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FOOTBALL LEAKS

Auge y caída del superabogado portugués de Ronaldo y Mourinho

Cristiano Ronaldo con el abogado Carlos Osório en una foto del despacho Morais Leitão.

Begoña P. Ramírez

Football Leaks destapó en diciembre de 2016 que Cristiano Ronaldo había ocultado a la Hacienda española 150 millones de euros de ingresos por sus derechos de imagen desde 2009. Para ello había utilizado una estructura fiscal que empezaba por Irlanda y, a través de las Islas Vírgenes británicas, terminaba en una cuenta bancaria de Suiza. En junio del año siguiente, la Fiscalía denunció al jugador portugués por cuatro delitos contra la Hacienda Pública por un fraude tributario de 14,76 millones de euros.

Sólo una semana más tarde, el fiscal denunciaba también al entrenador José Mourinho por el mismo motivo: ocultar al fisco sus cuantiosos ingresos por derechos de imagen, en su caso unos 3,3 millones de euros en 2011 y 2012. La estructura creada para el técnico portugués era casi calcada a la de Cristiano Ronaldo e iba igualmente de Irlanda a Islas Vírgenes, aunque terminaba en Nueva Zelanda.

Ambos compartían, además del club, una empresa pantalla irlandesa, Multisports & Image Management Ltd., la agencia de representación Gestifute –propiedad del superagente Jorge Mendes– y el abogado, Carlos Osório de Castro.

Éste, uno de los letrados del despacho Morais Leitão, Galvão Teles, Soares da Silva & Associados (MLGTS), es una presencia constante en la vida legal y fiscal de las estrellas del Real Madrid que representa Jorge Mendes, según se desprende de los documentos de Football Leaks compartidos por la revista Der Spiegel con la red European Investigative Collaborations (EIC), a la que pertenece infoLibre. A su cargo se encontraban también los intereses de otras estrellas como Radamel Falcao, Fàbio Coentrão, Ángel Di María y James Rodríguez.

Ya sea para conseguir a Cristiano Ronaldo una casa en Madrid, comprarle un jet privado, defender su nombre cuando los programas del corazón aireaban su vida privada, pelear una subida de sueldo o solucionar sus litigios con Hacienda, allí estaba Carlos Osório dispuesto a exigir o templar gaitas con los directivos del Real Madrid y con los despachos Garrigues y Senn Ferrero, contratados para gestionar sus complicados asuntos fiscales. También fue pieza fundamental en las maniobras legales que consiguieron librar al fubotlista portugués de la denuncia por violación de una mujer en un hotel de Las Vegas en 2009, como publicó Der Spiegel.

Nacido en Nampula, en el norte de Mozambique, en 1959, Osório de Castro estudió Derecho en la Universidad de Coimbra. Su contacto con el mundo del fútbol se fraguó a través del FC Porto, del que es seguidor y cuyos estatutos ayudó a redactar y revisar, según publica el semanario Expresso, también miembro de la red EIC. Fue también a través de ese club como conoció a Jorge Mendes, cuando José Mourinho, entre 2002 y 2004, entrenaba al club luso, como recuerda Diário de Notícias. En la vida de Cristiano Ronaldo apareció en 2004, en el momento en que el jugador dejó el Sporting de Lisboa para fichar por el Manchester United.  

Según puede comprobarse en los correos electrónicos que dirige a directivos y abogados, su tono es a veces altanero, otras desenfadado y en muchas ocasiones un punto desabrido. “Si se refiere [Carlos Osório] a que cambiemos documentos o falsifiquemos documentación, es algo que no vamos a hacer. Es más, podríamos acabar siendo cooperadores necesarios. Por lo menos, esperemos que la próxima vez que venga a Madrid comparezca y no se vaya”, critica uno de los abogados de Senn Ferrero sobre un correo que les ha enviado el abogado portugués y donde intenta eludir su responsabilidad en los problemas fiscales de Coentrão.

infoLibre ha preguntado a Carlos Osório de Castro por sus relaciones con el Real Madrid y con Cristiano Ronaldo, pero el abogado ha declinado responder.

