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¿Un museo con esculturas de piedra de 40 toneladas? Está en Navarra y es de Iñaki Perurena

Iñaki Perurena y la estatua del 'harrijasotzaile' en el museo Peru-Harri.

La mayoría de los humanos se quejan por tropezar dos veces con la misma piedra, pero hay otros, en su mayoría vascos y navarros, como Iñaki Perurena, que la aman, la abrazan y la levantan. El legendario harrijasotzaile navarro —levantador de piedras en euskera— se dedicó desde los 16 años a los deportes rurales vascos, conocidos como herri kirolak y, en especial, al levantamiento de piedras, donde fijó su récord en 315 kilos. Una vez acabada su carrera deportiva, fue poeta y actor de la serie Goenkale en EITB durante 19 años, pero nada ha llegado a apasionarle tanto como las rocas, así que decidió crear un museo para rendirles pleitesía: Peru-Harri.

Sin conocimiento, sin medios, con la ayuda de su hijo Inaxio —también harrijasotzaile con un récord de 308 kilos— y subido a un tractor, Perurena decidió empezar a dar forma a una piedra y tras tres años de trabajo crearon a un levantador con txapela de ocho metros y 40 toneladas que se ha convertido en el emblema del museo. No contento con el tamaño de su estatua y con la intención de reflejar la historia de Navarra, decidió crear otras dos más. La segunda es un brazo gigantesco en referencia al mito de Roldán, y la tercera representa al mariscal Pedro de Navarra entre una espada y una pared. El harrijasotzaile confiesa a infoLibre que todo esto lo hicieron por gusto y porque querían que la piedra formara aún más parte de su casa y de su vida.

A partir de aquí y con la inclusión de un arco de 49 toneladas, esta vez levantado por grúas, se decidió en 2009 a abrir su caserío y toda la explanada como museo para que lo pudieran disfrutar los vecinos del pueblo. La espectacularidad de las esculturas y la fama de Perurena empezaron a atraer cada vez más público hasta el punto de que se ha consagrado como una visita habitual para los colegios de la zona y para los turistas que visitan la zona pirenaica de Navarra.

Situado a tres kilómetros de Leitza, en plena sierra de Aralar (Navarra), cualquiera que se acerque (con reserva previa) al caserío-museo un sábado o domingo sobre las 11:30 puede disfrutar por cuatro euros de una visita guiada por el propio Iñaki Perurena. Tras atravesar su entrada bajo el lema Harri (piedra), Herri (pueblo), Mito (mito), la visita comienza dentro del caserío Gorrittenea en el que se repasa y explica la historia de los herri kirolak, e incluso los más valientes tienen la oportunidad de levantar algunos de los grandes cantos expuestos.

A sus 67 años ya no puede el emblemático levantador con esos 300 kilos que alzaba en su época deportiva, pero ha ideado otra manera de seguir acercándolas al cielo. El pistoletazo de salida a una visita más libre e individual se da cuando una catapulta lanza una gran piedra a cientos de metros de distancia sobre la explanada del Peru Harri. "En un castillo en la Borgoña francesa vi una catapulta lanzando una piedra y me dije 'pues yo tengo que hacer una'. Pero no para tenerla aparcada, sino que para que la gente cuando vaya la prepare y lance una piedra", detalla Perurena. A partir de aquí, el harrijasotzaile precisa divertido que cada uno puede visitar las distintas atracciones por su cuenta o aguantar sus reflexiones sobre el humanismo.

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A lo largo de los años, además de contar con las cuatro esculturas fundacionales, el espacio ha ido incluyendo nuevas atracciones enfocadas también a los más pequeños. El museo, rodeado de montañas, incluye un paseo de 800 metros por un bosque decorado con dibujos mitológicos y piedras en las que está grabada una larga lista de apellidos vascos y de profesiones que contienen la palabra harri.

Además, el recorrido se puede ampliar por el interior de una cueva que descubrió el propio Perurena, quien ha utilizado su propia roca para moldear otra escultura. Cuando el levantador ve una piedra ya no piensa en levantarla, sino que en moldearla. Los niños también podrán jugar atravesando ocho dragones-túnel, creados por él mismo, y hacer un original circuito.

"No es lo mismo un día de lluvia, frío y viento que un día de calor. La visita también cambia si se mira desde los ojos de un niño de cuatro o cinco añitos o de una persona mayor con 85 o 90 años. Yo lo que intento es enseñarles qué son los herri kirolak y la importancia de la piedra para nuestra cultura. Es algo con lo que disfruto mucho ahora", concluye orgulloso Perurena.

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