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Un palo para el bolsillo y una herida en el corazón: el coste de que te suspendan tu festival favorito

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La decepción cuando llega la cancelación es inversamente proporcional a la ilusión en el momento de la compra. Que ya de por sí es un esfuerzo económico gastarse varios cientos de euros en el abono para un macrofestival de esos con carteles interminables repletos de artistas durante varios días de música y fiesta, pero la promesa de alegría y alboroto es tan reluciente que resulta irresistible y hace que se obvien todas las posibles dificultades. Que, como las meigas, haberlas, haylas.

La más evidente y recurrente, que el espectáculo de turno, ya sea uno de esos grandes festivales o un concierto del tamaño que sea, se cancele sin dejar margen de maniobra a los animosos asistentes. Algo que puede ocurrir unos pocos días antes, cuando miles de personas se están desplazando hacia el lugar o incluso cuando ya están allí congregadas con las energías desatadas, incluso una vez comenzado el recital (esto es especialmente peligroso por el tsunami de frustración que suele generarse).

Hay incontables ejemplos (Bob Marley en Usera, Depeche Mode en Sevilla, los Rolling Stones en Valladolid... y mejor no recordemos todo lo de la pandemia), pero el caso más reciente es el del Primavera Sound de Madrid, que ha suspendido por cuestiones meteorológicas su jornada inaugural con miles de personas desplazadas ya a la capital, en gran porcentaje incluso desde fuera de España. Es ahí justo cuando aparece el coste emocional de la decepción inesperada y empiezan los problemas de los costes económicos.

"Las entradas de día para la jornada del jueves 8 de junio serán válidas para las jornadas del viernes o del sábado sin necesidad de realizar gestiones adicionales. En caso de no utilizarse en ninguna de las dos jornadas restantes, una vez finalizado el festival y a la mayor brevedad posible, se recibirá la devolución del importe de la entrada de día de forma automática". Así lo soluciona la organización, pero por supuesto hay mucho más.

De momento, porque quien solo quisiera acudir la jornada cancelada se queda sin su día maratoniano de conciertos y ahora tiene que esperar y confiar en que se le devuelva el dinero que pagó por la entrada. Una preocupación con la que no contaba y de la que conviene estar pendiente porque es un dinero que le pertenece y por si la devolución llega con la sorpresa de que falten los dichosos gastos de gestión. No sería la primera vez y no sería la última en la que esos gastos, que suelen ser del 15% del precio de la entrada, se los queda la empresa ticketera (la que vende los tickets) al ser otra diferente a la organizadora y, por tanto, haber ofrecido su servicio.

Transporte y alojamiento

Quien resida en la ciudad del evento suspendido, en principio, tendrá suficiente compensación recuperando el dinero invertido. Sin embargo, quien se haya desplazado desde quién sabe dónde (imaginemos otro continente, eso también ha pasado) tiene que seguir sumando costes emocionales y económicos, pues ha viajado (por tierra, mar y/o aire) para llegar a un lugar donde ahora no hay nada. Y viajar cuesta mucho dinero. Y la gasolina cuesta mucho dinero. Y la sensación, mientras se mira el techo de la habitación de hotel que ya se había pagado y no se ha podido cancelar es que se ha perdido tiempo y dinero para nada.

Porque esa es otra losa más: el alojamiento. Pasar unas cuantas noches en otra ciudad tampoco es algo precisamente barato, más aún si son fechas de alta demanda en las que mucha gente busca lo mismo. Al no tener margen de maniobra, ya no hay más remedio que intentar disfrutar, en la manera de lo posible, de una ciudad en la que de repente estás por los motivos equivocados, digiriendo el chasco del año. Sin dietas para comer y cenar, claro, en esto ese no es el caso, aunque con eso, al menos ya contabas, a pesar de lo cual, llegados a este punto, confluyen el coste emocional y el económico porque ya todo da igual, de manera que se trata de pasar el trago y volver a casa para sentirse a salvo.

"Los afectados pueden reclamar a la organización todos los perjuicios causados", remarca a infoLibre el portavoz de Facua, Rubén Sánchez, quien explica que, por ejemplo, si se tiene abono para un festival de varios días y se suspende uno de ellos, como en el caso del Primavera Sound Madrid, los asistentes "pueden reclamar la devolución proporcional del importe del día que dejan de disfrutar". Porque, efectivamente, la organización ha anunciado el reembolso del dinero del día cancelado a quien no quiera asistir las otras dos jornadas, pero no dice nada de quienes tengan un abono completo y se ven ahora con un día menos de conciertos.

