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‘Harrisnomics’, las políticas económicas aún difusas que anticipan un giro a la izquierda de los demócratas

El segundo caballero, Doug Emhoff, la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, el gobernador de Minnesota, Tim Walz, y la mujer de este, Gwen Walz, durante el cierre de la Convención Demócrata.

Es el primer día de la Convención Nacional Demócrata. Martes de madrugada en España. Todo el mundo espera con ansias la intervención del presidente estadounidense, Joe Biden, que cerrará la jornada en lo que todo indica que será un caluroso homenaje a su figura y a todos los logros en su amplia carrera política. Una oda al pasado y una invitación a mirar al futuro con los ojos de la nueva candidata demócrata a la presidencia, Kamala Harris. Pero en esa jornada inaugural hay una congresista por Nueva York que mira aún más lejos. De ascendencia puertorriqueña y con tan solo 34 años, Alexandria Ocasio-Cortez, la gran estrella y cara más visible del ala progresista del Partido Demócrata, tiene la oportunidad, por primera vez, de dar un discurso en prime time, retransmitido por televisión y en un escenario tan importante como la convención.

“Estoy cansada de escuchar como un billonario piensa que él es más patriota que una mujer que lucha todos los días para liberar a las personas trabajadoras de quienes con su avaricia están pisoteando nuestra forma de vida”, dijo Ocasio-Cortez en un momento de su intervención, levantando de sus asientos a los miles de asistentes a la convención, celebrada en el United Center de Chicago (Illinois). Algunos de sus entusiastas llegaron a comparar su discurso con aquel pronunciado por un joven senador de Illinois pronunció hace exactamente 20 años en la convención de 2004 y que catapultaría su carrera política. Ese joven político era Barack Obama.

Pero más allá de la trascendencia que finalmente acabe teniendo este discurso en el futuro, lo que sí parece confirmar es la progresiva aceptación del Partido Demócrata de su ala más a la izquierda. Si hace poco más de una década algunas de las medias propuestas por el senador por Vermont Bernie Sanders eran tildadas de “radicales” o incluso “comunistas” por muchos de sus detractores, dentro y fuera del partido, ahora esas mismas ideas tienen espacio en el prime time televisivo.

Todavía en la convención de 2020, que fue celebrada telemáticamente para confirmar a Biden como candidato, Ocasio-Cortez fue relegada a un espacio mínimo, de tan solo 90 segundos y el cual aprovechó para apoyar a Sanders como nominado. Una intervención muy lejos de las luces y la relevancia de la que ha gozado ahora. “Lo que ha conseguido el ala más progresista es integrarse dentro del mainstream del partido. Ocasio-Cortez representa muy bien cómo, por una parte, ese ala ha podido entrar dentro de lo que se considera aceptable en la formación y, por otra, cómo el establishment demócrata ha girado a su vez a la izquierda”, explica Alex Maroño, analista de El Orden Mundial especializado en política estadounidense. 

En este sentido, quizás Kamala Harris haya sido la candidata perfecta para integrar todas esas propuestas en su programa político y económico. La ahora vicepresidenta siempre se ha caracterizado por su perfil camaleónico, sin una ideología clara ni unas propuestas realmente definidas. Este hecho la perjudicó mucho en el pasado, por ejemplo en su fracaso durante las primarias de 2020, pero ahora, esa debilidad puede transformarse en una de sus mayores fortalezas para abordar la integración de medidas más progresistas en la campaña.

¿Qué es la "economía de las oportunidades"?

En su discurso de este viernes de la Convención Demócrata, Harris continuó esa línea de indefinición, dejando pocas propuestas concretas dentro de su programa económico. De hecho, la vicepresidenta englobó su política a este respecto bajo el impreciso apelativo de “economía de las oportunidades”, o lo que es lo mismo, según explicó, un modelo en el que todo el mundo, tenga el origen que tenga, pueda tener capacidad para conseguir sus metas. Sin embargo, la forma en la que quiere llegar a esa meta o las políticas que quiere implementar para lograrlo estuvieron prácticamente ausentes en el discurso. Tampoco hubo, como era previsible, demasiados guiños a los electores más de izquierdas.

