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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Qué dicen las encuestas ante el adelanto en Andalucía: Moreno lo tiene de cara (pero sólo con Vox)

Juanma Moreno y Juan Espadas, en una imagen de archivo.

El adelanto electoral en Andalucía al 19 de junio, medio año antes del finalizar la legislatura en curso, revela que el nuevo líder popular, Alberto Núñez Feijóo, consciente del daño que ha sufrido su partido a lo largo de los últimos meses a raíz de la guerra interna, cree que la tormenta ha sido neutralizada y está en disposición de revalidar la presidencia de la Junta de Andalucía.

Según el promedio de encuestas, hecho antes de que los partidos den el pistoletazo de salida a sus campañas y, en algún caso, presenten sus candidatos, el PP sería la primera fuerza política con el 34% de los votos, seguido del PSOE con el 26%, Vox con el 17%, UP –en coalición con Más País, Equo e IU – con el 10% y Adelante Andalucía –escisión de Podemos liderada por Teresa Rodríguez—y Cs, ambos por debajo del 5%.

De esta forma, según estos primeros sondeos, el Partido Popular sería el favorito para volver a gobernar la comunidad autónoma más poblada de España, a las puertas del inicio de un nuevo curso político plagado de elecciones municipales autonómicas a lo largo y ancho de todo el territorio.

En esta ocasión, en cambio, revalidar la presidencia de la Junta no llegará –como pasó en 2018—de la mano de Ciudadanos, sino con los apoyos del partido de extrema derecha que hace 4 años irrumpía, por primera vez, en un parlamento autonómico: Vox.

Por un lado, la dinámica electoral de Cs es similar en todas las regiones. Luchan por mantener representación en los distintos parlamentos y, como ya pasó en Castilla y León, la clave para que esto suceda parece estar en la popularidad del candidato que lidera la formación: Juan Marín, vicepresidente saliente y candidato de Cs. La visibilidad de formar parte del ejecutivo andaluz le ha permitido a Marín penetrar en ciertas capas de la población, pasando de una tasa de conocimiento del 50% en 2018 al 75% hoy, lo que le puede permitir mantener algún que otro escaño de los 21 que cosecharon en las pasadas elecciones. En cualquier caso, el correctivo será severo, según el promedio.

Por otro lado, el partido de extrema derecha mejoró las expectativas que fijaban los sondeos en 2018, aunque la empresa demoscópica GAD3 consiguió detectar las corrientes de fondo que propiciaron la sorpresa hace apenas cuatro años. En esta ocasión, con la candidatura de Macarena Olona, Vox espera no solo mejorar sus resultados, sino llegar al gobierno autonómico de la misma forma que lo han hecho en Castilla y León, terminar el curso político siendo parte de dos ejecutivos autonómicos y, desde esa posición de visibilidad, marcar la agenda del nuevo curso que los pueda llevar al Consejo de Ministros que salga de las próximas elecciones generales.

En el seno de la izquierda queda por despejar la incógnita de si la oferta política actual –con 2 partidos a la izquierda del PSOE—consigue movilizar a su potencial electorado. Una unión de fuerzas entre Podemos, Más País e IU, esperada por una buena parte de sus bases, podría afianzar ese espacio tan fragmentado en los últimos tiempos.

En un contexto de una participación no especialmente alta (60% según el CEA de abril, tres puntos superior a 2018) no se vislumbran grandes bolsas de votantes indecisos. Todos los partidos muestran tasas de indecisos por debajo del 7%, pero con dos excepciones: Ciudadanos, dato esperado debido a su debacle electoral y PSOE, con 1 de cada 10 votantes que dudan si repetir el voto.

Coyuntura económica y nuevo liderazgo nacional del PP 

Siete de cada 10 ciudadanos andaluces consideran que la situación económica de la región es mala o muy mala, de acuerdo con el barómetro de marzo del Centro de Estudios Andaluces (CEA). A pesar de ser una cifra especialmente elevada, los propios ciudadanos consideran que la situación económica de España es aún peor: el 80% lo califica como mala o muy mala. Existe un matiz importante: 5 de cada 10 (50%) creen que la situación económica de Andalucía en los próximos meses será peor que la española, frente a 1 de cada 4 (25%) que cree lo contrario.

En esta coyuntura política y económica, los andaluces creen que es el Partido Popular es quien está en mejor posición para dar salida a los principales problemas que tiene la región, pero también el país.

Este contexto favorable a la derecha, 4 de cada 10 ciudadanos españoles confía en el nuevo liderazgo del PP, según el barómetro del CIS de este mismo mes, una cifra que contrasta con el liderazgo de Pablo Casado que, el mes de enero –antes de la crisis interna del partido—solo confiaban en él 1 de cada 10 ciudadanos.

Feijóo, que, a la vista de las primeras encuestas, es uno de los líderes mejores valorados –por detrás de Yolanda Díaz—, podría capitalizar el voto de la derecha o, al menos, frenar la fuga de votos hacia Vox que se producía, con más o menos intensidad y de forma fluctuante, durante la etapa anterior a su llegada.

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En las últimas semanas los populares reciben más votantes de Vox de los que pierden a nivel estatal. El barómetro de abril del CIS apunta a que los flujos de votantes entre ambos partidos favorecen ahora al PP, recibiendo 2 de cada 10 votantes de Vox en 2019 y perdiendo 1 de 10 en favor de la formación de extrema derecha, tal y como se puede apreciar en el gráfico de arriba.

Un efecto similar se produce Andalucía. Según el CEA de diciembre de 2021, el PP podría atraer hasta 1 de cada 4 votantes de Vox de 2018, mientras que menos del 5% transitarían el camino contrario.

La llegada del líder gallego a la presidencia del Partido Popular deja atrás, a priori, la bicefalia discursiva de la formación de derechas en relación con Andalucía. En esta coyuntura económica, con la inflación disparada y con un Gobierno central muy desgastado en una de las legislaturas más complicadas de los últimos tiempos, el PP puede apuntalar un cambio de ciclo político que no consiguió en Castilla y León por quedarse por debajo de las expectativas que ellos mismo se pusieron.

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