Sólo lo común nos salvará a todos: política (honesta) frente al odio Jesús Maraña
PLAZA PÚBLICA
Gestión de crisis 'made in Spain'
La gestión de la catástrofe generada por la dana, como viene siendo habitual en España, ha estado caracterizada por un modelo reactivo que, además, ha sido muy tardío.
Es incomprensible que, tras un histórico de riadas y gotas frías en la provincia de Valencia, todavía sigamos, y me hago eco de las palabras del profesor Boix, gestionando esto como en la riada de 1957.
Para encontrar las razones de por qué se ha actuado así hay que analizar el sistema de avisos y alertas, que son la parte técnica, en conexión con la toma de decisiones, que es política.
Ni los protocolos ni los mecanismos establecidos son un problema, porque la asignación de competencias entre las distintas administraciones es clara. Lo que ha fallado, como otras tantas veces antes, es su implementación.
Si tienes un centro operativo llamado “integral” que se ocupa de esto, el CECOPI, que depende de la consellera de Justicia, que es en primera instancia la que toma las decisiones políticas, si analizamos la distribución de los avisos y alertas de la parte técnica, que se dieron a tiempo, es evidente que hay un grave desajuste con la parte política.
Y no es que no haya elementos predictivos, ni comparativos, ni estadísticos para haber tomado decisiones a tiempo, teniendo en cuenta que la rapidez de respuesta es un elemento crucial que puede marcar la diferencia entre salvar más o menos vidas.
El día anterior, lunes 28 de octubre, la misma AEMET CV (Comunidad Valenciana), integrante del CECOPI sobre el que la consellera tiene competencias, anunció gota fría, pero, sobre todo, y cito palabras textuales, los días más adversos serán mañana y el miércoles. Si además ese mismo día hay una alerta naranja, ahí ya se tendría que haber producido un movimiento de la consellera tratando con el CECOPI medidas de prevención. Si a eso le añades que al menos tres entidades han sido preventivas el día antes: la Universidad de Valencia, apoyada en un comité científico, suspendiendo las clases al día siguiente, con lo que se evitó un movimiento de 40.000 estudiantes y de sus funcionarios. Por otro lado, el Ayuntamiento de Elche anuló la actividad pública y cerró oficinas y todo tipo de centros. Tenemos ya dos elementos comparativos que sí han funcionado preventivamente. Además, Bombers Dipcas, de la Diputación de Castellón, que recibieron la dana más tarde, ya el lunes 28 anunciaron, textualmente, lo que para mí es una alerta roja perfecta: extremar la precaución en toda la provincia, “no hacer desplazamientos innecesarios”, y “no cruzar ríos, cauces y caminos inundables”. Y no solo esto, el confinamiento climático de Austria y República Checa evitó muertes. En las anunciaciones del suroeste de Polonia en septiembre, que duraron semanas y fueron más extensas, solo hubo 3 o 4 muertos, y se desplegaron 15.000 militares de forma inmediata. Tenemos, por tanto, muchos elementos predictivos en los que basarse. Mi pregunta es si a niveles técnicos y políticos del CECOPI se manejan con predicciones estadísticas y comparativas, donde el registro histórico de gota fría en la C. Valenciana es esencial, y así mismo con las actuaciones contemporáneas en otros países. Y el matemático, porque si el martes 29 la confederación hidrográfica, integrante del CECOPI, está anunciando “desbordes y crecidas” y 100 litros por metro cuadrado, que luego llegaron a superar los 300, estamos ya ante una necesidad de evacuación de zonas inundables, como se hizo en Jerez; y de inmovilización de la población, lo que incluye desplazamientos por carretera. Aquí tenemos elementos matemáticos-comparativos de sobra para tomar antes la medida que se envió, desgraciadamente, a las 20:11h de la noche cuando la desgracia ya había ocurrido. Pero si me apuras más, la alerta de la AEMET del mismo día 29 a las 07:31 de la mañana en que pasa a rojo también era momento para mandar la ES-ALERT. Si nos adentramos más en las horas posteriores al aviso de las 11:50h, tenemos que a las 12:10h la AEMET CV anunció que había que “alejarse de ríos y barrancos”. Y lo asombroso es que a las 13h compareciera el president de la Generalitat diciendo que todo estaba bajo control y que amainaría a las 18h. Es evidente que no hay conexión entre la parte técnica y la política. Pero aún más asombroso resulta que la consellera no se reuniera con el CECOPI hasta las 17h, cuando sus integrantes en la parte técnica ya le han dicho que hay desbordes importantes. A la media hora de reunión la Confederación Hidrográfica anunció lo que ya es el factor no predictivo, un aumento del caudal del río Magro a 1.000 m3/segundo, aguas abajo del embalse de Forata, con desbordamientos desde Algemesí hasta Cullera. Esto ya nos marca un evento extraordinario, pero que a partir de ahora será la nueva normalidad, megaeventos meteorológicos, de lo que algunos venimos avisando desde hace tiempo y poniendo el acento en que los gobiernos no están preparados y tendrían que empezar por adecuar las infraestructuras. Pero es que al cabo de una hora se anuncia un caudal de 2.000 m3/segundo, estando ya la consellera hora y media de reunión en el CECOPI. A las 17:45h, ADIF anuncia que interrumpe el AVE. A las 19:30h la Generalitat aprueba el nivel 2, cuando ya se han desbordado Carlet y Algemesí. ¿Y cómo es posible que pese a todo esto ES-ALERT se activara a las 20:11h?
