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Cambio climático

El dudoso compromiso climático de las empresas más emisoras de España: metas incompletas, ambición insuficiente e ingeniería contable

Vista de la central térmica de As Pontes (A Coruña).
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Repsol, la segunda empresa que más CO2 equivalente emite a la atmósfera (12 millones en 2019), actualizó la semana pasada sus objetivos de descarbonización. Presentó su Plan Estratégico para el periodo 2021-2025 en el que estima reducir el dióxido de carbono un 12% para 2025, un 25% para 2030 y un 50% para 2040, de cara a conseguir la neutralidad climática en 2050. Según recoge Climática, el esfuerzo es insuficiente: varios análisis independientes estiman que debería hacer más para colocarse en la senda del Acuerdo de París (como mucho 2 grados a finales de siglo). Pero no es la única gran emisora cuyos compromisos contra el cambio climático son insuficientes: Endesa cuenta con un compromiso a diez años inferior a lo que lograron reducir en un solo año, de 2018 a 2019. No cuenta con ningún dato concreto para mediados de siglo más allá de la "descarbonización". Naturgy se ha sacado de la manga para 2050 un "balance climático cero" criticado por los ecologistas, y sigue apostando por el principal activo de su cartera, el gas natural, pese a su cuestionable papel en la transición energética. EDP, la antigua Hidrocantábrico, parte con ventaja impulsada por su importante cartera de instalaciones hidráulicas (que no emiten CO2) y el final anunciado de las térmicas de carbón en las que participa. Al igual que los países, al poder económico español más responsable del calentamiento global le queda aún mucho por recorrer para alinearse del todo con el reto climático. A pesar del greenwashing

Repsol: dependiente de tecnologías aún por afinar

Repsol, la gran petrolera española, emitió en nuestro país 12.264.983 toneladas de CO2 equivalente. Fue la única de las cinco grandes empresas emisoras que subió con respecto a 2018: concretamente, un 13%, según el análisis anual que realiza el Observatorio de la Sostenibilidad. Se incluyen las aportaciones de Petronor, participada en más de un 80% por la compañía. La gigante del sector de los hidrocarburos busca reducir su "intensidad de carbono" de dióxido de carbono un 12% para 2025, un 25% para 2030 y un 50% para 2040, "con el objetivo de ser cero emisiones netas en 2050". No, no quiere decir que se propongan emitir 0 gramos a la atmósfera: sino que lo compensarán con otras acciones.

Pero además, en su informe publicado este miércoles titulado Haciendo trampas al clima, Greenpeace apunta al engaño de hablar de "intensidad de carbono", en vez de reducción de gases de efecto invernadero. "Es decir, la cantidad de emisiones por energía producida. Nada indica que las emisiones brutas se vayan a reducir", aseguran. Si Repsol produce más energía, emitirá más. 

"Para abordar este proceso de transformación, la compañía se apoyará en cuatro grandes pilares: la eficiencia energética, la economía circular, el hidrógeno renovable y la captura y uso de CO2. Sólo en eficiencia energética invertirá durante el periodo del Plan más de 400 millones de euros, para reducir 800.000 toneladas de CO2 anuales y sentar las bases para transformar los centros industriales en instalaciones cero emisiones netas", afirma Repsol en su nota de prensa. No hay ninguna mención a cambiar su modelo de negocio para dejar de extraer, transportar y quemar petróleo, en línea a lo que la comunidad científica pide: abandonar los combustibles fósiles, dejarlos bajo tierra. Con respecto al hidrógeno verde, aún no hay certezas de su rentabilidad futura, por lo que las compañías piden inversión pública para minimizar riesgos.

Y en cuanto a la captura de CO2, es otra tecnología en desarrollo: sin certezas de que sea lo suficientemente rentable como para ayudar a las metas climáticas. En 2009, la Agencia Internacional de la Energía pidió que, de cara a 2020, se construyeran reclamó que se construyeran 100 grandes proyectos: hasta la fecha, funcionan 20. "No se prevé que el desarrollo a gran escala de esta tecnología esté disponible antes de 2030, como muy pronto. Y el IPCC ya ha advertido que los próximos 10 años son vitales para evitar que la temperatura media del planeta supere los 1,5 grados", afirma Greenpeace.

Un informe de Transition Pathway Initiative asegura que las principales compañías de gas y petróleo, entre las que se encuentra Repsol, deberían reducir un 70% sus emisiones para 2050 para alinearse con un objetivo de 2 grados de calentamiento a finales de siglo. Y Carbon Tracker reclamó el año pasado una cifra del 65% para 2040. Ambos números son inferiores al compromiso actual de la petrolera, que solo habla de "intensidad de carbono". El primer análisis lamentó que la compañía fiara su futuro a tecnologías sin desarrollar para mantener su modelo de negocio, probablemente obsoleto conforme avance la transición ecológica. Antonio Brufau, su presidente, ha criticado en varias ocasiones la apuesta por los vehículos eléctricos y ha llamado a plantar más árboles para mitigar el cambio climático, a pesar de que la evidencia muestra que esta acción no puede sustituir a la reducción de gases de efecto invernadero.

