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La Comisión Europea usa el atentado de Bruselas para endurecer el trato a los refugiados

Ursula von der Leyen en un debate esta semana en el Parlamento Europeo en Estrasburgo.

El Pacto Migratorio Europeo, que debe actualizar y endurecer toda la normativa migratoria del bloque, está a pocos pasos de ser definitivamente aprobado. Las últimas dudas, en el Parlamento Europeo, radican sobre todo en el previsto endurecimiento de las condiciones de acogida de quienes soliciten asilo. Hasta hoy no hay una mayoría de eurodiputados clara para sacar adelante esa pata del Pacto, que la Eurocámara sólo aprobará en bloque, no troceado.

La Comisión Europea parece haber encontrado la palanca del miedo para hacer ceder a un número suficiente de eurodiputados a fin de encontrar una mayoría que saque adelante el Pacto, ya acordado por los gobiernos. El terrorismo genera miedo, así que nada mejor que un atentado en Bruselas que pueda usarse para generar ese miedo y hacer ceder a sus señorías.

La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, dijo esta semana que había que modificar las normas para que quien vea rechazada su solicitud de asilo sea efectivamente deportado y no reciba únicamente una orden de expulsión que en muchas ocasiones no se ejecuta. Von der Leyen olvidó decir que la normativa actual ya permite la expulsión directa pero que si no se hace es porque en muchas ocasiones los países de origen no aceptan recibir al deportado o directamente niegan que sea ciudadano suyo.

Lo que cambia con el Pacto Migratorio no es ese aspecto, sino que se les podrá encerrar en la frontera en un limbo legal hasta que se estudien sus solicitudes de asilo y por hasta 40 semanas y que se les podrá encerrar durante meses cuando reciban una orden de expulsión, aunque en la práctica no se les pueda deportar. El Pacto Migratorio permite tomar esas medidas sin diferenciar si existen informes de inteligencia sobre su peligrosidad o si no es una amenaza para nadie.

El Pacto Migratorio convierte en obligatorias esas expulsiones de refugiados que vieron rechazada su solicitud de asilo, pero obvia que en muchas ocasiones no se pueden ejecutar por culpa del país de origen de la persona en cuestión. De las casi 400.000 solicitudes de asilo rechazadas, sólo 65.000 acabaron en la deportación real de la persona.

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La Comisión parece haber decidido que la presión sobre los eurodiputados puede ser mayor gracias al atentado de Bruselas. El comisario de todo un poco (perdonen, de Promoción de Nuestro Modo de Vida Europeo, de comer gazpacho en España en verano, carbonnade en Bélgica en invierno y baguettes en Francia todo el año y no arepas en Madrid, cuscús en París y tajines en Bruselas, de escuchar a Julio Iglesias y Edit Piaff y no a Taylor Swift o Shakira) Margaritis Schinas dijo: “Ahora tenemos posiciones comunes del Consejo y del Parlamento en todos los aspectos (del Pacto Migratorio) excepto para la Directiva de Retorno, para la que el Parlamento no ha aprobado todavía su posición”.

A los eurodiputados no les sentó muy bien el recado. Acusan a la Comisión de jugar a un juego injusto al sugerir que el atentado de Bruselas se hubiera evitado si la Directiva de Retorno hubiera estado en vigor porque el terrorista de todas formas no hubiera podido ser deportado.

Al Partido Popular Europeo tampoco le gusta la presión y además todavía no han acordado con los demás partidos la posición común que defender ante los gobiernos y la Comisión porque no han decidido si apoyan la medida de tener 40 semanas encerrados a solicitantes de asilo cuyo único delito ha sido llegar a Europa y pedir asilo. Los verdes, los socialistas y la mayor parte de los liberales rechazan ese plazo. Si los conservadores no votan en bloque a favor no habrá forma de que el Parlamento Europeo lo apruebe. Las fuentes consultadas en el Parlamento aseguran que no aceptan ninguna presión y que se empezará a negociar, como estaba previsto, a principios del próximo año.

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