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10N | Elecciones Generales

La exhumación de Franco también se convierte en una batalla electoral

Una bandera republicana durante la concentración convocada para celebrar la exhumación de Francisco Franco, este jueves en la Puerta del Sol de Madrid.

Bien sea por la fecha, bien por el formato o por la exhumación misma, el traslado de los restos de Francisco Franco se sumó este jueves con toda intensidad a la batalla electoral del 10 de noviembre. Nadie está seguro de cuáles serán sus consecuencias —hay que esperar a las encuestas que se publicarán en los próximos días para saberlo— pero, a la vista de cómo han abordado la salida de dictador del Valle de los Caídos, ningún partido quiso pasar por alto la oportunidad de intercambiar reproches, sacar pecho o intentar minimizar la trascedencia de la decisión tomada por el Gobierno de Pedro Sánchez.

El presidente en funciones pronunció una declaración institucional desde La Moncloa nada más completarse el traslado de los restos. Una comparecencia en la que calificó de “infamia que más pronto que tarde deberá ser reparada” que el Valle de los Caídos sea una inmensa fosa común de víctimas sin identificar. “Como habrá de serlo igualmente el que aún hoy, existan miles de fosas dispersas por toda nuestra geografía. Es una aberración que debemos afrontar con decisión. Por justicia y dignidad. Pero, sobre todo, por pura humanidad”, destacó.

También justificó que el traslado haya tenido lugar ahora, en plena precampaña electoral, afirmando que aunque “caben todas las opiniones sobre el momento” y “cada cual puede tener su criterio”, su Gobierno “anunció públicamente que lo haría en el mismo momento en que fuera posible. Y este es el momento. Y así se ha hecho. Ni un día antes ni un día después”.

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, consideró la exhumación un avance en la democracia española, pero enfatizó que el dictador “sigue incrustado en los aparatos del Estado”. “Es un día hermoso pero llega tarde”, señaló en una entrevista en Rac1. A la vista de cómo se desarrolló el traslado, Iglesias endureció sus críticas contra Sánchez y le acusó de haber convertido la operación en un “espectáculo” donde se ha tenido que ver al golpista Antonio Tejero “saltarse el cordón policial” o escuchar “Viva Franco, viva España” cuando los familiares metieron el féretro en el coche fúnebre.

En su opinión “es evidente que este momento no era cuando tocaba”, explicó Iglesias en declaraciones a LaSexta, en las que aseguró que el Ejecutivo socialista se había comprometido a que el traslado de los resto se haría de manera discreta. No obstante, añadió, “lo hecho, hecho está”, y ahora toca abordar lo que queda por hacer en materia de memoria histórica, entre otras cosas un reconocimiento y una tutela judicial efectiva para las víctimas del franquismo o que franquistas como Billy el Niño sean despojados de sus medallas, además de permitir la extradición del exministro Rodolfo Martín Villa a Argentina para que sea juzgado por crímenes contra la humanidad. Aunque “la momia deja el Valle”, concluyó, los restos de Franco “no están en ese ataúd”, sino “en los poderes oligárquicos del país, en los millonarios que se hicieron ricos gracias a la dictadura y que mantienen intacto su poder político, y también en algunos aparatos del Estado”.

El candidato de Más País en las elecciones del 10N, Íñigo Errejón, celebró por su parte que se “haya puesto la democracia en hora”. “Es un día de alegría, normalidad y de futuro para la inmensa mayoría de España, para los demócratas del país”, señaló Errejón, que se negó a calificar el traslado de electoralista. “Las buenas noticias son buenas noticias. Llega 40 años tarde, pero llega, y cuando llega los demócratas lo tenemos que celebrar”, concluyó.

Lo cual no puede servir para ocultar, añadió más tarde, que la exhumación es sólo “la punta del iceberg”, por lo que instó al Gobierno a sacar ahora del complejo de Cuelgamuros al fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, así como a dar un entierro digno a las víctimas enterradas en el Valle y el reconocimiento de su condición "como luchadores por la libertad y la democracia". Aún existen más de cien mil víctimas en las cunetas sin identificar”, recordó. No obstante, reiteró, los demócratas “sonríen”. “Y quien no lo haga debe hacerse mirar si vive en 2019 o en 1939”.

