Obreros y guerreros, los elegidos por Putin que ganan con la guerra mientras los rusos se empobrecen

Un soldado con un galón con la imagen de Vladimir Putin en el que se lee 'Veteranos de la Brigada de Asalto' asiste a un acto de envío de ayuda a soldados en zonas de conflicto con Ucrania.

Estelle Levresse (Mediapart)

Desde hace tres años, Rusia gasta sin medida en la guerra a gran escala que libra en Ucrania. Para atraer voluntarios a la línea de frente, las autoridades han disparado la remuneración de los soldados contratados. El salario mensual se ha fijado en 210.000 rublos (2.200 euros), tres o cuatro veces el salario medio, a lo que se suman numerosas ventajas materiales y sociales y generosas primas de alistamiento financiadas por las regiones. En 2025, el presupuesto militar ruso alcanzará los 130.000 millones de euros, es decir, un tercio del presupuesto total del país, lo que supone un aumento del 30% con respecto a 2024, un año que ya fue récord.

Aunque la mayor parte de esta suma es absorbida por el complejo militar-industrial, otros sectores también se benefician de la generosidad del Estado: educación, cultura, salud... todos reorientados hacia lo que el Kremlin sigue llamando “operación militar especial”. Objetivos: recompensar a los “héroes” que luchan en Ucrania, difundir la propaganda estatal y fomentar el patriotismo para legitimar y continuar el conflicto.

El concurso semestral de “subvenciones presidenciales”, destinado a financiar proyectos sociales en diversos ámbitos, ilustra perfectamente esa tendencia. La edición de 2025, presentada a finales de enero, ha premiado a 239 proyectos dedicados al tema del año del “Defensor de la Patria” de entre 1.497 finalistas. Entre ellos: proyectos de propaganda patriótica, programas de ayuda a familias de militares e iniciativas escolares relacionadas con la guerra.

La mayor subvención se ha concedido a un proyecto de rehabilitación de soldados heridos de la Fundación Memoria de las Generaciones (72 millones de rublos, 773.000 euros). La emisora de radio patriótica Pride, que lleva un año en antena, recibió 39 millones de rublos (420.000 euros) para lanzar una serie de formatos dedicados al “patrimonio histórico y cultural” de Rusia. Se han asignado cerca de 27 millones de rublos (291.000 euros) a la creación del museo “Campo de batalla: Mariúpol”. La devastación de esa ciudad por las tropas rusas entre febrero y mayo de 2022, que causó miles de muertes civiles, se califica en el proyecto de “liberación heroica”.

Nueva élite política

Esta militarización de la sociedad y la economía tiene profundas consecuencias en el país, donde las desigualdades sociales se están no paran de aumentar. Mientras algunos se enriquecen gracias a la guerra, gran parte de la población se empobrece. Según el economista ruso Igor Lipsits, entre 26 y 28 millones de personas han visto mejorar su situación financiera en los últimos tres años.

Este grupo incluye a los soldados y sus familias, pero también a los trabajadores del sector armamentístico, a los profesionales sanitarios empleados en clínicas militares y centros de rehabilitación, así como a todos los oficios directamente relacionados con el esfuerzo bélico. “Eso representa aproximadamente el 20% de la población rusa. Se trata de un poderoso apoyo social a la continuación del conflicto”, subraya Igor Lipsits, exiliado en Lituania.

En el último año se han disparado los precios de los alimentos: +90% las patatas, +36% la mantequilla

Putin tiene la intención de sacar provecho de este nuevo grupo social, estimando que “todos los que sirven a Rusia, obreros y guerreros”, constituirán a partir de ahora la “verdadera élite”. “Deben ocupar puestos directivos en la educación y formación de los jóvenes, en las asociaciones públicas, en las empresas públicas, en los negocios, en la administración estatal y municipal, y dirigir las regiones, las empresas, a fin de cuentas, los mayores proyectos nacionales”, declaró el presidente ruso en su discurso ante la Asamblea Federal el 29 de febrero de 2024.

Aunque es poco probable que surja una nueva élite política formada en las trincheras, mientras tanto, las condiciones de vida se están deteriorando en estos tiempos de guerra para la mayoría de los rusos. Los pensionistas son los más afectados por el aumento de los precios de los alimentos. En el último año se han disparado los precios de los alimentos: +90% las patatas, +36% la mantequilla, +48% las cebollas, +24% la carne de cordero, según las cifras de la agencia federal de estadísticas Rosstat.

“Los pensionistas civiles, entre 41 y 42 millones de personas, están viendo cómo su poder adquisitivo se derrumba, porque la indexación de las pensiones no sigue el aumento de los precios. Su situación es muy preocupante”, advierte el profesor Lipsits. Varios estudios estiman que la inflación real podría ser el doble de las cifras oficiales.

