Ataques en Magdeburgo: la cautela como arma Ruth Ferrero-Turrión
Todo se sabrá y descubriremos que todos han mentido
Se cuenta que, durante un banquete en París, el escritor Oscar Wilde, tras escuchar las palabras ingeniosas que pronunció un orador al hacer su brindis, exclamó: "¡Esa frase tendría que habérseme ocurrido a mí!" Y que la persona sentada a su lado, que lo conocía bien, le consoló con muy mala sombra: "No te preocupes, querido, mañana mismo se te habrá ocurrido." Las buenas ideas van de boca en boca. La que sentencia que "en una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario" la escribió el pensador Antonio Gramsci, pero suele atribuírsele a George Orwell. Igual para vengarse de eso fue por lo que Núñez Feijóo quiso castigarle diciendo que su distopía 1984 no adivinaba ni profetizaba nada, ya que se publicó el mismo año del título, según él.
¿Y en la política hay sitio para la verdad? Hannah Arendt sostenía que no: "Nadie ha dudado nunca del hecho de que verdad y política mantengan entre sí una mala relación, y, que yo sepa, nadie ha incluido la sinceridad entre las virtudes políticas. Siempre se ha considerado que las mentiras eran instrumentos necesarios y legítimos no sólo del oficio de político o demagogo, sino también del oficio de estadista." Ahí lo tienen: el estadista.
Núñez Feijóo, que el lunes estaba en Barbate para asegurar que cuando él quiera ser presidente luchará por tierra, mar y aire contra el narcotráfico, lo cual volvió a poner en los ríos de tinta la lancha donde navegaba con Marcial Dorado, ha puesto bocabajo la actualidad al decir en una comida con dieciséis periodistas —todas y todos los cuales se lo inventan, según Ayuso— que había estudiado amnistiar a Puigdemont y que eso de que era un terrorista no se lo creía ni el juez que lo culpa de serlo. Los rumores murmuran que el partido de la calle de Génova, en una de sus negociaciones con Junts per Catalunya, les habría ofrecido lo mismo pero "desde detrás", como alardearon en su día de manejar los tribunales. Vamos, una amnistía en diferido, por seguir con la costumbre.
¿Por qué ese giro de timón? ¿Será una rosa, será un clavel? ¿Tendrá que ver con la votación que el PP forzó a llevar a cabo en el Parlamento Europeo para obligar a España a investigar la "trama rusa" del procés, es decir, la financiación de Putin al independentismo? ¿Estará relacionado con la respuesta de quien podría ser la principal víctima de esa maniobra, el propio expresident de la Generalitat, que contó que "si mi partido hubiera permitido la investidura del candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, todos estos espectáculos se habrían evitado?" Seguro que con eso y, sobre todo, con la amenaza que lanzaba su mensaje: "De esto también hablaremos cuando toque. Como en la ‘trama rusa’, todo se sabrá." Y, como suele decirse, se desató el pánico. No hay nada que le dé más miedo a un mentiroso que la verdad.
La verdad sale cara en el PP. Su tesorero Luis Bárcenas la dijo y está sólo él en la cárcel, nadie pudo demostrar, por ejemplo, que Mariano Rajoy y M. Rajoy fueran la misma persona
El revuelo ha sido de época. Núñez Feijóo, siempre subiendo y bajando la escalera a la vez, ha matizado que en estos momentos "no se dan las condiciones" para el indulto", y se le ha visto otra vez el plumero: lo que quieres decir es que no se da la única condición que le importa: que el presidente sea él y entonces el perdón ya no será una humillación a la democracia y tal y tal, sino un acto de "reconciliación con Cataluña." El estadista, de nuevo, que rima con escapista.
¿Qué le ofreció el PP a Junts? ¿Qué le ofreció al PNV a cambio de sus votos de investidura? A este último partido se dice que le puso en el mostrador un Ministerio, parece que el de Industria, una catarata multimillonaria de inversiones para Euskadi y algo más: un secreto que Aitor Esteban también dijo que no iba a contar… de momento.
La verdad sale cara en el PP. Su tesorero Luis Bárcenas la dijo y está sólo él en la cárcel, nadie pudo demostrar, por ejemplo, que Mariano Rajoy y M. Rajoy fueran la misma persona. El secretario general Pablo Casado dijo la verdad sobre los negocios del hermano de Ayuso con las mascarillas de la pandemia, y le cortaron la cabeza para poner en su sitio a Núñez Feijóo. Y ahora unos y otras tiemblan ante la posibilidad de que se filtre eso, la verdad, él con el miedo de que Puigdemont filtre documentos o grabaciones que descubran, lo que se le ofreció mientras se le llamaba terrorista, y ella con miedo a las filtraciones de las actas de la policía sobre lo que de verdad ocurrió en las residencias de Madrid, esos informes sobre los que ha tratado de echar tierra, como si ellos fueran el último muerto de aquella tragedia.
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