Rivera se reivindica como garante de la estabilidad y centra su intervención en criticar a Podemos

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Albert Rivera intentó este jueves en el tercer debate de investidura de este 2016 hacer resurgir el desdibujado papel de su formación en esta sesión invocando los dos acuerdos de investidura suscritos en el último año con el PP y el PSOE y haciendo numerosas alusiones a Podemos y a su principales dirigentes, Pablo Iglesias e Iñigo Errejón. A estos últimos les afeó sus insinuaciones sobre el supuesto golpe Estado que supuso la dimisión de Pedro Sánchez al frente del PSOE y que favoreció el cambio de postura de los socialistas. 

"¿En qué mundo viven? (...) Ahí arriba hay tiros todavía. Eso era un golpe de Estado", les espetó señalando los agujeros que hicieron en el techo del Congreso las balas de los golpistas del 23F. En este sentido, Rivera insistió en que el Gobierno que previsiblemente se formará este fin de semana es "legítimo", aunque no sea de su partido. E insistió en pedir "respeto" a los miembros de la formación morada –dijo– "por lo que hemos sido, por lo que han hecho algunos valientes y por el futuro de este país".

También criticó a los dirigentes de la formación morada por su apoyo a la movilización convocada para este sábado en las inmediaciones de la Cámara baja. "Es un error estar en el Congreso y pretender rodearlo. Ustedes cobran un sueldo por estar aquí... no rodeen la democracia", señaló. 

En contraposición al modelo que, a su juicio, plantea Podemos, Rivera exhibió sus propias "pancartas". Entre ellas, una factura de la compra de libros de texto, un recibo de un autónomo, una carta que reflejaba la eliminación de la cotización por parte del Estado de los cuidadores de dependientes... "Estas son nuestras pancartas. A esta cámara venimos a reformar. La nueva política no es gritar, es dar soluciones a los españoles", insistió el dirigente naranja

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Con varias alusiones al expresidente Adolfo Suárez –algo muy habitual en los discursos del líder de Ciudadanos– Rivera se reivindicó como el partido del "sí", poniendo en valor el apoyo prestado a los candidatos a los que Felipe VI propuso para la investidura e intentando asentar la idea de que la gobernabilidad de Rajoy será más fácil si cumple las exigencias de Ciudadanos. 

Y es que aunque tiene firmado con el PP un acuerdo por el que los 32 diputados naranjas respaldarán con su voto a favor la investidura del candidato del PP, Rivera intentó en su discurso marcar ciertas distancias con los conservadores. Lo hizo mencionando la corrupción que ha salpicado al partido de Rajoy y responsabilizado a este de la estabilidad que pueda tener su Gobierno. "Usted es el máximo responsable de que las cosas vayan bien. Si usted cumple las exigencias de Ciudadanos, esto irá bien", le dijo. 

También tuvo Rivera palabaras para los dirigentes socialistas, a los que reteiró su invitación al diálogo en la nueva legislatura que, previsiblemente, se abrirá a partir de este sábado. En este sentido, les recordó que de las 200 medidas que su partido firmó con el PSOE antes de la fallida investidura de Sánchez, 100 están incluidas en el pacto con el PP. "Hay una senda, un espacio. Les pediría que se sumen a esos acuerdos que firmamos", señaló.

Albert Rivera intentó este jueves en el tercer debate de investidura de este 2016 hacer resurgir el desdibujado papel de su formación en esta sesión invocando los dos acuerdos de investidura suscritos en el último año con el PP y el PSOE y haciendo numerosas alusiones a Podemos y a su principales dirigentes, Pablo Iglesias e Iñigo Errejón. A estos últimos les afeó sus insinuaciones sobre el supuesto golpe Estado que supuso la dimisión de Pedro Sánchez al frente del PSOE y que favoreció el cambio de postura de los socialistas. 

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