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VIOLENCIA MACHISTA

Ana Peleteiro pone nombre a la violencia que sufren el 26% de las mujeres jóvenes

Ana Peleteiro durante un acto en la sede del Comité Olímpico Español.

La atleta Ana Peleteiro se ha puesto frente a la cámara de su móvil para relatar el maltrato ejercido por parte de una expareja. Habla de maltrato psicológico y agresiones sexuales recurrentes, narra aislamiento, abuso de poder y control. Lo hace, además, con una pretensión clara: tender la mano a las chicas que identifiquen en las conductas descritas vivencias propias. No son pocas: el 26,1% de las mujeres de entre dieciocho y veinticuatro años han sufrido violencia psicológica emocional por parte de hombres que eran sus parejas o exparejas; el 38,6% han sido víctimas de violencia de control y el 11,1% de las chicas jóvenes se reconocen como víctimas de violencia sexual en pareja. 

Son datos de la Macroencuesta de la Violencia contra la Mujer, la radiografía más exacta de la violencia machista y sus consecuencias, confeccionada por el Ministerio de Igualdad en 2019. El macroestudio contiene información de peso que encuentra ahora su reflejo en el relato de Ana Peleteiro.

@apeleteirob

Y aunque parecia imposible consegui salir y ser la mejor fuerte, valiente y feliz que soy hoy en dia ❤️‍🩹

♬ sonido original - Ana Peleteiro

"Me despertaba por las noches teniendo relaciones sexuales sin consentimiento"

La atleta gallega describe episodios continuados de violencia sexual. "Me despertaba por las noches teniendo relaciones sexuales sin consentimiento", asiente visiblemente afectada, para después exponer el chantaje ejercido por su presunto agresor: "Me decía que si no manteníamos relaciones sexuales cuando él quería, deterioraría la relación".

Según la Macroencuesta, el 8,9% de las mujeres mayores de dieciséis años ha sufrido violencia sexual de alguna pareja actual o pasada en algún momento de su vida. Cuando se trata de la violencia sexual ejercida por una expareja, como en el caso de la atleta, el porcentaje se eleva al 13,3%. Entre ellas, el 11,1% afirma que sólo sucedió en una ocasión, el 88,8% señala que ocurrió más de una vez.

Y entre las más jóvenes, la prevalencia es mayor. La franja de edad donde se expresa con mayor frecuencia la violencia sexual, es aquella que va de los dieciocho a los veinticuatro años: el 11,1% de las mujeres jóvenes se reconoce como víctima.

Entre la violencia narrada por las mujeres encuestadas, predominan tres tipos de agresiones: el 6,5% señala que su pareja o expareja "la ha obligado a mantener relaciones sexuales cuando no quería"; el 5,2% habla de tocamientos íntimos sin consentimiento y el 5% de las mujeres dice haber "mantenido relaciones sexuales sin desearlo porque tenía miedo de lo que le podría hacer si se negaba".

"Me decía que estaba completamente loca"

En su relato, la gallega expone cómo su entonces pareja zanjaba cualquier sospecha de infidelidad valiéndose de una estrategia común en el marco de la violencia psicológica: la luz de gas. Es decir, manipular a la víctima invalidando sus vivencias y poniendo en cuestión su percepción de la realidad. "Cada vez que sospechaba que estaba hablando con otra chica, si estaba a punto de descubrir una infidelidad, me decía que estaba completamente loca, que eran invenciones de mi cabeza", narra. Y sin embargo, según el relato de la joven, si ella no respondía a sus exigencias en el plano sexual, él advertía que "quien no comía en casa, comía fuera", así que decía que no podía "sorprenderle" si él finalmente le "era infiel".

Pero no sólo: Peleteiro expresa también amenazas recurrentes con romper la relación y desapariciones sin previo aviso.

El 23,2% de las mujeres dice haber sufrido violencia psicológica emocional de alguna pareja actual o pasada en algún momento de su vida. Cuando se trata de exparejas, el porcentaje se eleva al 32,4%. Por franjas de edad, el 26,1% de las chicas de entre dieciocho y veinticuatro años y el 30,7% de las que tienen entre veinticinco y treinta y cuatro, dicen haberla sufrido.

Entre las formas de violencia emocional reseñadas, el 19,8% habla de insultos o hacerle "sentir mal" consigo misma; el 14,4% de humillaciones en público y el 13% de intimidación.

"Cambió absolutamente todo de mí"

Peleteiro describe la forma en que su expareja consiguió alterar hábitos y hasta la estética propia de la atleta, una forma de violencia que deriva a menudo en el aislamiento de la víctima. "Cambió absolutamente todo de mí, desde la vestimenta al pelo, la forma de actuar con mi familia. Consiguió distanciarme de muchísima gente", expone.

La conocida como violencia de control recae sobre el 27% de las mujeres, según los datos de la Macroencuesta. Una forma de violencia especialmente frecuente entre las mujeres jóvenes: 38,6% de las chicas de entre dieciocho y veinticuatro años la ha experimentado, igual que el 37,6% de las que tienen entre veinticinco y treinta y cuatro.

Las víctimas concretan esta forma de violencia en distintas conductas: el 16,7% habla de insistencia por parte del agresor en saber dónde está la víctima en cada momento; el 15,9% reseña conflictos si la víctima habla con otras personas; el 15,5% describe trato indiferente como castigo y el 13,9% plantea intentos por parte del maltratador de impedir que la víctima vea a sus amigos

"Con ayuda y con personas a tu alrededor se puede salir"

El vídeo de Ana Peleteiro nace con la firme pretensión de dirigirse a otras chicas para hacerles saber que hay salida. Y con ese propósito termina: "Con ayuda y con personas a tu alrededor, se puede salir".

Ana Peleteiro: "Si hoy estamos aquí es porque una mujer un día dijo ¿por qué no puedo tener los mismos derechos?"

Ana Peleteiro: "Si hoy estamos aquí es porque una mujer un día dijo ¿por qué no puedo tener los mismos derechos?"

Lo cierto es que el entorno de las víctimas tiene un papel clave en la ruptura con la violencia.

Sólo el 21,7% de las mujeres que han sufrido violencia machista por parte de alguna pareja o expareja ha dado el paso de denunciar. Entre los motivos citados, la mayoría (53,7%) dice haber resuelto la situación ella sola; el 31,8% señala que desechó interponer una denuncia formal porque rompió la relación y el 23,7% admite que, en aquel momento, ni siquiera supo leer la situación como violenta. 

Pero no es siempre la denuncia formal la única salida. El 50,7% de las víctimas sí contó lo sucedido a una amiga; el 36,2% a su madre y el 25,4% a su hermana. En cuanto a la ayuda informal, el 23,4% de las víctimas verbaliza su situación en terapia; el 10,4% en la consulta de su médico y el 7,2% a los servicios sociales.

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