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DOCUMENTALES

Mujeres y rojas, doblemente represaliadas y olvidadas: "Lo que sufrieron pone los pelos de punta”

Una escena de la película

Poco o nada se sabría de la vida de las mujeres republicanas encarceladas durante el franquismo de no haber sido por la ardua labor de documentación de Tomasa Cuevas (1917-2007), activista y militante comunista que, tras pasar por varias cárceles de mujeres desde el término de la Guerra Civil, fue desterrada a Barcelona, donde sufrió torturas antes de exiliarse en Francia y Praga. De vuelta en España, en los años setenta empezó a contactar con antiguas compañeras y otras presas a las que realizó centenares de entrevistas para escribir la memoria de las mujeres que habían sufrido la cárcel durante la dictadura. Un trabajo desarrollado con determinación y plasmado en tres libros: Cárcel de mujeres (1939-1945), Cárcel de mujeres: Ventas, Segovia, Les Corts y Mujeres de la resistencia.

Referente de la lucha antifranquista y de la memoria democrática, Tomasa Cuevas proporcionó a los historiadores un material espléndido para conocer las circunstancias en las que tantas mujeres sobrevivieron encarceladas. Mujeres, efectivamente, olvidadas a pesar de que de las 280.000 personas encarceladas al término de la Guerra Civil alrededor de 30.000 fueron presas políticas (nunca reconocidas como tales). De ahí la relevancia de la operación de rescate de Cuevas recopilando en sus libros infinidad de testimonios de mujeres anónimas que también batallaron y sufrieron, fueron represaliadas y denigradas por una doble condición en aquel momento imperdonable: ser mujeres y ser rojas.

Aunando mujeres anónimas y con proyección pública, la lista es interminable: Matilde Landa (1904-1942), dirigente del PCE; Rosario Sánchez Mora 'La Dinamitera' (1919-2008), miliciana; Trinidad Gallego (1913-2011), enfermera y matrona; Nieves Torres (1918-2013), militante de las JSUC; Mari Carmen Cuesta (1922-2010), militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas JSU; Manolita del Arco Palacio (1920-2006), miembro del PCE y la mujer que más tiempo estuvo ininterrumpidamente en cárceles franquistas hasta un total de 19 años; Juana Doña (1918-2003), dirigente del PCE; María Teresa León (1903-1988), escritora y dramaturga, pareja de Rafael Alberti; Maruja Mallo (1902-1995), pintora; María Lejárraga (1874-1974), escritora y militante socialista.

Para reivindicar a todas ellas llega a los cines el próximo 9 de junio Mujeres olvidadas, largometraje documental dirigido por J. Echevarría-Torres que retrata los caminos de diferentes mujeres que irrumpieron en el escenario político, social y cultural del primer cuarto del siglo XX. Narrada por Rosa Villacastín, esta película se centra en la situación de desamparo que vivieron las mujeres al comienzo del siglo XX, en especial de un grupo de mujeres que demostró su talento y perseverancia; también sus ansias de libertad y su vocación transgresora. Pioneras de la ruptura de un código civil injusto que aconteció con la llegada del gobierno de la República.

Decíamos que la lista es interminable y, de hecho, continúa con todavía más mujeres reivindicadas en esta película: Matilde Ucelay (1912-2008), primera licenciada en Arquitectura de España; Carlota O'Neill (1905-2000), escritora y periodista feminista; María Luz Morales (1889-1980), pionera del periodismo cultural; María Moliner (1900-1981), filóloga y lexicógrafa; María Brey (1910-1995), bibliotecaria y crítica literaria; Gerda Taro (1910-1937), primera fotoperiodista de guerra, creadora del fotógrafo ficticio Robert Capa junto a Endre Ernő Friedmann; o Amparo Barayón Miguel (1904-1936), militante socialista, pianista y activista. 