Naturgy: metas para 2030 mayores de lo emitido en 2019

Naturgy, antiguamente conocida como Gas Natural Fenosa, emitió en 2019 en España 6.254.863 toneladas de CO2 equivalente: la cuarta del país. Un 2% de todos los gases de efecto invernadero que se lanzan a la atmósfera en España. Y pese a tener una cartera considerablemente más limpia que la de Repsol, no se ha comprometido a la "neutralidad climática" (compensar todo lo que se emita, aunque sea en base a promesas inciertas de tecnologías sin desarrollar" sino al "balance climático cero": que las emisiones generadas sean iguales a las "emisiones evitadas", desinvirtiendo en combustibles fósiles, según explican desde el gabinete de prensa de la empresa. Greenpeace critica duramente, en su informe publicado este miércoles, este concepto: asegura que es un ejercicio de "ingeniería contable" que no ha sido replicado por ninguna otra energética. Sin embargo, celebran lo riguroso de su cálculo de emisiones, a diferencia de otras. 

Su objetivo de 2030, incluido en su Plan Estratégico de cara a 2022, es de una reducción del 18% de las emisiones "de alcance 1 y 2", las directas generadas por la actividad de la compañía, respecto a su particular año de base: 2012. No hay meta para las emisiones de alcance 3: las derivadas del consumo de los productos que comercializa. Y quemar gas natural para la producción de electricidad o para la calefacción contribuye al cambio climático. Naturgy emitió en 2012 26.957.000 toneladas de CO2 equivalente en esos ámbitos, según su informe de aquel año: por lo que una reducción del 18% para 2030 con respecto a 2012 implica emitir 22 millones de toneladas. En 2019 fueron 16. Por lo que dibuja metas mayores de lo ya conseguido.

Naturgy defiende, a través de las comparecencias de sus directivos, las organizaciones en las que participa para hacer labores de lobby y fundaciones que financian "conocimiento" –informes y cátedras universitarias–, que el gas natural tiene futuro como "combustible de transición" para paliar la intermitencia de las energías renovables. Pero los ecologistas creen que un combustible que, si bien es menos lesivo que el carbón, emite gases de efecto invernadero en su quema y en su transporte –el metano se filtra desde los gaseoductos– no es compatible con una transición energética ambiciosa y compatible con el Acuerdo de París. "Exceptuando el incremento de generación a partir de renovables, el resto de la estrategia empresarial es seguir extrayendo y quemando gas, agudizando el cambio climático", critica Greenpeace. 

Endesa: reducción en 10 años igual a la conseguida en solo uno

Endesa es la empresa que más CO2 equivalente emite en España: más de 16 millones en toneladas en 2019, según el Observatorio de la Sostenibilidad. Pero su reducción fue asombrosa con respecto a 2018: de más del 50%. ¿Por qué? ¿Cómo pasó? Se trata de la compañía con más centrales de carbón en España. Las circunstancias meteorológicas, el alto precio de la materia prima y de los impuestos al CO2, la bajada del gas natural y otras circunstancias permitieron que las térmicas produjeran muy poco con respecto a 2018. No por ninguna agenda ecologista, sino por la falta de rentabilidad y las fuertes restricciones impuestas por la Unión Europea, la empresa presidida por Juan Sánchez-Calero echará el cierre a todas estas instalaciones contaminantes en 2022. 

La empresa se ha comprometido a reducir sus emisiones un 70% con respecto a 2017. El truco está en que en 2017, las emisiones de Endesa fueron excepcionalmente altas: se trató de un año seco, en el que la energía hidroeléctrica no generó la suficiente electricidad y, en consecuencia, el carbón funcionó a todo trapo. Si solo nos fijamos en las emisiones localizadas en España, dicho porcentaje implica que la energética emitirá 10 millones de toneladas en 2030, cuando del 2018 al 2019 se evitó 14 millones. Solo aspira, en toda una década, a reducir 4 millones. 

En su informe, Greenpeace alerta de la cara B del abandono del carbón por parte de Endesa. "Pese a la solicitud de cierre de las centrales térmicas de As Pontes (la mayor de España) y Carboneras, se reserva el derecho de prolongar su vida si funcionan los ensayos con diversos combustibles o la mezcla de ellos. Por lo tanto, no ha renunciado a la quema de diferentes tipos de carbón (importado de Kazajistán) mezclados con otros combustibles que están en fase de ensayo como residuos de depuradora, purines, biomasa o falsos bio", aseguran.

La compañía aspira, a largo plazo, a la "descarbonización" de su producción energética, con un 100% de activos renovables. Sin embargo, no se ha comprometido ni a la neutralidad climática de Repsol, ni al "balance climático cero" de Naturgy.

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EDP: con ventaja gracias a la hidroeléctrica

EDP España, filial del gigante luso de la energía, antes era conocida como Hidrocantábrico. Pese a no acaparar demasiados titulares ni atención entre prensa y activistas españoles, es la tercera que más emite en el país: 6.804.089 toneladas de CO2 equivalente. Principalmente, por culpa de sus dos centrales de carbón, Aboño y Soto de Ribera, y su central de ciclo combinado, en Castejón (Navarra). Al igual que Endesa, EDP quiere cerrar las dos primeras, azuzada por la falta de rentabilidad. Pero su fuerte es una energía limpia –que no libre de impacto–: la hidroeléctrica. Es propietaria de nueve instalaciones de este tipo en España

La compañía ha prometido, de cara a 2030, una reducción muy llamativa en los titulares: de un 90%. Pero, una vez más, el año de referencia importa y mucho. En este caso, con respecto a 2005. No hay registros de lo emitido por EDP España hace 15 años, pero se trató de uno de los años en los que más CO2 se emitió en toda la historia de España, poco antes de que impactara la crisis económica y bajaran los gases de efecto invernadero.

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