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Investigación

Los favores (o no) de la banca al cliente Suárez Illana

El diputado del Partido Popular Adolfo Suárez Illana.

¿Conocen a mucha gente que monte una empresa con un capital de 3.006 euros y un banco le preste al mes siguiente 18 millones para invertir en Bolsa, sin exigir ni una sola garantía hipotecaria? Eso es exactamente lo que le ocurrió en marzo de 2005 a Adolfo Suárez Illana, entonces empresario y abogado, pero sobre todo conocido por ser hijo del primer presidente español de la democracia. Banco Madrid le concedió a la sociedad Suárez & Illana Inversiones SL un crédito que multiplicaba por 5.988 el capital de la compañía que se había creado un mes antes en Madrid. Y la única garantía era el aval personal de Suárez y la obligación de invertir el dinero en una cartera de valores que gestionaría la propia entidad financiera.

Un portavoz autorizado de Adolfo Suárez lo explica a infoLibre con aires de cierta normalidad: “Era un producto financiero que Banco Madrid ofrecía entonces a determinados clientes que le interesaba captar. A Adolfo Suárez le piden que asista a algún acto del banco y que puedan decir que es cliente”. Y sobre todo, añade, teniendo en cuenta que era 2005, los años previos a la gran crisis económica y cuando la burbuja inmobiliaria estaba disparada en España.

Pero la cosa no salió bien. Desde luego, no como esperaban Banco Madrid y Adolfo Suárez Illana. En 2008 estalla la crisis financiera mundial y muchos fondos, bonos y acciones se hunden. La cartera de valores de Suárez & Illana Inversiones SL se deprecia considerablemente, hasta el punto de que cuando tenía que devolver el préstamo en marzo de 2009, existe un desequilibrio patrimonial de 3,5 millones de euros  [en esta noticia te explicamos todos los datos y hechos relevantes de aquella operación: 490134: historia de la cuenta numerada de Suárez en Andorra].

¿Qué hacer? En ese momento, Suárez concluye que en realidad Banco Madrid no le ha hecho ningún “favor” prestándole 18 millones sin apenas garantías para jugar en Bolsa, sino que en realidad él es una “víctima” más de los abusos cometidos por ciertas entidades financieras. Así que decide no devolver el dinero –para entonces el préstamo se había reducido a 12 millones, después de que se amortizasen seis con la venta de unos fondos inmobiliarios en Reino Unido– y contratar a un prestigioso bufete de abogados para que defienda su causa: Ontier.

  Banco Madrid no ejecuta el aval de suárez

Las posiciones de ambas partes son las siguientes: Banco Madrid sostiene que la póliza de préstamo está caducada desde finales de marzo de 2009 y que Suárez debe devolver de forma íntegra el dinero que le prestó más los intereses acumulados, mientras que los abogados de Suárez responden que no va a devolver ese dinero porque ha sido Banco Madrid quien le ha creado un “quebranto patrimonial” a la sociedad de Suárez “por su mala gestión” de la cartera de valores. Y que si insisten en reclamar la deuda serán ellos los que presenten una demanda contra Banco Madrid.

En aquellos años, 2009 y 2010, en España se acumularon decenas de miles de desahucios. Los bancos ordenaban ejecutar las deudas de personas incapaces de devolver el dinero que les habían prestado. En algunos casos, como se demostraría años después, por la actuación delictiva de importantes ejecutivos de la banca.

Claro que la inmensa mayoría de los españoles que se vieron en la calle tampoco tenían capacidad para contratar a un bufete de abogados potente que defendiese su causa.

Sea como fuere, Banco Madrid decidió que era mejor negociar que solicitar por vía judicial la ejecución de los bienes de Adolfo Suárez, algo que podría haber hecho perfectamente ya que era avalista personal del crédito.

Esa negociación tuvo sus vaivenes. Por ejemplo, el 5 de enero de 2010, Banco Madrid envió un requerimiento a Suárez reclamándole el total del dinero. La póliza de préstamo llevaba entonces más de nueve meses vencida y los intereses seguían corriendo. En ese momento, Banco Madrid reclamaba a Adolfo Suárez exactamente 12.628.656 euros.

Al final, el 20 de noviembre de 2010, veinte meses después de la fecha en que la sociedad de Suárez debía devolver los más de 12 millones de euros, ambas partes llegaron a un acuerdo que se plasmó en un contrato privado.

¿Otorgó Banco Madrid un trato de favor a Adolfo Suárez al no ejecutar los bienes y acceder a una negociación que se prolongó durante 20 meses? ¿O a la entidad financiera no le quedó otro remedio ante la amenaza de Ontier de denunciar en los tribunales la “mala gestión” del banco? Los defensores de Suárez lógicamente lo tienen claro: “La prueba de la mala gestión de Banco Madrid es que la propia entidad la había admitido al despedir por irregularidades a dos de sus principales gestores”, explica a infoLibre uno de los abogados que conoce aquella negociación.