Primas colosales

Ante el aumento de la inflación, el Banco Central de Rusia ha optado desde 2023 por aumentar su tipo de interés de referencia, que ahora se sitúa en un nivel récord del 21%, lo que tiene un impacto muy fuerte en el mercado inmobiliario y de la construcción. “Hasta julio pasado existía un programa federal de préstamos hipotecarios con tipos preferentes: el tipo estaba limitado al 8% para el comprador y el Estado pagaba la diferencia. Pero este programa se suspendió porque era demasiado costoso”, señala Lipsits. “Desde entonces, las ventas de viviendas han caído en picado. Solo el 5% de la población rusa puede permitirse un préstamo hipotecario a los tipos actuales del mercado”.

Preocupada por un posible colapso del mercado de la construcción, la presidenta del Consejo de la Federación de Rusia, Valentina Matvienko, advierte de la necesidad de una moratoria sobre la quiebra de los promotores. Pero algunos expertos temen que esta medida desencadene una crisis sistémica en los sectores bancario e inmobiliario.

Además, las enormes primas pagadas a los soldados y sus familias suponen una carga para los presupuestos regionales. Según una encuesta del medio independiente iStories, publicada en noviembre, en algunas regiones más de la mitad de las ayudas sociales se destinan ahora a los militares y sus familiares, lo que reduce drásticamente la asistencia a los más vulnerables.

Las autoridades regionales tendrán que hacer recortes presupuestarios: reducir los salarios o despedir a los trabajadores del sector público

Igor Lipsits, economista ruso

El territorio de Stavropol destina el 83% de sus prestaciones sociales a los combatientes, con una prima de alistamiento de 1,6 millones de rublos. En Karachaevo-Cherkesia se destina a los militares el 75% de los fondos sociales, una cantidad nueve veces superior a la de la ayuda al desempleo. En Kaluga, la proporción es del 52%, diecisiete veces más que la ayuda concedida a las personas con discapacidad.

Las asociaciones que ayudan a los sin techo han observado un aumento en el número de personas necesitadas en los últimos años. “Antes, teníamos sobre todo personas mayores, ahora también tenemos familias jóvenes que ya no pueden pagar un alquiler o personas víctimas de estafas inmobiliarias”, declara Olga Bakhtina, que gestiona el refugio privado Dari Dobro en Ekaterimburgo. Y la situación afecta a todo el país. “En 2022-2023, las principales razones para quedarse en la calle son la pérdida de capacidad para alquilar una vivienda y la pérdida del empleo”, confirma Daniil, miembro de Notchlejka, la organización de ayuda a los sin techo más antigua de Rusia, presente en Moscú y San Petersburgo.

Peligros para la sociedad

Los presupuestos regionales están bajo una presión aún mayor debido a la contracción de los ingresos fiscales en 2024, que cayeron un 7%, según anunció el ministro de Finanzas, Anton Siluanov. “Esto llevará a las autoridades regionales a hacer recortes presupuestarios: reducir salarios o despedir a trabajadores del sector público. Ya están empezando a suceder cosas así”, afirma Lipsits. Es el caso de la región industrial de Kémerovo, donde las autoridades han puesto en marcha un plan masivo de despido de funcionarios de los jardines de infancia, debido a la disminución de los ingresos fiscales procedentes de la industria del carbón.

En varias regiones también se está llevando a cabo un programa de optimización del sistema sanitario. Según el diario independiente The Moscow Times, en 2024 se cerraron al menos 160 hospitales públicos, clínicas, centros médicos, dispensarios, maternidades y otros centros sanitarios, lo que obliga a la población local a recorrer largas distancias para acceder a la atención sanitaria.

¿Qué impacto tendrán estas fracturas sociales a medio plazo? “Es difícil decir adónde llevará esto, porque Rusia es un país muy poco convencional. Las personas que se empobrecen intentarán sobrevivir como puedan. Probablemente intentarán ganar más dinero en negro para pagar menos impuestos. Es poco probable que haya protestas sociales, pero aumentará la irritación y se desarrollará la economía sumergida”, predice Lipsits.

El conflicto también está generando un aumento de la violencia en Rusia. Los periódicos locales informan regularmente de los sórdidos crímenes cometidos a su regreso del frente por antiguos presos que habían sido indultados a cambio de su compromiso con el ejército. En una crítica poco habitual por parte de un representante oficial del Estado hacia los héroes de la guerra, la diputada de la Duma Nina Ostanina calificó a los ex prisioneros que regresaron de Ucrania como “peligros para la sociedad, pidiendo a las fuerzas del orden que protejan a los ciudadanos contra esos criminales”.

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Según una investigación del medio independiente Verstka, en comparación con 2020-2021, durante los dos primeros años de guerra en Ucrania casi se han duplicado los casos de violencia doméstica en los que están implicados ex combatientes. Las primeras víctimas son las mujeres.

 

Traducción de Miguel López

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