Cariño: "Las 'bandas de chicas' no somos un género musical"
Tenemos siempre tanto por hacer que llega un momento en el que en realidad ya nada importa tanto. Esa es la contradicción que llevó a Cariño echar el freno de mano después de exprimir al máximo su primer lustro (y un poquito más) de vida, durante el que se han convertido en uno de los grupos de referencia de la música independiente española. "El sistema te empuja todo el rato para adelante sin que te des cuenta", advierte María Talaverano (cantante y teclista), mientras su compañera Alicia Ros (cantante y bajo) apostilla a infoLibre: "Nada importa tanto excepto compartir tu vida con tus seres queridos". Con ambas hablamos de su flamante tercer disco, Tanto por hacer (Sonido Muchacho, 2024), en ausencia obligada de la tercera para nada en discordia, la guitarrista Paola Rivero.
¿Os habéis cansado ya durante estos días de que os pregunte la prensa dónde quedó el 'tontipop' de los dos primeros discos? ¿Ya habéis superado esa etiqueta?
ALICIA: Sí. No renegamos en absoluto del 'tontipop', simplemente en este disco queríamos explorar nuevos sonidos, hacer algo más orgánico y pausado, como más adulto, aunque esa palabra nos chirría un poco (risas). Pero sí, queríamos un trabajo un poco más serio. Hicimos la música con Lucas y Luis -los productores argentinos Lucas Solovera 'El Malamia' y Luis Lamadadrid- y eso nos pedía significados diferentes, por lo que quedó un poco atrás el 'tontipop'. Pero hay canciones que siguen bebiendo de lo mismo porque son nuestras referencias y no las abandonamos.
A ver si va a ser este de verdad vuestro disco más maduro... Que es un cliché horrible pero, ¿lo es?
A: Sí, es nuestro disco más viejo (risas). Somos más viejas y es un disco más viejo.
El título del disco es Tanto por hacer, y la primera canción Nada importa tanto. ¿De la contradicción surge la creación?
A: Es una contradicción hasta el punto de que no sabíamos si llamar al disco Tanto por hacer o Nada importa tanto. También por eso la portada es una contradicción con un lado bueno y un lado malo, porque es donde nos encontrábamos al hacer el disco. Veíamos muchas cosas malas en nuestras vidas, pero también un lado muy luminoso que nos hacía seguir adelante. Y por eso Nada importa tanto habla de que, efectivamente, nada importa tanto excepto compartir tu vida con tus seres queridos. Ese es el camino por hacer.
Ya en la primera escucha llama la atención esa letra: "En realidad nada importa tanto como parece, si lo único que importa es regalar tiempo a quien se lo merece". Es algo vuestro personal después de seis años sin parar, pero perfectamente extrapolable como mensaje social. ¿Es un aviso para que paremos y disfrutemos de lo que cada uno tenga, porque no nos damos ni cuenta de lo que tenemos?
MARÍA: Es algo nuestro, pero también hacia fuera. Se trata de compartir una experiencia que consideramos importante y que, aún habiéndola vivido nosotras, necesitamos recordarla, porque es verdad que el sistema te empuja todo el rato para adelante sin que te des cuenta.
¿De donde surgió la necesidad de parar? ¿Os estabais perdiendo todo lo bueno que tiene estar en Cariño?
M: A la banda le hemos dedicado todo el tiempo. Recuerdo cuando tocamos en La Riviera el año pasado y nuestra tour manager estaba muy emocionada, pero al día siguiente yo pensaba que esto es al final el trabajo de mucha gente y vamos tan rápido que nosotras ni celebramos las cosas. Siempre estamos pasando a lo siguiente. Ahí nos damos cuenta de que hay que pararse a celebrar, porque igual sí que se celebra lanzar un disco, pero luego nada más. Y queríamos pararnos a celebrar los logros con la gente que tenemos cerca.
¿Desconecta de la realidad estar todo el rato pensando en un grupo de cada vez más éxito como Cariño?
A: Sí. Después de mucho tiempo sin tocar, participamos el otro día en un concierto solidario de Som València por los afectados de la DANA y sentí otra vez cosas de tocar al principio del grupo que se van perdiendo. Porque al final de una gira antes de tocar estás ya como si fueras a hacerte una tostada, porque sigues teniendo los mismos nervios pero le pierdes el respeto y lo disfrutas mucho menos.