Pero todo cambia cuando Hacienda comienza a desmontar, una tras otra, las estructuras fiscales opacas de sus clientes. Pese al trabajo de los despachos de abogados que defienden en España la legalidad de esos esquemas internacionales, Cristiano Ronaldo –23 meses de cárcel y 19 millones de multa– y José Mourinho –un año de prisión y 2,2 millones de multa– terminaron condenados por delito fiscal. James pactó con Hacienda el pago de cuatro millones de euros. El desembolso de Falcao se elevó a nueve millones para no ir a la cárcel por dos delitos fiscales. La factura de Coentrão fueron otros 1,7 millones. Di María aceptó una pena de un año y cuatro meses de cárcel, que no cumplió, por dos delitos contra la Hacienda Pública. Devolvió dos millones de euros. Carvalho también fue condenado, a siete meses de prisión, por defraudar más de medio millón de euros al fisco.

Es más, Osório de Castro tuvo que declarar como investigado, lo mismo que Jorge Mendes, ante la jueza de Pozuelo (Madrid) que investigaba las finanzas de Cristiano Ronaldo. El pasado mes de marzo, su despacho de Oporto fue registrado por la policía portuguesa en la Operación Fuera de Juego, la misma investigación por la que entraron en el domicilio de Iker Casillas.

Cuatro páginas de explicaciones al Real Madrid

Nada más publicar los medios del EIC las revelaciones sobre la estructura fiscal opaca de Cristiano Ronaldo, Carlos Osório redacta un documento de cuatro páginas donde defiende con todo detalle el diseño de la tributación de los derechos de imagen del jugador portugués que Hacienda está investigando en ese momento. Y se lo envía al director general del Real Madrid, José Ángel Sánchez Periáñez. Antes lo ha perfilado con el abogado Julio Senn –del despacho Senn Ferrero, encargado de los asuntos fiscales de Cristiano–, con Luis Correia, de la agencia Gestifute, y con otros abogados de su propio despacho, Morais Leitão, Galvão Teles, Soares da Silva.

Comienza asegurando que las informaciones de Football Leaks están llenas de “acusaciones completamente infundadas” y son fruto de “la tergiversación de los hechos y de procesos de intencionalidad completamente gratuitos”. Osório subraya que todo se ha hecho de acuerdo con la ley española y desmiente que la sociedad Tollin, domiciliada en las Islas Vírgenes Británicas y a la que Ronaldo transfirió sus derechos de imagen, sea un “escudo fiscal” para evadir impuestos.

Por el contrario, arguye que el único motivo para crear esa “estructura” era “aislar” los ingresos de los derechos de imagen para que constituyeran “una especie de ahorro forzoso” para Cristiano Ronaldo. A quien califica de “reputado deportista”, “un ejemplo para todos, a nivel personal, profesional y también fiscal”.

Además, deja caer que en la parte fiscal de la operación el delantero fue “asesorado por las oficinas en Madrid de una reputada empresa internacional”, en referencia a King & Wood Malleson. Tampoco cita a Garrigues, pese a que Julio Senn le recomienda que mencione a ambos con sus nombres: “Estar asesorado por dos de los grandes te ayuda y te defiende mucho más”.

Osório termina reafirmándose en que la inspección concluirá que la transparencia ha sido “máxima” y la tributación, “correcta”. Se equivocó.

“Se siente desplazado por el propio jugador”

“Es claro que se trata de una nota de carácter exculpatorio”, responde el director financiero del Real Madrid, Julio Esquerdeiro, a José Ángel Sánchez cuando éste le reenvía el documento, que debe de haber preparado, añade, “para intentar defender su prestigio como abogado”. A Esquerdeiro le “llama la atención”, según confiesa, que Carlos Osório utilizara “estructuras societarias donde intervienen sociedades domiciliadas en paraísos fiscales, algo siempre considerado sospechoso por las autoridades”.