"Podemos contar con los dedos de una mano las mujeres de esa época de la que nos acordamos", lamenta en conversación con infoLibre el director de la cinta, J. Echevarría-Torres: "Yo menciono algunas que conozco especialmente, que he estudiado en profundidad, pero la lista podría ser larguísima porque a casi ninguna la conocemos". Para llevar a cabo esta tarea, en la que ha estado enfrascado desde 2017, el cineasta, hijo de Paca Sauquillo, cuenta con testimonios de expertos y familiares, imágenes de archivo, audios recreados y escenas ficcionadas. De la narración se encarga la Rosa Villacastín, quien pone voz y ejerce como eje narrativo y defiende la relevancia del proyecto: "Pone los pelos de punta lo que estas mujeres sufrieron, ¡cómo las tenían!"

Y aún remarca a infoLibre la periodista: "Me ha hecho mucha ilusión ponerle voz a estas mujeres olvidadas. Hay momentos en el documental que, las mujeres sobre todo, sentimos cómo ha cambiado el país y qué horrorosas son las guerras, los odios. Ojalá nunca se repita. Por eso, cada vez que oigo a alguien incitar a las diferencias y al odio... Porque se puede tener una ideología u otra, pero esas barbaridades tenemos que erradicarlas de nuestro vocabulario y de nuestra vida. Me parece que deberíamos releer muchísimo para no cometer las mismas atrocidades".

Subraya Villacastín, asimismo, que todas ella acabaron encarceladas "por ser rojas y mujeres". Y teniendo claro que la mayoría de los prisioneros fueron hombres, insiste en que a las mujeres se las trataba "como si fueran basura, como si no fueran personas, que es algo que en algunos lugares sigue siendo así". "El castigo, la utilización en el tema sexual, de los hijos, todo eso tiene un doble castigo porque no es que los hombres no lo sufran, pero yo creo que es horroroso para una mujer que ha parido un hijo que de pronto se lo arrebaten y se lo lleven. Esto lo dice alguien que no tiene hijos, pero cuando estaba leyendo el guion hubo momentos en los que me emocioné mucho", admite.

Mujeres en muchos casos pioneras y adelantadas a su época, feministas que vislumbraron durante la primera y la segunda República un horizonte de futuro que quedó truncado por la guerra y la larga travesía de oscuridad que fue el franquismo. Mujeres que son un puente que une el principio y el final de la dictadura pues, tal y como recalca el director del largometraje, "no hay posibilidad de entender la lucha de las mujeres en los años de la democracia sin tomar como punto de partida a estas otras mujeres de la República y algunas otras" que no se tratan en esta ocasión por ser anteriores, como puede por ejemplo ser Emilia Pardo Bazán. "Si no se empieza por estas mujeres, es imposible entender, en mi opinión, la lucha antifranquista de ellas y de ellos en los años setenta", apostilla.

Villacastín aprovecha su conversación con infoLibre para agradecer al director la recuperación y reivindicación de todas estas mujeres, muchas de ellas anónimas, por lo que "precisamente por eso casi nadie se acuerda de ellas" más allá de sus familias. Es por eso que considera "muy importante" traer al presente a todas ellas, "para que la gente joven vea que se había adelantado mucho en la época de la República, que mucho de lo que estamos consiguiendo ahora ya se había conseguido entonces y que luego vinieron las tinieblas". "Las sinsombrero han recuperado visibilidad, pero hay tantas y tantas mujeres del mundo del arte o de la investigación a las que se ha borrado del mapa... todo lo contrario que a los hombres", apostilla.

"Si tú eras mujer en aquella época, tus derechos y tus posibilidades para desarrollar tus capacidades eran muy limitadas", continúa Echevarría, quien insiste en que esa situación empeoraba para aquellas que hubieran tenido cualquier tipo de relación, aunque solo fuera de parentesco, con la el entorno republicano. "Te condenaban al ostracismo, algo que sufren todavía las mujeres de las que hablamos en el documental", remarca el cineasta, asegurando para terminar que su objetivo es "entretener, generar interés y remover alguna conciencia" que quizás pueda sentir así la necesidad de investigar por su cuenta. Y es aquí donde Villacastín remata: "Este documental nos va a hacer reflexionar".

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