Y corres el peligro de que se convierta en un funcionariado. Que anda que no pasa. La música es un trabajo, pero no puede perder la parte emocional.
A: Y sobre todo que no lo puedes defender tan bien, porque el artista tiene que implicarse emocionalmente, algo que se pierde con la autoexplotación y la sobreexplotación.
Se aprecia otro cambio en Tanto por hacer: hasta ahora Cariño tenía música alegre y letras no tanto, pero ahora todo va más de la mano. La música no es tan jovial, por así decirlo. ¿Cómo ha sido esa evolución?
A: Es verdad y viene mucho también por haber trabajado con Luis y Lucas como productores. Desde el principio los cinco pensábamos que debía ser así, que si estábamos hablando de un corazón roto teníamos que bajar los 'bpm' -beats per minute, es decir, el tempo- y hacer una canción más apropiada al sentimiento. Por eso nos ha salido un disco más lento, porque tocaba desamor en esta etapa de la vida.
¿Desamor acumulado o desencanto de cumplir años?
A: Me encanta la palabra desencanto, aunque no la había aplicado a este álbum. Pero sí, es un desencanto con la vida, con el amor y con todo.
M: Un choque de realidad (risas).
Pero aunque todos cumplamos años, encontramos una canción como Hay magia. ¿Una reivindicación total del amor adolescente como sentimiento puro?
M: Además, es que nosotras somos como muy mágicas, nos gustan mucho esas cosas. Yo creo que hay dos corrientes de personas: las que van asumiendo todo lo que les va pasando hasta llegar a ese desencanto y ya no creen en el amor, y otras para las que tener fe y creer en la magia significa que todo es posible. Y por eso te puedes volver a enamorar cuando sea como la primera vez. Nosotras somos más de eso.
También sois de apostar bastante por la voz distorsionada y digitalizada, algo nada habitual en el indie. Cariño sigue siendo Cariño pero además mira a toda la escena urbana. ¿Por qué el 'autotune'?
A: Hasta ahora habíamos evitado utilizar filtros, 'autotune' y cosas así, pero recuerdo a María diciendo 'yo quiero esta voz'.
M: Al final se trata de ser nosotras mismas y hacer lo que queremos. Yo personalmente me siento muy cómoda. Pueda cantar la nota o no, me gusta más como suena. Antes no lo hacíamos y ahora sí, pero depende también de la canción.
A: Las baladas no van tanto con 'autotune', claro. Pero es que si estás editando el sonido de una guitarra u otros instrumentos, ¿por qué no editar la voz? Si ya no eres purista en los instrumentos, ¿por qué la voz se sigue tratando como que tiene que ser tan pura cuando es un instrumento más y le puedes dar el efecto que quieras? El único comentario malo que he leído de este disco ha sido por el 'autotune', por cierto (risas).
M: Es que no significa que cantes mal y de repente te pongan 'autotune' y sepas cantar. Todas las voces de los discos van afinados tengan o no 'autotune'.
Con el disco ya ahí fuera, ¿los planes ahora pasan por tocar todo lo posible con las energías renovadas?
A: Eso es. Tenemos ya todo ensayado y empezamos la gira la semana que viene por Bilbao y Murcia. El plan es el mismo de siempre, gira por España, luego vamos a Colombia y después estaremos en los festivales que nos quieran llamar. Así estaremos supongo que un par de añitos, pero con más cabeza, más calma y espacio entre fechas.
M: Ahora además vamos con Cham y Zazo, batería y teclados -dos músicos de apoyo en directo-. Con ellos cambia un montón la cosa. Antes era una presión entre las tres, había mucha tensión porque surgían cosas que no sabíamos resolver, pero ahora yo me siento mucho más feliz.
A: Estamos mejor. Vamos con dos virtuosos de la música y se siente muchísimo dentro y fuera del escenario.
Se viene denunciando, parece que cada vez con más fuerza, la sangrante ausencia de 'bandas de chicas' (siempre entre comillas) o mujeres en muchos festivales. ¿Cómo vivís vosotras esta situación?