“Fiesta de exaltación franquista”

El lehendakari, Iñigo Urkullu, celebró el traslado de los restos del dictador como la corrección de “una grave anomalía democrática” y una forma de saldar “una deuda histórica con la generación de nuestro padres y madres, abuelos y abuelas, y de todas las generaciones que sufrieron la sublevación militar y las consecuencias de la guerra y la dictadura”.

Pero eso no le impidió señalar que, en su opinión, desde el punto de vista democrático “esta circunstancia exige vivir este acontecimiento sin exceso de alarde y con una mirada de reflexión crítica y autocrítica a nuestro pasado reciente en materia de memoria histórica”.

De hecho, la forma en que se ha procedido a la exhumación no ha gustado en el PNV. El cabeza de lista por Bizkaia al Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, aseguró que se convirtió “en una fiesta de exaltación franquista y en una nueva humillación” para sus víctimas.

En una rueda de prensa celebrada en la sede de Sabin Etxea de Bilbao, Esteban se mostró “realmente molesto” con las imágenes que se han visto en torno a la exhumación. A su juicio, debería haberse hecho “de otra manera, rápida y discreta y más expeditiva”. Se ha hecho del acto de exhumación y posterior inhumación “un producto televisivo obsceno”. “Lo han llevado a tal extremo que no me extrañaría que al PSOE se le volviera como un bumerán“, advirtió.

España ha dado en el exterior la imagen de “un país de pandereta”, con familiares del dictador por los platós “blanqueando la historia de su abuelo”, con el féretro en hombros entre gritos de “Viva Franco” y con la presencia de una ministra, “nada más y nada menos”.

Los nacionalistas catalanes también se han mostrado muy críticos con la forma en que tuvo lugar la exhumación. De común acuerdo con EH Bildu, Junts y ERC ya han presentado en el Congreso una iniciativa para pedir explicaciones al Gobierno por la exaltación al franquismo que en su opinión ha tenido lugar durante la exhumación y reinhumación del dictador.

La consellera de Justicia de la Generalitat, Ester Capella, criticó que la Moncloa mantenga los honores concedidos en el pasado a Franco: “La Cruz Laureada de San Fernando cubre su ataúd”. Es la “más preciada" condecoración militar del Reino de España, recordó, lo que representa una ofensa inadmisible a todas las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo.

A su vez, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, aseguró que “no se trata sólo de exhumar a Franco del tuétano de un montón de gente de este país, se trata de exhumar a Franco de algunas comisarías, de algunos juzgados y de algunos parlamentos”.

El “necroshow” de Sánchez

La derecha, como era previsible, tampoco ha recibido con agrado la exhumación. El presidente del PP, Pablo Casado, citó al historiador Santos Juliá, fallecido este miércoles, para subrayar que “el pasado, pasado está”. “El 10 de noviembre no se vota sobre nuestro pasado, felizmente pasado. El 10 de noviembre se vota sobre nuestro futuro, las preocupaciones reales y la España que tenemos que legar a nuestros hijos”, declaró. Con la exhumación, sugirió, Sánchez sólo trata de que no se hable de los datos del paro.

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Mas caústicos fueron el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y la presidenta de la Comunidad, que acusaron al unísono a Sánchez de montar un “necroshow” para tratar de ganar las elecciones.

El líder de Ciudadanos y candidato a la Presidencia del Gobierno, Albert Rivera, insistió en su línea de asegurar que lo que suceda con Franco no interesa a los españoles. “Lo único bueno es que Sánchez dejará de hablar de los huesos de Franco”. “Los huesos de un dictador muerto hace 44 años a mí me dan igual porque yo nací en democracia”, razonó.

El jefe de la ultraderecha, Santiago Abascal, completó el arco de críticas a la decisión del Gobierno acusando a Sánchez de querer enfrentar a los españoles. “El objetivo no es desenterrar a Francisco Franco. El objetivo, lo tenemos claro, es deslegitimar la Transición, deslegitimar la Corona, derrocar a Felipe VI y derribar la cruz del Valle de los Caídos”, declaró en una entrevista en RNE.

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