  El contrato de refinanciación

¿Y qué conclusiones se pueden sacar del pacto finalmente alcanzado? En resumen, el acuerdo estipula lo siguiente:

1. Que Suárez no tiene que devolver el dinero y que Banco Madrid le da un nuevo préstamo a 20 años.

2. Que ese dinero se dedicará a la cartera de valores y que el objetivo es equilibrar el desfase de 3,5 millones de euros existente.

3. Que si durante ese plazo de 20 años en algún momento la cartera de valores cubre todo el importe del préstamo, cualquiera de las partes “puede” cancelar la póliza.

4. Que si transcurridos los 20 años, se sigue debiendo dinero, Banco Madrid se compromete a entregar un nuevo préstamo en condiciones similares a la sociedad de Suárez y con el mismo objetivo.

5. Que, a cambio de todo lo anterior, Suárez tiene que hipotecar  el 50% de su casa de La Moraleja, un chalé de 221,8 metros cuadrados construidos y un terreno de 2.530 metros.

La pregunta es otra vez legítima: ¿se trata de otro “favor” de Banco Madrid a Suárez o el pacto era razonable para ambas partes? La verdad es que no parece que Suárez saliese malparado: le refinancian los 12,7 millones y si 20 años después sigue sin poder devolver todo el dinero, el banco se compromete a realizarle otro préstamo en las mismas condiciones.

  Llegan los andorranos

El pacto se había rubricado en contrato privado el 20 de noviembre de 2010, pero no se había elevado a escritura pública. Y, mientras tanto, Banco Madrid estaba a punto de cambiar de propietario. El nuevo dueño iba a ser la Banca Privada d'Andorra (BPA).

“Hubo que explicar de nuevo la operación a la asesoría jurídica de BPA. Entendieron perfectamente el objeto de la operación y no pusieron ningún problema”, señala a este periódico el portavoz de Suárez.

El contrato entre BPA y la empresa de Suárez se firmó el 29 de julio de 2011, sólo ocho días después de que la entidad andorrana se convirtiera de forma oficial en la nueva dueña de Banco Madrid.

Pero lógicamente los gestores de BPA habían estudiado previamente la operación. En un informe realizado en junio de 2011, los servicios jurídicos del banco de Andorra llamaban la atención sobre algunas cuestiones:

1. Respecto a la hipoteca sobre el 50% del chalé de La Moraleja, destacaban que el otro 50% era de la mujer de Suárez y que no aportaba su parte de la propiedad como garantía de este préstamo. Y, sobre todo, que la finca ya se encontraba gravada con una hipoteca a favor de Banco Popular por un importe de 480.809 euros, inscrita con fecha 9 de noviembre de 1998. Lo que estaba aceptando por tanto BPA era una segunda hipoteca, una garantía de segundo rango frente a la hipoteca de rango superior constituida a favor del Popular.

2. En el acuerdo entre BPA y la sociedad de Suárez también se recogía una “promesa de hipoteca” sobre 1/5 de la nuda propiedad de una vivienda unifamiliar en La Florida (Madrid), con una superficie construida de 886 metros cuadrados. Suárez Illana compartía la nuda propiedad de la finca con su padre y sus hermanos. Y el usufructo del 100% de la vivienda era del expresidente del Gobierno. Los servicios jurídicos de BPA recordaban que una “promesa de hipoteca” no era inscribible en el Registro de la Propiedad y que el inmueble ni siquiera se había podido tasar, ya que se había negado Suárez Illana.

Esa promesa de hipoteca, por cierto, nunca se llegó a convertir en hipoteca real.

3. En fin, la conclusión del informe de los servicios jurídicos no era demasiado alentador: “Ni la sociedad titular de la operación, ni su avalista, salvo por los rendimientos generados por las garantías a pignorar (que tampoco son suficientes para hacer frente a la totalidad de la deuda), presentan capacidad de repago suficiente para hacer frente al repago de la cuenta de crédito a refinanciar”, se indicaba literalmente en aquel documento.

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Sea como fuere, el caso es que la Banca Privada d'Andorra aceptó el pacto al que había llegado Suárez con Banco Madrid. Eso sí, desde entonces, los fondos y el préstamo migraron desde la entidad española a BPA. Y en Andorra permanecen desde 2011.

La pregunta es otra vez la misma: ¿le hizo BPA un “favor” a Suárez al aceptar una refinanciación en las condiciones citadas? ¿Habrían hecho lo mismo con cualquier cliente?

Los datos están claros, las interpretaciones seguro que varían. Adolfo Suárez Illana se considera “víctima” de la mala gestión de Banco Madrid, pero seguro que habrá otras personas que consideren un trato de favor que le presten 18 millones a una empresa con un capital de 3.006 euros, que no ejecuten los bienes del avalista cuando llega el momento de devolver el dinero, que dos bancos acepten refinanciar la deuda y que uno de los pactos alcanzados sea que si tras el nuevo plazo de 20 años sigue sin haber fondos suficientes se le concede un nuevo préstamo a la sociedad.

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