Botín, luces y sombras
Hace pocas semanas decía Rubalcaba que “en España enterramos muy bien”, lo comentaba al hilo de la calurosa despedida que tuvo, en vida, con motivo de su abandono de la política y la cosa pública, y en esta semana hemos tenido buena muestra de ello. Emilio Botín, hijo y nieto de presidentes del Banco de Santander y padre de quien ha sido nombrada su sustituta, falleció el 10 de septiembre pasado, lo sucedido ese día en torno a ese hecho, y los días posteriores, demuestran que España realmente es una “plutocracia” donde el poder del dinero es el verdadero “oremus” de nuestra sociedad.
El despliegue mediático ante el hecho en sí ha sido colosal. Las loas hacia su figura han sido infinitas, y no sólo como banquero, que lo ha sido magnífico. Leer la prensa estos días y observar el peregrinaje de personalidades que acudían a expresar sus condolencias trasladaban, sin duda, la relevancia social dada al Sr. Botín, y su obra, por la sociedad española o, al menos, por quienes tienen el poder sobre ella. Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos sucedió a su padre, como Presidente del Banco de Santander en 1986, en aquella época ese banco era el más pequeño de los siete grandes españoles (Banesto, Central, Hispano Americano, Bilbao, Vizcaya y Popular, más Santander), el gran mérito de este banquero ha sido cambiar ese status quo hasta convertir al Banco de Santander en el primer banco no ya de España, sino ser el más grande de la zona euro y el decimocuarto a nivel mundial, su política de adquisiciones, su acierto a la hora de ver las oportunidades, y su olfato, son su verdadero legado.
Su visión a la hora de apostar por la internacionalización del negocio es lo que mejor ha protegido al Banco de Santander de la crisis financiera, y económica, que vive toda Europa, y España desde 2007, a través de sus prósperos negocios en Brasil, toda Sudamérica y Asia. He trabajado en una entidad financiera española, desde mediados de los años setenta, y mi primer recuerdo profesional relacionado con el Sr. Botín es a final de la década de los ochenta, cuando lanzó la “SuperCuenta”: revolucionó el mercado, cambió la forma de hacer banca en España y se empezó a granjear la fama, que nunca le ha abandonado, del “feroz competidor”, aún recuerdo de esa época algunas profecías catastróficas negativas sobre su visión del negocio, que no se cumplieron, mientras el resto de sus competidores, también yo desde mi puesto, fuimos sufriendo periódicamente sus iniciativas: “SuperHipotecas”, “SuperLibretas”, “0 comisiones”, “queremos ser tu banco”, etc…
Otra cuestión que siempre me llamó la atención del Sr. Botín es su leyenda de saber rodearse de los mejores, así lo hizo con los directivos vinculados a Pedro de Toledo en el Vizcaya, y con Corscostegui, Francisco Luzón o Alfredo Sáenz, teniendo la visión suficiente como para llegar a no ser el mejor pagado del Banco del Santander, y que lo fuera el Sr. Sáenz, al fin y al cabo un empleado, su consejero delegado; él ya contaba con los dividendos procedentes de su paquete de acciones. También tuvo la habilidad necesaria como para encontrar acomodo a pesos pesados de la política, a modo de “puerta giratoria”: Isabel Tocino, Guillermo de la Dehesa, Matías Rodríguez Inciarte, Abel Matutes …y hasta Rodrigo Rato, antes y después de Bankia. Pero toda vida tiene sus puntos más oscuros o menos claros.
El Sr. Botín que encabezaba el Consejo Empresarial por la Competitividad, junto a Cesar Alierta (Telefónica) y los más importantes empresarios, como mascarón de proa de la marca España, vio como la Audiencia Nacional archivó hace dos años una causa abierta contra él, y varios miembros de su familia, por un presunto fraude fiscal que, según los medios, llegaba a los 2.000 millones de euros depositados en cuentas en el extranjero, ello se saldó a la luz de una regularización practicada ante la Agencia Tributaria, con una liquidación por unos 200 millones euros.
Mucho antes de ello el Sr. Botín fue procesado por un delito fiscal a causa de las cesiones de crédito del banco, que se comercializaron a los clientes del “Santander” evitando el pago de las retenciones de impuestos (al caso se archivó en 2006). El Sr. Botín también ha sido investigado por los sistemas de jubilaciones con los que remuneró a sus directivos, siendo absuelto en 2005 y 2007, algunos de los casos procedían del año 1994. En el año 2008 los clientes del Banco de Santander se vieron afectados por la estafa de Bernard Madoff, a través del fondo de inversión Optimal Strategic US Equity, distribuido en clientes asesorados por banca privada, por 2.330 millones de euros. Ese mismo año, Banco de Santander comercializó “participaciones preferentes” por 9.000 millones de euros, a través de su red minorista, si bien, a diferencia de lo sucedido con otras entidades, tuvo cintura para canjearlas por acciones del propio banco en el momento adecuado.
Pero quizás la escenificación máxima de su poder real se evidenció con el indulto otorgado por el Consejo de Ministros de España en 2011, presidido por el Sr. Rodríguez Zapatero, a favor de su consejero delegado, Alfredo Sáenz, tras ser éste condenado por el Tribunal Supremo por un delito de acusación falsa y denuncia falsa, siendo Presidente de Banesto. Al final el Sr. Botín fue un ser humano, con sus errores y aciertos, y con fortuna, mucha fortuna, al menos para irse de manera muy rápida y sin darnos tiempo a olvidarnos de sus últimas sonrisas.
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Con seguridad se habrá llevado con él muchos secretos de la sociedad española, especialmente de su capa dirigente, que son a los que afectan las ayudas financieras cocidas al máximo nivel, las participaciones societarias en medios de comunicación, los patrocinios y los mecenazgos. Es fuertemente llamativo oír, al tiempo, elogios sobre el Sr. Botín de políticos de todo el arco parlamentario, grandes empresarios, competidores y hasta sindicalistas. Con él se va el último vestigio de la banca española tradicional, a F.G. no se le puede considerar como tal; su sucesora, ampliamente preparada, aunque no debe pasar desapercibido que representa la cuarta generación, vía sangre, de presidentes del Banco de Santander, no entenderá el negocio de la misma manera y ciertos hábitos del viejo patrón irán desapareciendo, poco a poco, del banco rojo.
Trabajé en una entidad financiera desde la que sufrí las políticas comerciales y el empuje del Sr. Botín, ya no trabajo en ella pero, hasta que lo hice, percibí al Banco de Santander como el principal competidor, como ese rival que siempre marcaba el ritmo; cuando leo sobre su natural habilidad para detectar el talento y rodearse de los mejores para conseguir la ecuación perfecta de la banca –crecer en volumen y en beneficios al tiempo–, me da una cierta envidia no haber empezado mi vida profesional en el banco presidido por D. Emilio, sí lo reconozco, ha sido el mejor banquero de este último cuarto de siglo, pero nada más, con seguridad no llegó a aportar a España lo que él y su banco obtuvieron de ella.
Mario Martín Lucas es socio de infoLibre