'Respira', la serie que la Marea Blanca quiere que veas: "Con un seguro de 30 euros no estás cubierto"

Manu Ríos, Aitana Sánchez-Gijón y Marwa Bakthat en 'Respira'

"¿Cuántas guardias llevan estos este mes?

Si las hacen es porque se las pagan.

Las hacen porque tienen un sueldo miserable. Tú lo sabes, además.

Que sí, que todo está fatal, que nos vamos a la mierda, lo que queráis. La gente lleva quejándose de nuestra sanidad media vida. ¿Y nosotros qué hacemos? Atenderles, curarles y salvarles la vida siempre que se puede.

Están desmontando la sanidad pública, es un hecho, y hasta que no nos plantemos y digamos 'hasta aquí', nos van a seguir toreando.

¿Y cómo piensas plantarte?

Pues a lo mejor tenemos que hacer una huelga indefinida. Que se den cuenta lo que es tener un país sin médicos. A lo mejor tenemos que hacer una en la que no tengamos ningún tipo de miramiento con los servicios mínimos.

Sigue soñando. Si de verdad fuéramos a una huelga general tendríamos que dejar morir a pacientes, y eso no hay médico que lo tolere. Porque hicimos un juramento: la vida de nuestros pacientes por encima de cualquier cosa y, sobre todo, por encima de la política".

Sirva esta discusión entre Aitana Sánchez-Gijón (Pilar Amaro, médica adjunta y jefa de cirugía) y Borja Luna (Néstor Moa, reconocido oncólogo con una fuerte vocación social) para encapsular la esencia de Respira, el nuevo drama hospitalario de Netflix que pone el foco en la complicada situación de una sanidad pública desbordada por la falta de profesionales, dotaciones e infraestructuras. Un sistema sanitario universal empecinado en salvar vidas mientras sobrevive frente a una asistencia privada en la que el dinero dicta sentencias de muerte para quien no tiene suficiente.

"La gente tiene que saber perfectamente lo que se está haciendo con la sanidad pública", apunta a infoLibre el secretario de Sanidad de UGT Servicios Públicos de Madrid, Julián Ordóñez, quien opina que por eso esta ficción es buena para que los ciudadanos "se den cuenta de cuál es la realidad". "Porque mucha gente vive en la ignorancia mientras no le pasa algo gordo, pensando que pagando un seguro de 30 euros ya estás cubierto, cuando eso no es así. Pero viendo en la serie este tipo de cosas el espectador se da cuenta de que esto no funciona así, y de que al final la sanidad privada es la sanidad privada, la pública es la pública, y sin la cobertura de la sanidad pública estás en un terreno muy peligroso, como pasa en otros países", argumenta.

Y es que la trama de Respira tiene varias líneas argumentales que se desarrollan en el Joaquín Sorolla, un hospital público de Valencia donde los médicos y residentes se dejan la piel en el frenético ritmo de urgencias, viviendo al límite todo tipo de emociones y sentimientos (incluso personales, eso por supuesto, como en toda serie médica que se precie, aunque esa es otra historia). Y todo se pone aún más intenso con la llegada de una distinguida paciente (Najwa Nimri, presidenta regional con cáncer de mama) que pone de relieve la complicada situación de la sanidad pública, hasta el punto de prender la mecha de lo que se va a convertir en esa drástica huelga sin precedentes que ya se atisbaba en el diálogo inicial.

"El tema de las condiciones laborales es lo que realmente se vive, está bien. En algunos casos se quedan hasta cortos para reflejar el estrés y la presión con la que se trabaja, ahí lo han clavado", asegura Ordóñez, enfermero con una dilatada experiencia hospitalaria, quien en cualquier caso concede que eso de la huelga total está "en el imaginario de todo el mundo pero como algo utópico", exactamente tal y como dice el personaje de Borja Luna. Y no es el único dislate pues, como sucede en otras tantas series de hospitales, los errores y las inexactitudes se suceden y hay quien, de hecho, no puede parar de sacar punta más y más hasta terminar con el lápiz desecho al completo. "Yo no he visto nunca a un médico ir recogiendo las analíticas para llevarlas al control", señala como ejemplo, así como que esté todo (quirófano, UCI y demás) en un mismo espacio. "Pero eso es lo de menos y lo hemos visto muchas veces. Imagino que la gente que conoce los hospitales y la sanidad como usuarios hay cosas que no le saltan, pero sí a cualquier profesional", apostilla.

Igual opina el médico de familia y secretario general del Sindicato Médico en Canarias, Levy Cabrera, quien ve esta serie "un poco confusa en el aspecto profesional", pues aunque es "cierta la masificación y el caos que se muestra, confunde que en urgencias se hagan actividades de diferentes especialidades, porque eso no es real". "Están asesorados por sanitarios, pero no es normal que un oncólogo médico esté en quirófano porque ellos no operan, y eso llama la atención porque, aunque sea por dramatización, son cosas básicas que confunden a la población. Tampoco reflejan la enorme estabilidad que hay por la temporalidad", comenta a infoLibre, concediendo que sí está mejor reflejado el proceso del residente mientras se está formando en su especialidad: "Porque es verdad que es el más vulnerable de todos los médicos, le hacen trabajar más de lo que le corresponde le tienen prácticamente viviendo en el hospital".