A: Yo creo que ha habido muchos avances y se ha hecho mucho como sociedad por tener en cuenta a las mujeres. Nosotras en el fondo somos unas privilegiadas porque desde el primer momento, para bien o para mal, se nos ha utilizado para cubrir esos cupos con los que cuentan y quieren rellenar los festivales. Nosotras hemos tenido mucha suerte porque hemos sido elegidas como 'banda de chicas'... medio lesbianas... suena perfecto a nivel de marketing para el festival de turno. La queja que tenemos, porque aunque se ha avanzado queda todavía mucho trabajo, es el efecto que tiene lo de usar 'banda de chicas' como género musical. Si Ginebras toca en un festival, a ellas las ponen un viernes y a nosotras el sábado porque no se pueden arriesgar jamás a poner a las chicas el mismo día. Eso es algo que vemos, a pesar de que no somos un género musical. Somos todas chicas, pero cada banda hace su música.
¿Conseguiremos que desaparezca alguna vez esa etiqueta de 'bandas de chicas'?
A: Se irá desvaneciendo. Al mismo tiempo, por ejemplo, entrevistar a un 'grupo de chicas' me parece bien si te gusta el grupo. Porque a nosotras ya nos chirría, aunque hemos participado mucho, en la típica entrevista de 'las chicas' en la que te juntan con cinco bandas o artistas femeninas que no tienen nada que ver contigo. Muchas veces piensas '¿pero qué compartimos aparte de ser mujeres?'
Hinds se comió lo peor porque fue la primera 'banda de chicas' que se fue fuera y la que generó más envidias y críticas. Se las trató muy mal
Relacionado con esto, hace poco hablaba con Hinds, que me decían que ahora por fin se las está haciendo algo de caso con respeto en España después de tantos años de vilipendios dentro y elogios fuera. Vosotras que también habéis salido fuera, ¿sentís esa diferencia de trato?
A: Ellas se comieron lo peor porque fue la primera 'banda de chicas' que se fue fuera y la que generó más envidias y críticas. Se las trató muy mal, de manera que entiendo perfectamente que se sientan mejor fuera que aquí. Pero ahora han vuelto en un momento en el que la sociedad está ya educada para entender que puede haber un 'grupo de chicas' al que le vaya muy bien. A nosotras al principio nos criticaban muchísimo.
M: Yo creo que nunca lo he sentido tanto como a Hinds, desde luego. A día de hoy estoy segura que a ellas se las reconoce fuera de otra manera y con otro respeto. En nuestro caso no hay tanta diferencia en realidad, tanto en España como fuera nos tratan bastante bien.
A: Con nosotras fue solo al principio, en el círculo de los puristas de Malasaña. Pero oye, que entiendo que da rabia que tres chicas que en un principio no han tocado en su vida de repente saquen una canción y les empiece a ir bien para siempre.
M: Porque además nunca lo buscamos, ni fue para nosotras una meta. Pero nos encanta, vaya (risas).
A: Nos alegramos de que nos vaya bien (risas).
¿Y cómo fue tocar en Coachella? Ya quisieran muchos.
A: El titular de decir que vas a tocar en Coachella es impactante por estar en California, pero allí hay muchísimo público latinoamericano, sobre todo de México, que es un país donde nos escuchan bastante, así que nos sentimos arropadas. Pero vamos, que tocamos en el escenario más pequeño.
M: Como son dos fines de semana seguidos que se repite el cartel, notamos más gente el segundo, pero en realidad fue algo más de cara hacia fuera. Además, como estuvimos anunciadas dos años por la pandemia, fue doblemente doble (risas).
¿Ha cambiado la idea del éxito para Cariño en este tiempo, ahora que publica ya su tercer disco?
M: El éxito, más que una cosa de números, es poder elegir cuando tocar y poder tener tiempo y libertad.
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A: Siempre hemos vivido el éxito porque cualquier cosa era algo más. Nos sentimos exitosas desde que nos confirmaron en el Contempopránea el primer concierto hasta tocar en Coachella. Siempre hemos vivido agradecidas y viendo el éxito porque nuestros niveles iban de muy abajo hacia arriba. Pero como bien dice María, para nosotras también el éxito sería poder decir 'tocamos una vez al mes' y no estar tan ligadas a la parte económica como poder tener más libertad. Porque eso va también en favor de la creatividad.
M: Yo el otro día me di un paseo por Granada, algo que no me permito nunca porque siempre estoy con que tengo que hacer mil cosas que al final no hago, y pensé que es necesario tener estos tiempos y espacios.
A: No hay tiempo para la contemplación, a pesar de que es muy necesaria en lo creativo.