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'Esto no es Suecia', honesta y divertida crónica del quiero y no puedo de una familia ejemplar

Fotograma de ‘Esto no es Suecia’.

No hace falta pagar ninguna cuota para disfrutar de la excelente comedia dramática Esto no es Suecia a demanda. La televisión pública española ofrece los ocho episodios en su plataforma RTVE Play en lo que supone su primera serie de producción propia.

En ellos se cuenta la historia de una pareja que deja Barcelona para mudarse a un barrio de las afueras que consideran más auténtico, en el que dar a sus dos hijos una crianza mejor. Mariana y Samuel tienen tantas ganas de hacerlo todo de matrícula de honor que la vida les hace aguas por todas partes.

Ficción con base en un entorno real

La cocreadora y protagonista de la serie, Aina Clotet, y su pareja tanto en la vida real como en la serie, Marcel Borràs, viven de verdad en el entorno boscoso de la torre de comunicaciones de Collserola, icono diseñado por Norman Foster visible desde Barcelona ciudad y alrededores. 

La participación de Clotet en una terapia de grupo sobre la crianza en el barrio desembocó en el germen de la idea de una serie. Sergi Cameron, coproductor del proyecto, también participó en la sesión y juntos vieron que podía surgir una historia interesante a partir de ahí.

No es fácil ser la familia ideal

Aina Clotet unió su visión a las de Valentina Viso y Daniel González para escribir un retrato que de tan local resulta universal sobre el miedo, el deseo de dar la talla en la vida, el amor a los hijos, la impostura y la contradicción entre quienes nos gustaría ser y quienes terminamos siendo.

Sus personajes son muy particulares, pertenecen a una tribu urbana muy específica. Barceloneses con cierto éxito que quieren ser modernos, éticos, ecológicos, feministas, respetuosos, civilizados y participativos. 

Los retos constantes de madres y padres

Todo muy loable, pero no les queda espacio para vivir momentos no planificados, situaciones estresantes que se producen cada día y que saltan las costuras de cualquiera por elevadas que sean sus intenciones. 

Mariana, la protagonista interpretada por Clotet, no solo representa ese anhelo, en su caso desesperado, de ser la madre perfecta, además tiene una vecina sueca que solo por el hecho de serlo encarna para ella todos los ideales que aún ni puede imaginar. Una vecina arriba en la empinada cuesta de su calle a la que mira con la adoración que se profesa a una Virgen.

Su compañero está interpretado por Marcel Borràs, diseñador que renuncia a su trabajo por cuidar a sus hijos, instagramer que muestra a sus seguidores el lado más fotogénico del estilo de vida de su familia, que en muchos momentos recuerda a un Pablo Iglesias con la testosterona amortiguada. 

Una punki de cinco años que no da tregua

Completan la familia un bebé adorable y, sobre todo, en el centro de los desvelos de sus padres, Lía, la niña de unos cinco años interpretada por Violeta Sanvisens que añade a un guion excelente una vis cómica punki. 

Lía no deja que las buenas intenciones de sus padres floten mucho tiempo por las alturas. Ella es la toma de tierra de lo teórico, la pura realidad. Sea como sea el estilo de maternidad o paternidad en cada hogar, lo que siempre habrá es una Lía, un hijo o hija que señale lo que se está haciendo mal y afee el comportamiento de la familia en público y en privado.

La honestidad de reírse de una misma

Esta serie resuena en lo social y en lo íntimo. Gracias a unos autores que se han reído de si mismos todo lo que cuenta nos recuerda también a los demás nuestros puntos débiles. O a situaciones que hemos vivido en el entorno, aunque tengan otras formas y otros grados de ridículo.

Varios tonos, temas y estilos se superponen de manera orgánica. Los guionistas han contado que cada episodio tenía que tener tres elementos: comedia, drama y misterio, aunque fuera en diferentes dosis. El suspense se desencadena por el hecho que ocurre al final del último episodio y en el que Mariana se siente obligada a husmear. 

Humor que deriva del drama

La combinación entre la comedia y el drama potencia ambos cuando la cosa sale bien. Esta serie resulta divertidísima en los excesos de los personajes gracias a la motivación dramática que hace más real que se comporten así.

Dentro de un estilo naturalista, algunos momentos tienen aire documental. Tanto en las secuencias de las terapias de grupo como en las de la asociación de familias del colegio se contó con la participación de algunos actores que se mezclaron con vecinos del barrio sin experiencia en la interpretación.

Terapias de grupo al estilo documental

La primera terapia se realizó con un guion, pero las demás fueron improvisadas con algún apunte o tema sugerido por el equipo. Incluso la terapeuta, Marta, está interpretada por Elisenda Pascual Martí, reconocida psicóloga, especializada en crianza respetuosa y que había participado en las sesiones que dieron lugar a la propia serie. Sus consejos son reales y buena parte de los problemas contados también.

Las terapias comienzan todos los episodios y condensan los temas acerca de los que trata la serie. Las dificultades de la maternidad, de la conciliación de la vida familiar con la profesional, las relaciones sexuales y de pareja con niños pequeños…

Miedo y aspiracionalidad

Aina Clotet ha señalado en la promoción de la serie dos fuerzas que vertebran estos problemas. El miedo y la aspiracionalidad. Dos fuerzas universales que generan una tensión muy interesante para la ficción. 

El miedo se acentúa con la maternidad, un terror a que pase algo malo a los hijos, especialmente por causa de sus propios padres. Esa emoción genera drama, sufrimiento, bloqueo. 

Ideales inalcanzables

Por otro lado, lo aspiracional es también inevitable. ¿Cómo no tener modelos, ideales, una proyección de hacia donde se quiere llegar, qué tipo de madre, padre, pareja, profesional se quiere ser? Esa fuerza es un filón para la comedia, especialmente si los estándares que se pretenden son inalcanzables

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Mariana, la protagonista de la serie, lleva a sus espaldas ambas fuerzas y un rasgo muy propio de una heroína, no es capaz de estarse quieta. Sam, su compañero, lidia además a duras penas con la deconstrucción de su masculinidad.

“Personajes cargados de teoría”

Toda esta ansiedad volcada en los hijos hace que, como ha señalado Aina Clotet en un encuentro sobre la serie en la Academia de Cine, estos padres estén en el futuro en lugar de ver a su hija en el momento presente. “Son personajes cargados de teoría”, resume la guionista, directora y actriz.

Aunque esta serie en principio ha terminado aquí, permitiría un desarrollo a la antigua con varias temporadas, porque los personajes y la situación están muy bien construidos. De su autenticidad deriva un humor costumbrista que aporta una mirada fresca a uno de los entornos favoritos en la historia de la televisión, la familia.

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