'Arrancamiento', la obra que explica a Ana Rosa por qué las 'madres protectoras' no son unas secuestradoras

Pamela Palenciano en 'Arrancamiento'.

Sacar de raíz, quitar con violencia algo del lugar al que está adherido o sujeto o del que forma parte. Diversas son las definiciones de arrancamiento y aún hay más: lograr que alguien abandone una determinada situación o hábito. Conseguir algo de alguien con astucia. Es una palabra que suena fuerte y que implica el uso de la fuerza con cierto trauma, como el que puede sentir una madre cuando le arrancan de los brazos a su hijo o hija para entregárselo a un padre denunciado por abusos sexuales intrafamiliares contra ellos. 

Arrancamiento es también el título del nuevo montaje teatral que Pamela Palenciano (Andújar, 1982) estrena estos días en el Teatro del Barrio de Madrid –puede verse hasta este domingo– y en el que denuncia la violencia estructural e institucional que sufren esas madres denunciantes que quieren proteger a sus hijos pero que, en lugar de ayuda y comprensión, solo encuentran un calvario judicial de denuncias, descrédito, criminalización y pérdida de custodia.

Después de un largo y doloroso proceso, el arrancamiento dura apenas un instante una vez que el sistema determina que se debe intervenir y apartar a la criatura de quien, en realidad, la protege. Y así, se la condena a vivir con su abusador. De cuajo, sin preparación ni acompañamiento, cuerpos de policía armados arrancan a un niño o niña de corta edad de los brazos de su madre por orden judicial. Algo se desgarra y ya no se repara. 

"Hemos hablado mucho de violencia machista, pero de violencia contra la infancia hemos hablado muy poquito. La sociedad no está preparada y por eso estas madres no pueden contar esto autobiográficamente en un escenario", explica a infoLibre Palenciano, quien lleva veinte años defendiendo el monólogo basado en su propia experiencia No solo duelen los golpes, referente internacional contra la violencia patriarcal. Por ellas, por estas madres protectoras arrinconadas por el sistema, a pesar de la "gran responsabilidad", se ha decidido a dar el paso con el que pasa de contar su propia historia a contar las de todas ellas que, en realidad, en esencia, son la misma.

Por eso, precisamente, denuncia que se trata de una violencia estructural: "Son casos de manual, diferentes, pero con un hilo conductor. Y es efectivamente estructural porque siempre que pasa esto, las mujeres se enteran de que la criatura tiene signos de violencia física, psicológica o sexual por terceras personas, ya sea el colegio o el pediatra, o se enteran cuando se separan, cuando es la misma criatura la que les dice que no se quiere ir con papá. Eso les pasa a todas. También es estructural esa frase de 'te voy a dar donde más te duele', que es cuando el maltratador, aunque luego se suicide, ya ha matado a sus hijos para joderla a ella. Ese es el arrancamiento más bestia".

Y aún prosigue: "Han intentado poner a Juana Rivas por un lado, a Irune Costumero por otro, a las de Infancia libre por otro... porque si vemos que hay un mismo patrón y nos levantamos como país el sistema se caga. Seríamos muy fuertes juntas como cuando salimos a gritar contra la violación de la manada. Espero que algún día pase lo mismo con esto, que aunque no seamos madres todas las mujeres, pensemos que los hijos de ellas también son nuestros hijos porque es mi sociedad. Me tengo que hacer responsable de estas criaturas, porque siendo maltratadas y abusadas, ¿qué van a ser como adultos? ¿ángeles del cielo? Pues seguramente serán personas tan dañadas que a lo mejor repiten otra vez el mismo patrón, por lo que hay que cortar ese ciclo para que puedan sanar cuanto antes".

Este nuevo montaje teatral, estrenado este pasado miércoles y en cartelera en el Teatro del Barrio únicamente hasta el domingo, se pensó primero como un podcast desde La Laboratoria, también productora del espectáculo junto al Museo Reina Sofía. Pero Pamela se dio cuenta de que se podía llevar a escena y así nació un proyecto que ahora busca financiación a través de un crowdfunding para mantenerse vivo tanto tiempo como sea posible. Para así poner el foco del teatro sobre la oscuridad impenetrable de unos márgenes a los que nadie quiere mirar, como en este caso en particular, con vídeos y audios ficcionados a partir de testimonios reales, con uno totalmente real de una chica de 16 años como colofón que da "muchísima esperanza".

Con su particular estilo, pone así en escena una obra que, aunque en esta ocasión no basada en su propia historia, sí se sustenta en un trabajo de trece años con un detonante muy concreto. "Yo llegué a conocer esto cuando Celia Garrido, una trabajadora social que me acompaña habitualmente en No solo duelen los golpes y en las conversaciones con adolescentes, me contó el caso de una familia en la que el padre había violado a la niña, pero nadie la creía excepto la madre", rememora, confesando que a partir de ese día su "mirada del mundo cambió". 

