeth” y “tío Philip”.
El que fue rey de España y su homóloga inglesa no solo comparten sangre, sino que también han compartido varias décadas de reinado. Cuando Juan Carlos fue proclamado rey, allá por el año 1975, la reina inglesa ya llevaba 23 años en el trono. Desde entonces, han coincidido casi cuatro décadas. Isabel II ya era reina cuando Juan Carlos llegó, y seguía siéndolo cuando él dejó atrás el trono español.
A pesar de todos los vínculos familiares y los años compartidos como monarcas, Juan Carlos no asistirá al funeral de la reina de Inglaterra. La falta está justificada, su presencia en un acto como este sería cuanto menos incómoda para la corona española.
No hace mucho de la última vez que Juan Carlos estuvo en España. Esta primavera pudimos verle pasando unos días en la localidad gallega de Sanxenxo, disfrutando de las regatas y la compañía familiar. Llegó sin dar explicaciones y no precisamente con un “perfil bajo”, lo que provocó un gran revuelo y despertó un rechazo que parecía apagado.
Con esta última visita, el monarca emérito dejó clara su su voluntad de instalarse por temporadas en España y de normalizar su presencia aquí. Esta posibilidad fue frenada en seco por la propia Casa Real por deseo expreso del Gobierno, donde se consideraba impropio que Juan Carlos pudiera volver a integrarse de algún modo en el núcleo de la familia real tras las andanzas fiscales y personales detalladas en los diferentes procesos jurídicos a los que se ha enfrentado.
El temor en el Gobierno y en el propio seno de la familia real de que la presencia de Juan Carlos suponga "un circo" que vuelva a desgastar la imagen de la institución sigue latente, aún con el emérito a miles de kilómetros. Los esfuerzos de Felipe VI por pasar página de los escándalos de su padre podrían ponerse en riesgo si el emérito acudiera al funeral de la reina de Inglaterra.
La traca final
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Y es que conviene recordar que el cambio de residencia del emérito estuvo motivado por las investigaciones abiertas sobre su patrimonio. De hecho, la Fiscalía constató un fraude millonario, que aunque fue frenado por su inviolabilidad y la prescripción de los delitos, la Agencia Tributaria podría volver a complicar su futuro penal.
Además, cabe mencionar el proceso pendiente que tiene en Reino Unido, ya que hace algo menos de un año, la examante del monarca presentó una demanda contra él y contra el exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Félix Sanz Roldán, a quienes acusa de "vigilancia ilegal" y hostigamiento, incluidas amenazas y difamación.
Aunque Juan Carlos dejó clara su intención de volver a pisar España en poco tiempo, esto no ha ocurrido. Su presencia, por tanto, extrañaría también en el funeral de la reina Isabel II.