Musk sigue jugando con Twitter: ahora dice que no compra tras descubrir un secreto que ya se sabía
Twitter está viviendo una primavera convulsa. Si abril fue el mes en el que Elon Musk anunció primero que se incorporaba como primer accionista de la red social y para posteriormente comunicar que compraba la compañía por unos 44.000 millones de dólares (42.156 millones de euros), mayo apuntaba a ser el mes de las propuestas, los planes, los rumores sobre qué dirección va a coger la empresa y, sobre todo, terminar de cerrar la operación. Sin embargo, todo ha saltado por los aires este viernes. Y ha sido, curiosamente, a golpe de tuit.
A las 11.44 hora peninsular, es decir, casi a las tres de la madrugada en San Francisco, sede de la tecnológica, el también fundador de Tesla y SpaceX ha vuelto a poner patas arriba Silicon Valley: "Acuerdo de Twitter suspendido temporalmente a la espera de detalles que respalden el cálculo de que las cuentas falsas/spam representan menos del 5% de los usuarios". 20 palabras, 137 caracteres (en su versión en inglés) y un enlace a un artículo de Reuters que recoge esta información sobre el porcentaje de bots en la red social. Vista la polvareda levantada, Musk ha regresado a su perfil para dos horas después, a las 13.50 en España y aún de madrugada en la costa este de EEUU, tuitear: "Todavía comprometido con la adquisición".
¿A qué se han debido estos tuits con nocturnidad y alevosía de Musk? "Hay mucha especulación y todo son hipótesis o conjeturas. Todo este asunto es esperpéntico por cómo se ha producido, por la rapidez con la que los miembros de la junta aceptaron la oferta y por sus declaraciones", asegura Miquel Pellicer, consultor en comunicación digital en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Desde Techcrunch barajan cinco posibles respuestas: a que sea una preocupación seria, a que esté queriendo realmente poner el trato en suspenso, a que se esté acobardando, a que quiera intente renegociar el precio de compra o a que quiera jugársela con "sabe qué consecuencias legales". Y es que nadie entiende muy bien qué puede estar pasando por la cabeza del que es el hombre más rico del mundo porque la información que ha puesto encima de la mesa ahora mismo el jefe de Tesla y SpaceX no es ni mucho nueva.
El propio artículo de Reuters que enlaza en su tuit es del 2 de mayo y se refiere a una presentación regulatoria de la compañía ante la Comisión del Mercado de Valores de EEUU (SEC por sus siglas en inglés). Es decir, no es ni un secreto ni algo que se haya encontrado paseando por la sede de la tecnológica. La pregunta es clara: ¿por qué ahora? Pero, la respuesta, en cambio, no está ni mucho menos clara. Sobre todo porque nadie sabe ni entiende cómo funciona la cabeza del multimillonario.
En esta información que presentó Twitter ante la SEC, la red social calculó que las cuentas falsas o de spam representaban menos del 5% de sus usuarios activos diarios monetizables durante el primer trimestre tras una revisión interna. Es decir, que el 95% de sus 229 millones de usuarios son reales, es decir, que tienen una persona detrás y, por tanto, consumen los anuncios con los que la plataforma gana dinero. "Este argumento me parece que no es sostenible para frenar esta compra", explica Miquel Pellicer, consultor en comunicación digital en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que también recuerda que "si una cosa ha intentado" es, justamente, "eliminar cuentas falsas y bots".
La cifra además, inicialmente, no parece nada desdeñable. ¿Se esperaba un porcentaje más bajo? "Se esperaba más. Por eso digo que no es un argumento que se sustente", reconoce este experto. El problema para Musk podría estar en lo que admite la tecnológica a reglón seguido en este comunicado: esta estimación de bots "puede no representar con precisión la cantidad real de dichas cuentas", afirmando que "podría ser más alta de lo estimado".
Y esta no sería la primera vez que Twitter se equivoca contando usuarios. En la presentación de sus resultados del primer trimestre, reconoció un error por el que llevaba desde 2019 sobreestimando el cálculo de sus usuarios diarios activos monetizables en casi dos millones de cuentas. En concreto, la compañía había calculado un exceso de 1,5 millones a nivel internacional, con 178,8 millones en vez de los 177,3 millones reales.
