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EEUU intenta engatusar a los jueces británicos para lograr la extradición de Julian Assange

Simpatizantes de Julian Assange se reúnen frente al Tribunal Superior en Londres, este 28 de octubre de 2021.

Jérome Hourdeaux (Mediapart)

El Departamento de Justicia de EEUU trató este miércoles de tranquilizar a los jueces británicos sobre el trato que recibiría Julian Assange si acceden a permitir su extradición para ser juzgado en el país por la publicación de miles de documentos facilitados por Chelsea Manning, en los que se detallan los abusos militares estadounidenses en Irak y Afganistán.

La primera de las dos jornadas de audiencias del juicio de apelación por la extradición del fundador de WikiLeaks, a la que Mediapart (socio editorial de infoLibre) asiste por videoconferencia, ha estado dedicada casi en su totalidad a la acusación, mientras que la segunda se reserva a la defensa. La jornada también estuvo marcada por la aparición en varias ocasiones de Julian Assange, que asistió a la audiencia desde una sala de la prisión de Belmarsh, donde está recluido. El periodista apareció con pelo largo, barba, visiblemente cansado y adelgazado en comparación con su última aparición en la audiencia anterior, en octubre de 2020.

En el Tribunal Superior de Justicia de Londres, durante más de cuatro horas, el representante de la Justicia estadounidense, el fiscal James Lewis, aseguró a los dos jueces encargados del proceso de apelación que había aportado "nuevas pruebas". "Las pruebas en las que se basó la jueza han cambiado completamente", subrayó.

En primera instancia, la jueza Vanessa Baraitser rechazó la solicitud de extradición el 4 de enero, pero sólo por los riesgos existentes para la salud mental de Julian Assange. La magistrada rechazó efectivamente los argumentos de la defensa destinados a desmontar las acusaciones de Estados Unidos y a reconocer los aspectos políticos de la acusación del Departamento de Justicia.

Sin embargo, se mostró sensible a los numerosos expertos que, durante las cuatro semanas de audiencias, testificaron sobre el estado de deterioro de la salud mental de Julian Assange y las drásticas medidas a las que sería sometido una vez encarcelado en Estados Unidos. Varios abogados y expertos jurídicos detallaron el trato sistemático que reciben los detenidos por motivos de seguridad nacional.

Mientras esperan el juicio, son enviados al centro de detención de Alexandria y luego, tras su condena, a la "ADX", la prisión de ultra alta seguridad de Florence, Colorado. Ambos establecimientos tienen la particularidad de contar con pabellones ultraseguros y de una organización específica.

Allí Julian Assange quedaría sometido a "medidas administrativas especiales" (SAM, por sus siglas en inglés) particularmente severas. En estos cuarteles, los presos permanecen en el más estricto aislamiento, se les prohíbe hablar con sus compañeros y tienen acceso limitado a las visitas o al teléfono. Varios expertos psiquiátricos también confirmaron el deterioro de la salud mental del exeditor de WikiLeaks y los pensamientos suicidas de los que podría ser víctima.

Vanessa Baraitser admitió que las condiciones de detención que le esperan en suelo estadounidense pueden tener "un impacto perjudicial en la salud mental del señor Assange". "El estado mental de Julian Assange es tal que sería abusivo extraditarlo a Estados Unidos", dijo al dictar sentencia.

En respuesta a estas críticas, el Departamento de Justicia de EE.UU. enumeró cuatro "garantías" en sus argumentos ante el tribunal antes de la apelación. En primer lugar, "Estados Unidos no impondrá medidas administrativas especiales (SAM) al señor Assange, ni antes de su juicio ni después de su condena. Sin embargo, el documento afirma que esta promesa está "sujeta a condiciones". No se trata de dar a Julian Assange "un cheque en blanco para que haga lo que quiera", justificó James Lewis durante la vista.

Entonces, si es condenado al finalizar el juicio, el fundador de WikiLeaks podrá solicitar el "traslado del prisionero a Australia", su país de origen, "donde cumplirá condena". "Estados Unidos, por la presente, se compromete a consentir el traslado", se compromete el Departamento de Justicia. Una tercera "garantía" es que "Estados Unidos se compromete" a que, en caso de extradición, Julian Assange reciba "cualquier tratamiento clínico o psicológico" que necesite. Por último, el Gobierno estadounidense promete que no será recluido en la tristemente célebre prisión de máxima seguridad de Florence (ADX), en Colorado.

Ante los jueces de apelación, James Lewis rechazó cualquier riesgo de que el Gobierno estadounidense vaya a traicionar sus promesas, asegurando que al ser "vinculantes" serían respetadas por la administración penitenciaria.

A continuación, James Lewis dedicó gran parte de esta primera jornada de la vista a intentar desmontar los informes periciales que daban fe del deterioro de la salud mental de Julian Assange en primera instancia, en particular el informe del psiquiatra Michael Kopelman.

En agosto, el Gobierno estadounidense obtuvo de los tribunales británicos una ampliación del alcance de su recurso para incluir la fiabilidad de este experto. La acusación le reprocha haber "ocultado" en sus informes el hecho de que Julian Assange había iniciado una relación con su abogada Stella Moris, con la que ha tenido dos hijos. Así, Michael Kopelman supuestamente "engañó" a la jueza de primera instancia.

A partir de esta omisión, James Lewis cuestionó todos los elementos relativos a la salud de Julian Assange. En particular, señaló la "ávida lectura del British Medical JournalBritish Medical Journal" del fundador de WikiLeaks como prueba de que podría "fingir o exagerar" su condición. El representante de la acusación también cuestionó los pensamientos suicidas de Julian Assange, aducidos por varios testigos en primera instancia, lanzando una larga y tediosa relectura del interrogatorio de Michael Kopelman. "No es posible predecir el riesgo de suicidio", dijo James Lewis. El fiscal también expresó su preocupación por el hecho de que las personas que se enfrentan a la extradición utilicen ahora las tendencias suicidas como "comodín" para evitar el procesamiento.

Al final de la vista, el abogado de Julian Assange, Edward Fitzgerald, dispuso de media hora para responder a los argumentos de la acusación. En cuanto al cuestionamiento de la integridad de Michael Kopelman, explicó que la relación de Assange con Stella Moris se había mantenido en secreto para preservar la privacidad de la pareja. Se trata de una "decisión humana natural", argumentó.

Fitzgerald también impugnó la interpretación de la acusación de las pruebas de los expertos psiquiátricos. "Me pregunto si mi estimado colega ha leído la misma sentencia que yo", ironizó. En cuanto a las "garantías" ofrecidas por la Justicia estadounidense, el abogado consideró que "llegaban muy tarde" y que no había "ninguna razón para que fueran aceptadas" por el tribunal. El segundo día de la vista, el jueves, la defensa tendrá varias horas para exponer sus argumentos. La decisión final de los jueces no se conocerá hasta dentro de varias semanas.

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La Justicia estadounidense quiere juzgar a Julian Assange por su papel como editor de WikiLeaks en la difusión de varias series de documentos clasificados, entre ellos los proporcionados en 2010 por Chelsea Manning y que detallan los abusos del Ejército estadounidense en Irak y Afganistán. Se enfrenta a 18 cargos, incluidas violaciones de la Ley de Espionaje, y se enfrenta a 175 años de prisión.

Texto original en francés:

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