2024: la ultraderecha puede ganar en Europa y USA
El discurso del nacionalismo supremacista y las políticas neoliberales han avanzado de manera rotunda en diferentes Estados de la UE durante 2023. Son avances ideológicos, políticos e incluso de poder gubernamental que se visualizan en Alemania, Italia, Gran Bretaña, Holanda, Suecia, Hungría o incluso Francia. Los de Trump están ganando la partida.
En España se frenó la amenaza de un gobierno trumpista gracias a una compleja negociación para la investidura de Sánchez que incluye acuerdos problemáticos entre las fuerzas de izquierda y los grupos independentistas. Nadie en Europa está hoy libre de una extrema derecha que adopta la fórmula del nacionalpopulismo y que considera amenazada la identidad europea. Su bandera principal es el rechazo a los inmigrantes y la afirmación de la patria en un sentido excluyente. Pero lo peor es el efecto contagio que provoca en la derecha tradicional que va camino de convertirse en aliada de los ultras.
Superadas las diferencias iniciales entre los socios de la UE ante la invasión de Rusia a Ucrania, Europa ha vuelto a mostrar que no es un bloque con una estrategia propia en defensa del multilateralismo y la cooperación global. Su tibieza a la hora de condenar los crímenes contra la humanidad en Gaza, una intervención que Netanyahu justifica como un derecho a la defensa propia, ha dejado en evidencia la crisis política de la UE y su desnudez moral.
Europa ha renunciado a la coherencia a la hora de defender los derechos humanos porque lo que le importa es no disgustar a Israel y al amigo americano. El liderazgo que le quedaba a Europa sobre los valores democráticos ha resultado herido de muerte. Y eso nos pasará factura.
Por cierto, aquí en España hemos asistido a un mensaje del rey nada navideño en el que no se hacía ninguna mención a las víctimas civiles de las guerras y a la crisis humanitaria que suponen las migraciones. Lamentable actitud de un jefe de Estado a quien solo parecen preocupar las intrigas de una corte crispada y no la realidad política que vive el planeta. El silencio de Felipe VI choca de modo estruendoso con la posición del presidente Pedro Sánchez alineado con la ONU en favor de un alto el fuego inmediato en Gaza.
En un escenario de alerta ante los atentados terroristas y unido al desafecto por la política, la crisis de la democracia representativa, el rechazo a las élites y las desigualdades económicas y territoriales, pesará el voto del miedo
Los conflictos bélicos internacionales o regionales, la crisis climática y la hambruna incrementarán los movimientos migratorios hacia el falso paraíso europeo. No es casual que finalmente se haya aprobado un nuevo Pacto sobre Migraciones y Asilo por el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE para tratar de controlar y restringir la llegada de inmigrantes. Lo acordado incluye mecanismos para hacer más efectivas las deportaciones y expulsiones en caliente de los migrantes irregulares. La polémica está servida.
Sin embargo, el flujo migratoria no cesará e influirá en el resultado de las elecciones a celebrar en junio de 2024 para el Parlamento Europeo; también en Estados de Alemania, EEUU y quizás Gran Bretaña. La ultraderecha se verá favorecida por el incremento del clima de inseguridad y el miedo entre la ciudadanía ante el fenómeno terrorista, que adquirirá mayor protagonismo en occidente como respuesta a la brutal intervención de Israel en los Territorios Palestinos. El miedo crece y vota; no importa si surge frente al yihadismo, Rusia, China, la IA, un virus o las pateras de personas migrantes.
¡Ojalá lo anterior fuera solo una especulación de los responsables de seguridad en los Estados Europeos! La propaganda y las llamadas a la acción por parte del yihadismo global desde las redes de internet son la mejor herramienta para el reclutamiento. Además, la brutal intervención de Israel en Gaza –provocada por Hamás pero que resulta genocida por su desproporción– actuará como otro detonante. De modo que, cuando convenga a la estrategia del terrorismo islamista, se prevé que vuelvan a activarse las células y los lobos solitarios que viven en la UE.
En un escenario de alerta ante los atentados terroristas y unido al desafecto por la política, la crisis de la democracia representativa, el rechazo a las élites y las desigualdades económicas y territoriales, pesará el voto del miedo. Así, las elecciones al Parlamento Europeo pueden significar un triunfo de la extrema derecha trumpista, con la consiguiente crisis de dirección en la Comunidad.
2023 ha sido un mal año para la democracia. También ha dejado claro el poder incontrolado de los grandes imperios que representan las corporaciones tecnológicas y que han jugado un papel decisivo en las guerras, en las campañas electorales y en la marcha de la economía global. En el marco de la globalización, estos poderes tecno-económicos actúan y toman decisiones de gran trascendencia al margen de las reglas democráticas, en contra de los intereses generales y por encima de la soberanía de los Estados. 2024 nos acerca a la distopía y a la idea de que las migraciones tienen repercusión social interna e impacto en nuestras democracias.
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Odón Elorza es exdiputado y miembro del Comité Federal del PSOE.
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