Pese a esa indefinición, sí que se pueden sacar conclusiones de algunas de las primeras medidas que ha dado a conocer la campaña de Harris. “Hasta el momento, apenas ha hecho una primera presentación de lo que puede ser su programa, con el poder adquisitivo como idea central y algunas propuestas a desarrollar. Lo que es cierto es que su declaración de intenciones en materia de política económica tiene un tono menos ortodoxo de lo habitual en cualquier candidato a la Casa Blanca”, explica Daniel Fuentes Castro, economista y profesor en la Universidad de Alcalá.

En ese programa heterodoxo hay varias propuestas que son un claro guiño a la parte más a la izquierda del partido. Una de ellas es la subida de impuestos a las grandes fortunas con una tasa de sociedades que pasaría de estar en el 21% a ser del 28%, uno de los caballos de batalla más repetidos por parte de Sanders o de Ocasio-Cortez tras la masiva bajada de impuestos de la administración de Donald Trump. “Una de las propuestas fundamentales de Sanders es que los ricos paguen más impuestos, llegando hasta un 70% para quienes ganen más de 10 millones de dólares. Aun así, hay que contextualizar que en los acuerdos de la OCDE para fijar en un mínimo de en el impuesto de sociedades, EEUU con los demócratas en el poder no ha llevado adelante una política de incrementar la fiscalidad para no afectar los grandes negocios de las tecnológicas americanas”, advierte el doctor en economía Rodolfo Rieznik.

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Este cambio, de producirse, explica Fuentes, supondría un mensaje muy fuerte que podría tener un efecto contagio a otras grandes economías, ya que con ese ascenso de hasta el 28%, EEUU se colocaría como el tercer país con un tipo más alto de entre los que integran el G7. Sumado a eso, otro de los guiños a la izquierda es su criticada propuesta de control de precios a algunos productos de primera necesidad, sobre todo a los alimentos, para frenar la especulación de las grandes empresas. “Aunque puede parecer fuera de la ortodoxo, y más en un país como EEUU, en realidad ya existen normativas en distintos Estados que permiten limitar los incrementos de precios en situación excepcionales. A priori, parece que la propuesta va en esa línea, pero para que se pueda aplicar en todo el territorio”, matiza Fuentes.

¿Un programa exitoso y realista?

El foco de su programa económico, como ya subrayó Harris en su discurso ante la convención, está en la clase media. Esta se beneficiará, según la campaña de la vicepresidenta, de bajadas impositivas y de un programa de ayuda para la adquisición de vivienda. Estas últimas comprenden desde la construcción de 3 millones de viviendas durante la próxima legislatura, con incentivos fiscales a la construcción hasta ayudas directas para facilitar el acceso a la primera vivienda en propiedad. “Todas son medidas convencionales, que responden a la idea central de su programa, pero que en el pasado han dado lugar a resultados de distinto signo”, advierte el profesor de la Universidad de Alcalá. Fuentes destaca como el problema de la vivienda ha sido abordado en distintos lugares con políticas similares que resultaron poco existosas, por ese motivo, una vez más, cree que Harris debería concretar más sus intenciones para no caer en ese tipo de errores

A ese problema se le añade el de llevar todas estas ambiciosas propuestas a la realidad, que puede ser uno de los principales quebraderos de cabeza de la candidata demócrata si finalmente es elegida. “Son medidas que a nivel político funcionan muy bien, pero económicamente van a necesitar la aprobación de un Congreso que está en el aire”, comenta Maroño. El 5 de noviembre, los estadounidenses también votarán la renovación de parte del Senado (donde tienen mayoría, aunque muy exigua) y de la Cámara de Representantes (donde la mayoría es republicana), algo que condicionará sobremanera la política de Harris. De encontrarse en el peor escenario (una pérdida de ambas cámaras), la vicepresidenta tendría que implementar una política económica muy reducida. Aun así, lo que sí parece es que el Partido Demócrata del futuro cada vez verá más la política con la mirada de Ocasio-Cortez.

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