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Los diablos azules

Benítez Ariza por Benítez Ariza

El escritor José Manuel Benítez Ariza.

José Manuel Benítez Ariza

Juanma anda por los cincuenta y tantos, José Manuel cumple 55. Juanma es un adolescente cuando comienza la Transición, igual que José Manuel. Juanma vive lejos del Madrid que sale en las noticias, José Manuel es de Cádiz. El primero es el protagonista de Trilogía de la Transición (Dalya, 2018), el segundo es su autor. Benítez Ariza (Cádiz, 1963), colaborador de infoLibre, ha publicado al mismo tiempo su poemario Arabesco (Pre-Textos): dos maneras de mirar a lo cotidiano. En esta autoentrevista, el autor se pregunta sobre este proyecto narrativo dispuesto a mirar al pasado sin nostalgia, como lo hará en su presentación en Madrid, el 11 de mayo a las 20h en la librería Sin Tarima (calle Magdalena, 32), junto a Andrés Trapiello. Continuamos así con esta serie, en la que han participado autores como Eduardo Mendicutti y Andrés Neuman. su presentación en MadridEduardo MendicuttiAndrés Neuman

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Pregunta. Ha publicado simultáneamente un libro de poemas –Arabesco– y una triple novela –Trilogía de la Transición–. A simple vista, son libros muy diferentes, por no decir opuestos. ¿Qué tienen en común?RespuestaArabescoTrilogía de la Transición

. Digamos que Arabesco desarrolla una especie de teoría de la mirada sensible, aplicada al entendimiento de las cosas cercanas; y que la Trilogía viene a ser un caso práctico en el que se pone a prueba la eficacia de ese modo de mirar, aplicado al pasado inmediato y a las circunstancias de la biografía de un personaje al que, como al yo poético, se le presupone que tiene algo en común con el narrador, por más que convenga no confundirlos.

P. La Transición española ha sido elevada a la categoría de mito de nuestra historia moderna, aunque en los últimos años han empezado a cuestionarse ciertos aspectos de este proceso. ¿Cómo la vivió Juanma, el joven protagonista de Trilogía de la Transición?cuestionarse ciertos aspectos

R. Desde la inconsciencia, que es como vivimos casi todo lo que nos ocurre. Sólo que esa inconsciencia, esa imposibilidad de contemplar lo inmediato con la debida perspectiva, adquiere valor cuando, al intentar incorporarla a una narración, se convierte en garantía de que ésta no va a derivar hacia esquemas preconcebidos.

Por otra parte, a Juanma no dejan de llegarle retazos del relato oficial que se va haciendo de los acontecimientos del momento: desde la crónica periodística –pautada, por cierto, por las referencias constantes a los atentados terroristas, tan frecuentes entonces– a los discursos políticos, pasando por las determinaciones de la moda y la cultura de masas. De alguna manera, la novela en su conjunto explora la permeabilidad de Juanma a esos rasgos del tiempo histórico que le ha tocado vivir desde la condición, no de protagonista activo, como lo fueron quienes tenían ya edad o posibilidad de participar en los hechos políticos, sociales y culturales que se estaban produciendo, sino desde una cierta posición rezagada, que con los años llega a traducirse en una clara conciencia de extrañamiento. No es seguro que el Juanma de hoy se cuestione el valor de la Transición y sus logros; pero sí es indudable que los ha asimilado a su bagaje formativo desde una cierta conciencia marginal: por su edad, por su lejanía geográfica de los centros decisivos y por su propia personalidad.

P. En estas historias no encontramos ni nostalgia ni añoranza; tampoco crítica feroz ni rencor. ¿Cuál diría usted que es el tono general de esta obra? ¿Qué aporta a otros relatos, históricos o no, de esta época?

R. Esta triple novela no se hubiera escrito si uno no hubiera tenido la certeza de que el relato de ese tiempo que en ella se ofrece no es distinto –no digo ni mejor ni peor– de otros que se han publicado hasta ahora. Resulta llamativo volver la vista atrás a los cincuenta y tantos años, que es la edad que Juanma tendría ahora, y comprobar que se ha vivido en un tiempo histórico que ha dado lugar a una crónica oficial –la que ofrecen, por ejemplo, los documentales de Victoria Prego– que en absoluto coincide, en su pretensión de relato épico protagonizado por figuras casi providenciales, con la conciencia de precariedad, desorientación y falta de perspectivas que acusan el propio Juanma y sus compañeros de aventuras. O que, llegada la ocasión de la nostalgia –la que se explota casi sin pudor en alguna que otra serie televisiva de ficción–, alguien como Juanma tampoco encontraría motivos para ceder sin más a la mera añoranza.

Creo que el relato más difundido de la Transición –y sus equivalentes en la ficción narrativa– lo han hecho quienes la protagonizaron desde posiciones relevantes o quienes, sin haberla vivido, la han puesto en cuestión por un simple prurito de rechazo generacional u oportunidad política. Y es indudable que hay toda una generación, la de Juanma, que se quedó en medio.

P. Trilogía de la Transición es una obra coral en la que los personajes están construidos con retazos de otras muchas personas reales con las que alguna vez se cruzó usted a lo largo de su vida. Es además una obra en la que lo autobiográfico tiene mucho peso. ¿Cree que Juanma se cambiaría por algún otro personaje de la novela?

R. La Trilogía tenía que ser coral o no ser… Juanma es básicamente un observador curioso y cada vida que se le pone por delante le ofrece un enigma que desvelar. Por otra parte, su tiempo se presta mucho al reparto generacional de papeles y actitudes: desde el optimismo acrítico de la generación de sus padres al nihilismo juvenil, pasando por periodos en los que los más jóvenes remedan miméticamente las actitudes de quienes van por delante. Hay momentos en la Trilogía en los que a Juanma le habría gustado tener al menos cinco años más; y otros en los que, por su desubicación, desea para sí la capacidad de sintonía con los nuevos tiempos que detecta en algunos coetáneos suyos más despiertos o mejor informados. En ese aspecto, el deseo de ser otro es casi una constante en él; aunque también posee esa especie de terco orgullo de quienes se atrincheran en sus inseguridades para defender a toda costa su individualidad.

Entorno

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P. ¿Crees que con la publicación de esta trilogía cierras un ciclo en tu obra narrativa?

R. Sin duda. No tendría sentido seguir sumando novelas escritas en la misma clave. Las que componen la Trilogía constituyen el planteamiento, nudo y desenlace de la historia que quería contar y que doy por terminada. Los proyectos narrativos que tengo para el futuro son de naturaleza muy distinta y sin duda incorporarán rasgos procedentes de mis experimentos diarísticos y otros modos de narración no convencional.

 

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