Aun así, en plena fiebre sobre el caso Ronaldo, el abogado portugués no tiene reparos en pedir después al Real Madrid que adelante 15 días un pago de 2,5 millones de euros a Fabio Coentrão, quien se fue cedido al Sporting de Lisboa la temporada 2017/2018. Cuando el club blanco le dice que no puede hacerlo por el riesgo fiscal que supone, Osório, replica que no existe tal. “¿Qué hay de artificial o sospechoso en adelantar un pago adeudado en 15 días cuando el jugador tiene suspendido su contrato con el club?”, les pregunta. El Real Madrid no se lo toma muy bien. Considera “inapropiado” que el abogado luso cuestione sus riesgos fiscales. “Ya sabemos por la prensa que él no había visto algunos que sí le competían”, le reprochan los directivos blancos en un correo. La sombra de la ingeniería fiscal creativa diseñada para Cristiano Ronaldo y José Mourinho ya estaba dejando su mancha en el prestigio de Carlos Osório.

Pocos meses más tarde, el abogado de Cristiano vuelve a ponerse en contacto con el Real Madrid para pedir explicaciones por unas retenciones de más que el club había hecho al jugador y luego le devolvieron. Los directivos de Florentino Pérez aseguran entonces que Osório parece “estar perdiendo los papeles”, puesto que se trata de un asunto “cerrado”. “Debe de estar pasando un mal momento”, comenta José Ángel Periáñez, “me cuentan que se siente desplazado por el propio jugador”. Creen que el hoy futbolista de la Juventus le echa la culpa de su “situación” con Hacienda. “Algo de razón parece tener”, concluye el director general del club.

El coordinador de la estructura

En su declaración ante la juez por la investigación fiscal a Cristiano Ronaldo, que figura entre los documentos de Football Leaks, Carlos Osório sostuvo que sólo asesoraba al jugador “en materias propias de derecho portugués”, pero nunca sobre fiscalidad, ni en España ni antes de llegar al Real Madrid, en el Reino Unido. Su labor, insistió, se limitó a recomendarle que contratara a Garrigues para gestionar esos asuntos. “Una materia como es la fiscal requiere una cualificación técnica de la que Cristiano Ronaldo carece por completo y que tampoco yo manejo”, afirmó. La responsabilidad, por tanto, era de los abogados que le aconsejaron en España, cuyas declaraciones el futbolista se limitó a suscribir.

Los correos en poder de Football Leaks revelan, en cambio, que Carlos Osório ejercía una labor fundamental de coordinación entre los diferentes profesionales al cargo de los intereses de Cristiano Ronaldo. Es la persona a la que Garrigues detalla la estructura tributaria que ha diseñado para el delantero a partir de la que ya tenía en funcionamiento cuando jugaba en el Reino Unido. Y es a Osório a quien el despacho pide y devuelve toda la documentación necesaria. Lo mismo ocurrió con José Mourinho.

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De hecho, al mencionar que los contactos de Senn Ferrero para estos clientes son Miguel Marqués, representante en Portugal del banco suizo St. Galler Kantonalbank; Andy Quinn, director de la firma irlandesa de auditoría Moore Stephens Nathans, y el sobrino de Mendes Luis Correia, Julio Senn es claro: “Entendemos que internamente estáis ya coordinados”. Y le recuerda que tanto él mismo como Garrigues les han advertido a todos ellos “en reiteradas ocasiones” sobre la “no idoneidad” de la estructura de derechos de imagen de sus jugadores.

“No olvidéis en ningún caso”, insiste, “que la estructura que tienen montada todos los clientes de Jorge [Mendes] no es la más adecuada para los residentes en España, y sois los asesores que lleváis los temas de Jorge desde siempre quienes tenéis que analizarla, sobre todo después de nuestros avisos y de las actas fiscales que se están levantando en España”. También les reprocha, a Osório y el resto del equipo de Gestifute, que estén actuando “de forma reactiva y no proactiva”. “Ojalá todo esto quede aquí y no consideren la estructura de Jorge en Irlanda como cooperadora necesaria para evitar tributar en España los jugadores”, termina Julio Senn su relato.

Tras ser imputado Osório, Cristiano Ronaldo cambió de abogados. Dejó a Baker & McKenzie, que habían sido contratados por el letrado portugués en diciembre de 2016 con unos honorarios que oscilaban entre los 179 y los 523 euros la hora, dependiendo de la categoría del profesional. Fueron sustituidos por José Antonio Choclán, defensor también, entre otros, de Francisco Correa, el cabecilla de la trama Gürtel, de la expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes y, más recientemente, de la examante de Juan Carlos I Corinna Larsen, pero que no pudo evitarle la condena.

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