Ahora se trata de que la empresa reaccione como corresponde. Y, si no lo hace, habrá que elevar denuncia ante las administraciones de consumo de la comunidad autónoma donde resida el usuario

Además, Facua también incide en que aquellos afectados que hubieran adquirido noches de hotel durante los días de celebración del festival pueden pedir la devolución del dinero si finalmente optan por cancelar la noche del jueves y alojarse desde el viernes, debido a que el motivo del alojamiento -la celebración del evento el jueves 8- no va a producirse. En ese caso, pueden pedir el reembolso de ese día de alojamiento a las empresas hoteleras "en concepto de indemnización por perjuicios causados", en palabras de Sánchez, quien plantea que "ahora se trata de que la empresa reaccione como corresponde". "Y, si no lo hace, habrá que elevar denuncia ante las administraciones de consumo de la comunidad autónoma donde resida el usuario", apostilla.

En la misma línea se expresa la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que lamenta, en el caso concreto del Primavera Sound, la falta de previsión de la organización y aconseja a los consumidores que tenían previsto asistir, ya fuera con entrada de día o con abono, reclamar el importe correspondiente a sus entradas o la parte proporcional del abono no disfrutado. OCU recuerda que la organización también debe devolver los gatos de gestión de estas entradas y, adicionalmente, aboga por reclamar a la organización del festival los gastos asociados por esta situación como puede ser gastos de transporte o de alojamiento. Los afectados también podrían reclamar una compensación por los perjuicios adicionales causados por la cancelación.

Manuel López, director de Sympathy for the Lawyer y abogado especialista en la industria musical, recuerda a infoLibre que cuando un evento se cancela por "causa de fuerza mayor, normalmente no se puede solicitar el resto de gastos" que vayan más allá de la entrada. "Sí que hay que indemnizar además de devolver el precio de la entrada cuando hay una cancelación por ejemplo porque el artista no quiere actuar o algún problema. Pero al ser una causa de fuerza mayor, en principio no precedería", explica. 

En este tipo de casos, la compañía de seguros, que al final es la que va a pagar, se toma muchas molestias en comprobar que realmente no hay más remedio que cancelar

Un fenómeno meteorológico que ponga en riesgo no ya la celebración del espectáculo sino la propia seguridad de los asistentes, está claramente dentro de esa causa mayor. En el lado opuesto estarían casos como la incomparecencia del artista o negligencias cometidas por la organización que podrían haberse evitado, por lo que sí habría que compensar económicamente el daño causado.

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Llegar a la calificación de fuerza mayor suele ser un deseo explícito de determinados organizadores, pues así pueden minimizar pérdidas y eximirse de responsabilidades. Es por eso que están implicadas en este proceso las administraciones públicas competentes y también las compañías aseguradoras, cuya labor esencial en estos casos es comprobar que, efectivamente, no hay manera de celebrar el evento sin riesgos.

"En este tipo de casos, la compañía de seguros, que al final es la que va a pagar, se toma muchas molestias en comprobar que realmente no hay más remedio que cancelar. La decisión concreta del Primavera Sound se habrá sopesado mucho por un tema de seguridad con las administraciones públicas responsables, porque la policía te va a decir que no te permiten abrir puertas si hay un riesgo. Seguro que ha sido una decisión consensuada con el Ayuntamiento de Arganda, la policía y Delegación de Gobierno", plantea López.

Y remata: "La organización pierde mucho porque el esfuerzo es brutal y tener que cancelar una jornada es un palo con el que pierde dinero, aunque tenga un seguro, porque va a haber muchos gastos que no va a llegar a cubrir y va a perder ingresos muy fuertes por las barras. Ha sido una manera preventiva para garantizar la seguridad de la gente, porque sería peor que empezara a caer la tormenta con todo el mundo dentro y pudiera haber algún riesgo real para la integridad de las personas".

La decepción cuando llega la cancelación es inversamente proporcional a la ilusión en el momento de la compra. Que ya de por sí es un esfuerzo económico gastarse varios cientos de euros en el abono para un macrofestival de esos con carteles interminables repletos de artistas durante varios días de música y fiesta, pero la promesa de alegría y alboroto es tan reluciente que resulta irresistible y hace que se obvien todas las posibles dificultades. Que, como las meigas, haberlas, haylas.

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