"Es verdad que los residentes se utilizan como mano de obra barata y hay poco personal, pero nunca se dejaría a alguien haciendo una técnica o un procedimiento para el que no está capacitado", puntualiza la cirujana general y secretaria general de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS), Ángela Hernández, mostrándose muy crítica con un guion que no considera "fidedigno, independientemente del drama o las relaciones personales". Es por ello que, a su juicio, "desde el punto de vista de la defensa de la gestión directa es todo un poco zafio y demasiado obvio", por lo que remarca: "No creo que sea una gran ayuda a la defensa de la sanidad pública". "En ese sentido, la película francesa Hipócrates (2014) lo reflejaba mejor, aún llegando también a extremos. Entiendo que la intención es buena, pero las cosas no se tratan así, como en el caso de Najwa Nimri. Porque una vez que tienes a un paciente delante le tratas igual sea quien sea, y eso es lo bueno de nuestra sanidad", argumenta.

"Tenemos el mejor sistema público del mundo, pero el tema es cuanto nos va a durar", tercia Cabrera, para quien precisamente esta trama de Nimri como política conservadora que defiende la sanidad privada en lugar de potenciar la pública refleja "que hay una gran diferencia en España entre quien tiene dinero y no lo tiene, y entre quien tiene contactos o no los tiene, como le pasa a esa presidenta de la comunidad autónoma con el cáncer de mama que, además, siempre pone por delante el tema del seguro privado". Y añade: "Nosotros defendemos que hay que potenciar una pública muy fuerte y que la privada exista como complementaria para ayudar a la pública cuando está desbordada, y no esa diferencia que se ve, que es real, de que los que pueden se van a la privada y muchas veces en la privada no tienen los recursos, ni en personal, ni en tecnología, como la pública".

Es por ello que él considera que una producción como Respira ayuda, "por lo menos, a dar a conocer la situación tan grave que atraviesa la pública en falta de financiación, personal e infraestructuras". "El sistema público es mucho más potente y sirve para igualar las diferencias socioeconómicas de la población, porque en él todos somos iguales y el que es más rico va a tener el mismo tratamiento que otro más pobre", defiende como gran valor de la serie, por encima de esos fallos que, por lo general y por puro desconocimiento, pasan desapercibidos para el gran público, aunque pongan de los nervios a los profesionales del sector, siempre tan empeñados en la pedagogía para comprender el funcionamiento de una herramienta tan esencial para nuestro estado del bienestar.

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Hernández, por su parte, asegura que tenía "esperanzas" de que hubiera una serie tipo Emergencias, pero en su opinión han terminado haciendo un "batiburrillo de Anatomía de Grey y New Amsterdam, quedándose muy lejos de cualquiera de las dos". "No creo que enganche a muchos sanitarios, como pasaría en cualquier profesión si no les cuadra a los profesionales, porque cuenta cosas que no sucederían. Por ejemplo, es escandaloso que surja otra urgencia y la médica deje solo a su hermano, que es residente, y se le muera una niña. Es verdad que hay poco personal, pero eso lo sufre el propio personal porque le aumentan el número de guardias y las exigencias, pero nunca se va a quedar un quirófano desatendido. No me gusta que se transmita eso porque ya tenemos bastantes problemas siendo pocos como para que además se transmita esa inseguridad a los pacientes", lamenta.

Además, añade que el guion se ha pasado en intensidad hasta el punto de que "el día a día de ningún profesional puede ser así porque ninguno lo soportaría". "Afortunadamente, no hay un accidente múltiple de tráfico cada día, pero sí que hay muchas patologías poco graves, por decirlo de alguna manera, que tienen saturadas las urgencias. Hay esperas, por supuesto, pero lo grave no espera. Aún no, o al menos yo no lo percibo tanto", defiende. Por todo ello vaticina que Respira no generará demasiadas nuevas vocaciones médicas, como en el pasado sí pudieron hacer otras series como House, Emergencias, Anatomía de Grey, New Amsterdam o Scrubs. "Pero viendo esta, creo que me horrorizaría trabajar en ese nivel de estrés continuo", afirma jocosa.

Y aún apostilla para terminar volviendo a la controversia de la hipotética huelga general: "Está muy mal representada, porque es un desconocimiento absoluto de lo que es una huelga. Es decir, en servicios esenciales no se puede votar que se va a una huelga sin servicios mínimos porque, de hecho, uno de los problemas que tenemos es que abusan un poco de nosotros y nos ponen unos mínimos del 100% que hacen que haya más personal de servicios mínimos en una huelga que el personal habitual que está de urgencias en una tarde, una noche o un fin de semana". "La ambientación no está mal, los actores y las actrices están estupendos todos, pero necesitaban haberse documentado un poquito mejor", remata.

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