Lo cierto es que el problema de las cuentas falsas no es un problema nuevo para los de San Francisco. La red social no cuenta prácticamente con restricciones a la hora de crear una cuenta en la plataforma. Y aunque ha intentado ponerle freno, aún no lo ha conseguido. Es más, esta misma semana, actualizó su política de contenido duplicado: "Para ayudar a las personas a encontrar información auténtica y creíble, así como para promover un discurso público saludable en Twitter, limitamos la visibilidad de los tuits duplicados (también conocidos como 'copiapega')".
El propio Musk ha dicho en este mes de camino hacia el trono tuitero que "derrotaría a los bots" o "moriría en el intento". Su objetivo pasa por el anhelo de verificar a sus usuarios. ¿Supondría esto el fin del anonimato? Sí. Y esto podría ser un problema, y grave, para muchos usuarios desde disidentes políticos, pasando por víctimas de violencia de género hasta el colectivo LGTBI. Es más, para Pellicer este tipo de usuarios no son el principal problema de Twitter y señala, en cambio, al problema sobre "el discurso de odio y la desinformación". Un melón que el empresario no quiere cerrar ya que también apunta a que entre sus metas también se encuentran convertir a la red social en una "plaza del pueblo digital" o que los algoritmos sean de código abierto.
El poder de Musk para jugar con la Bolsa
Sea real o no la preocupación de Musk por las cuentas bots, por lo de pronto, sus tuits han tenido impacto en la cuenta bancaria de Twitter. Antes de abrirse el mercado bursátil en EEUU, las acciones de la plataforma llegaron a caer un 25%, hasta los 35 dólares, una cifra muy inferior a los 54,20 dólares por título que ofrece el hombre más rico del mundo en su oferta de compra realizada hace un mes, el pasado 14 de abril. No obstante y tras la segunda publicación del multimillonario, la tecnológica recuperó algo de pulso y ha cotizado en torno a un 10% menos que la jornada anterior.
Curiosamente, las acciones de Tesla, la otra compañía de Musk y que ha usado como garante de la operación, se dispararon este viernes en Bolsa. Y lo hacen después de caer más de un 30% en el último mes.
Y Twitter y Tesla no han sido las únicas que han visto modificadas sus cotizaciones por sus palabras. "Hay un patrón con sus diferentes declaraciones y es que ha hecho bajar y subir a sus propias empresas pero también a otras. Él sabe que tiene este poder y esto es un caramelo, o una ambición, muy golosa porque puede desestabilizar mercados", advierte Pellicer que insiste en que, dentro de esta "estrategia de escandalización", este es un poder que "pocas personas tienen".
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Y todo este juego capitalista podría ser un problema. Según el contrato registrado por la compañía ante la SEC para la operación de compra, Musk aceptó limitar sus críticas en sus tuits mientras dura la operación de compra. Es decir, no podía enviar publicaciones que desacreditaron a la red social o a sus directivos. Algo que podría haberse saltado con su mensaje de este viernes visto el desarrollo de la tecnología en bolsa.
No sería la primera vez que Musk es multado por lo que tuitea. En concreto, el 6 de agosto de 2018, afirmó en Twitter que estaba considerando privatizar Tesla por 420 dólares la acción. La SEC lo demandó alegando que esa publicación engañó a los inversores y le impuso una multa de 20 millones de dólares.
Sea real o no real esta paralización, si finalmente Musk frena la operación de compra y no se convierte en el dueño tendría que enfrentarse a una posible penalización por cancelar el acuerdo. Según apuntan diversos medios de EEUU, la sanción sería de mil millones de dólares. Aunque esto podría tener trampa. The New York Times señala que esta penalización sería tanto para el multimillonario como para Twitter. Es decir, es posible que se esté agarrando al clavo ardiendo de las cuentas falsas o de spam para demostrar que las cifras de usuarios eran falsas y que la tecnológica lo ha engañado. Todo es posible en el universo de Musk.