"Si para mi ya era bestia lo de la violencia machista contra las mujeres, cuando Celia me narró lo de esta mujer y su hija empecé a hacer activismo con ella. Luego con el teimpo apareció Juana Rivas, las madres de Infancia libre... desde entonces he hecho todo el activismo que he podido, he hecho monlógos para recaudar dinero para ellas y todo lo que puedo desde mis proyectos, porque me sale del corazón", explica, dibujando la situación de un infierno casero con madres luchadoras, hijas e hijos desdibujados, padres abusadores y jueces que perpetúan esta tortura.

Para dar a conocer estas situaciones y también para ayudar a cierta "reparación" de todas ellas pone en marcha Pamela Palenciano este Arrancamiento. Porque "las madres protectoras sufren violencia institucional tanto de la judicatura como de los servicios sociales", remarca, aclarando que no se trata de todos los profesionales, pero sí de una "gran mayoría". "No te puedes imaginar la de vídeos a los que hemos tenido acceso con permiso de las madres y las cosas que se hacen en este país. Ellas sienten que esta obra puede repararlas, pero hace falta que la gente que se ha equivocado lo reconozca también. Ojalá esta gente que la ha cagado, porque son seres humanos, puedan venir a ver la obra y puedan pedir perdón", señala.

Entre la gente que desea que vea la obra se encuentran, concretamente, "muchos jueces, para que entiendan que desde la judicatura muchas veces se llega a la frialdad, no porque sean malas personas, sino porque van tan rápido en tantos procedimientos que termina siendo normal". También para que entiendan, o al menos puedan ser algo más conscientes, de que "los niños no mienten y las madres no están manipulando, porque si una madre va 3.000 veces al médico es porque está buscando respuesta a algo tan bestia como es saber que tu hijo está siendo abusado por su padre, que es la persona que como madre tú elegiste para que fuera su padre". "Y esa es la mayor losa que te puede caer encima. Por eso buscan tantas respuestas, no porque estén manipulando al niño", puntualiza.

Por eso, insiste en que "es necesario escuchar ya de una puñetera vez a la infancia y la adolescencia en este país". "Tanto que nos importan para muchas cosas, vamos a hacerles caso pero de verdad en lo que nos tengan que contar, porque los niños y los adolescentes cuando hablan de violencia no mienten nunca", afirma, para acto seguido insistir todavía un poco más: "Los niños más pequeños fantasearán con dragones y princesas, pero si un niño te verbaliza lo que le ha hecho su padre, su abuelo, su tío o en algunos casos las madres, que también pueden maltratar, si esa criatura lo verbaliza, hay que creerle".

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Sin embargo, cuando una madre denuncia una situación de este tipo, se pone automáticamente a sí misma bajo sospecha. Algo debido en parte al llamado Síndrome de alienación parental (SAP) que, a pesar de estar negado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), fue popularizado por el psiquiatra Richard Gatner sobre la premisa de ser un desorden psicopatológico en el cual un niño, de forma permanente, denigra e insulta sin justificación alguna a uno de sus progenitores, generalmente, pero no exclusivamente, el padre y se niega a tener contacto con él. "Los arrancamientos se producen porque hay un SAP detrás, ya que España es el quinto país del mundo que más lo usa en los juzgados, a pesar de que la OMS ha dicho que no es una teoría científica real eso de que las madres manipulan a los niños en contra de los padres al separarse", denuncia.

Palenciano, que ya sabe lo que es sufrir acoso y ser denunciada desde la ultraderecha por No solo duelen los golpes, se muestra con ganas de seguir adelante con este nuevo montaje, al tiempo que explica que su abogada aún está valorando si hay que hacer "cambios" y "ajustar texto o algunas imágenes" para que no les denuncien. A partir ahí, su intención es seguir con Arrancamiento después del verano, si bien admite que también hay que valorar "a costa de qué", pues no sabe si tiene "ya cuerpo para soportar las campañas" que ha soportado en el pasado. "Las campañas que se me pueden venir desde la extrema derecha implican un nivel de violencia que no sé si ahora voy a poder sostener. Quiero hacerlo, pero no me quiero inmolar con esta gentuza que nos viene y que ya tenemos", confiesa.

En cualquier caso, remarca que Arrancamiento es "una obra urgente de ver" y con un objetivo muy claro: "Me gustaría que quien la viera saliera pensando 'a partir de ahora voy a creer a todas las madres y criaturas que no he creído, ya lo he entendido, y cuando escuche hablar de este tema en cualquier mesa, voy a creerlas y defenderlas'. Me gustaría que cuando sale Ana Rosa hablando de 'madres secuestradoras', le digan a su vecina que han visto una obra que explica por qué secuestran, entre comillas, a sus hijos. Porque no les están secuestrando, los están protegiendo frente a un sistema que no las escucha a ellas ni a los niños. Por eso, aquí estamos denunciando al sistema. Las madres me dijeron 'queremos que la gente nos crea', y por eso sensibilizamos a través del teatro, que al final llega al corazón y al estómago, y desde ahí se puede concienciar muchísimo más a la gente".

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