Los libros
‘Impolíticos jardines’, de Juan-Ramón Capella
Impolíticos jardinesJuan-Ramón CapellaTrottaMadrid2016
Lee aquí el ensayo "Cervantes fuera de palacio"
Todas las vidas terminan por la infancia. Cuando la reflexión sobre la propia existencia quiere dibujar un itinerario coherente, necesita ordenar los finales junto a los principios y la vuelta al origen resulta un ejercicio inevitable. Una vez fijada la época de la inocencia, ese mundo apenas intuido en algunas palabras y sensaciones, o en el blanco y negro de algunas fotografías, la melancolía se hace inseparable de la conciencia. Recodar es narrar, contar, hacer cuentas de los pasos de la realidad y el deterioro. La historia hace acto de presencia para dejar su meditación sobre las evocaciones.
El profesor Juan-Ramón Capella, maestro de la filosofía del derecho y del pensamiento alternativo contemporáneo, vuelve a su inocencia y a su pérdida en unos fragmentos de carácter literario reunidos bajo el título “Jardín de infancia o La destrucción de la inocencia”. El recuerdo de la propia infancia como una calculada inercia de pérdidas resulta una buena invitación al cuestionamiento del concepto de progreso, un progreso de doble filo en unas sociedades que han favorecido la producción destructiva y los avances exterminadores. La infancia es el paisaje roto por las hormigoneras, la costumbre desaparecida de los tenderos con un lápiz en la oreja o la memoria de los libros bien encuadernados y con varias cintas para marcar las páginas: “Gran agradecimiento a los editores que colocan una o varias cintas para que sirvan de referencia en los libros bien encuadernados; es el progreso, claro”. Y me gusta que en esta frase use Juan-Ramón Capella el punto y coma, porque eso es otra cosa que está desapareciendo con las prisas de la escritura: el punto y coma.
Estos fragmentos infantiles, que despiertan en el lector recuerdos pronto convertidos en meditación, forman la última parte del libro Impolíticos jardines, la última entrega del autor de Los ciudadanos siervos (1993) o de Entrada en la barbarie (2007). El profesor Capella dice meterse en jardines porque se sale aquí de las normas de la escritura analítica, evitando hablar técnicamente del Estado. Como no puede llamar apolíticos a sus jardines, porque sus ensayos culturales y sus ejercicios de memoria tienen una importante carga de cuestionamiento ideológico, se decide a llamarlos impolíticos, para señalar la diferencia con la metodología habitual.
En el equipaje intelectual de Juan-Ramón Capella, la melancolía conforma un ámbito precavido, un instinto de vigilancia más que de conservación. Porque no se trata de defender el pasado, sino de desconfiar de los modelos de progreso que suelen imponerse en una realidad capitalista, sobre todo cuando esa realidad se extiende como un tumor sin freno que amenaza con destruirse a sí mismo. Buen lector de Pasolini, su melancolía ha asistido a un cambio antropológico por el que muchas costumbres tradicionales fueron sustituidas por una sociedad de consumo homologadora en la avaricia de mercantilizar el deseo y los cuerpos. La mayoría de las novedades pertenecen a un tiempo del usar y tirar.
Desde esta mirada, los Impolíticos jardines nos hablan de un camino machadiano asfaltado sin necesidad, la muerte de Walter Benjamin, el ejercicio de la hipocresía, el silencio y el doblepensar, la peligrosa euforia de la biotecnología y el futuro. Comprobado en los últimos cien años que el progreso tecnológico no ha producido un progreso moral, necesitamos ver el futuro como “un presente que ya no es transición, sino que está detenido en el tiempo”. Un lugar que pertenece al hoy como exigencia ética.
Los Impolíticos jardines nos hablan también del hermetismo político, los derechos lingüísticos en Cataluña, el poder judicial no independiente, la prohibición del toreo o la implosión de la democracia: “La gobernanza es la forma no democrática de gobierno que sustituye a la representación sin eliminar sus formas”. Dispuesto a no interiorizar la obediencia, Juan-Ramón Capella defiende una apertura alternativa del concepto oficial de democracia: “Ya no se debe identificar intelectualmente la democratización únicamente con los derechos y las libertades: la democratización real es un proceso de igualación, una lucha contra la desigualdad reproducida socialmente”.
En un ensayo recogido en este libro nos presenta a un “Cervantes fuera de palacio”. Con este título pasoliniano, analiza la creatividad de un autor que formuló su pensamiento y su literatura fuera de los ámbitos oficiales de su época. Juan-Ramón Capella es un filósofo fuera de palacio.
*Luis García Montero es escritor. Su último libro es Luis García MonteroUn lector llamado Federico García Lorca(Taurus, 2016).