Cómo es posible que siendo como somos tan ejemplares desplegando ayuda de emergencia en el exterior no nos lo apliquemos dentro de España
Otra de las cuestiones a revisar es el carácter “integral” de la gestión de crisis, que para mí poco tiene de integral si no integras adecuadamente a los municipios, en una región donde hay varias entidades que los agrupan o que trabajan con ellos: la Federación Valenciana de Municipios y Provincias, la Diputación Provincial y las mancomunidades. No será porque no hay canales de articulación con los municipios. Y poco de integral si no integras al sector privado, en especial al comercio, esencial para garantizar los suministros y ayudar en la logística. Pero también al sector socio-sanitario. Si en un momento inicial tienes 150.000 personas, 77.000 viviendas y 50 municipios afectados, la destinación de efectivos (militares y civiles) tiene que calcularse de acuerdo a estas cifras. Y aquí es donde volvemos a lo asombroso, ¿cómo es posible que se soliciten 500 militares de UME un día y otros 500 al siguiente?. Polonia destinó 15.000 de inmediato. ¿Cómo es posible que haya un twit del presidente Mazón anunciando el jueves 31 que acaba de solicitar militares, mientras que luego oigo en la tele a un portavoz de la UME diciendo que están desde el primer día? O que al cuarto día el alcalde de Aldaia diga desesperado que allí no llega nadie y necesitan ayuda y a los militares. Esta ausencia del Estado en los primeros días es inconcebible porque España cuenta con medios de sobra, lo que ha fallado es la movilización de recursos existentes. Y de nuevo, una catástrofe más, vuelvo a pensar en la AECID, que cómo es posible que siendo como somos tan ejemplares desplegando ayuda de emergencia en el exterior no nos lo apliquemos dentro de España. Con el ciclón Idai la ayuda española llegó a Mozambique a los 3-4 días, desplegando el modelo de hospital START que fue modélico y hasta practicó cirugías. Descargó toneladas de víveres y packs higiénico-sanitarios por vía aérea, otra opción que no me explico por qué no se le ha ocurrido a nadie. Si las mismas autoridades estaban diciendo que era imposible llevar la ayuda por tierra antes, pues lánzala desde el aire en coordinación con los alcaldes. Porque entre medias hay que atender heridos y personas vulnerables, como ancianos, residencias, niños, embarazadas y enfermos crónicos que necesitan acceder a la asistencia médica o simplemente al agua potable y alimentos. No es que solo estuviera el foco inicial del rescate y la búsqueda de desaparecidos, es que en paralelo había que establecer asistencia a los heridos, de los que no se habla, y a personas vulnerables que se quedaron sin lo más básico. A esto hay que añadir otro nivel de ayuda rápida para evitar una crisis de salubridad. Y por último, aspectos más puramente de seguridad ciudadana como los saqueos y la posibilidad de disturbios. Los alcaldes son la mejor fuente de información y quienes mejor pueden hacer llegar mensajes/ayuda a la población, incomprensible que los municipios no cuenten con teléfono satelital si fallan las comunicaciones, y ¿el CECOPI los tiene?
La revisión de la gestión de esta crisis pasa por incorporar los modelos estadísticos, comparativos, predictivos, pero también por cómo activar eficientemente todos los recursos disponibles, que son suficientes. Y eso sí, hay que resolver de una vez por todas el desfase entre la parte técnica y la política. Y, para terminar, como a partir de ahora la nueva normalidad serán megaeventos climáticos, bien sea en forma de sequías, incendios, lluvias e inundaciones, es fundamental que eduquemos a la población, y mucho me temo que a los políticos, en la necesidad de formarse para saber cómo actuar cuando llega una megacatástrofe natural, la nueva normalidad.
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María Amparo Tortosa-Garrigós es experta en seguridad y política internacionales.
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