El Análisis de emisiones en España denuncia el "nulo compromiso" de las petroleras con la transición energética
España es muy vulnerable al cambio climático debido a su situación geográfica y sus características socioeconómicas. Lo confirman la subida de 1,7ºC que ha sufrido la temperatura media desde la época preindustrial y el aumento en más de 30.000 km2 de la extensión de climas semiáridos (alrededor de un 6% de la superficie de nuestro país). Así lo advierte el Análisis de las emisiones de GEI de la economía Española y propuestas para su descarbonización. En este informe, fruto de la colaboración entre Talento para la Sostenibilidad y el Observatorio de la Sostenibilidad, se asegura que para frenar esta situación es imprescindible reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Para ello, han analizado la emisión por sectores y han evaluado las políticas que se han llevado a cabo en esta materia.
Determinan que el sector energía es el que más gases emite, pues supuso el 72% del total de las emisiones en 2020, seguido por la agricultura (14%), los procesos industriales (9%) y finalmente la gestión de residuos (5%). Dentro del sector energía, los subsectores que más emiten son el sector transporte, el sector industrial y el sector eléctrico.
En cuanto a las empresas que se dedican a la refinación del petróleo, denuncian un “nulo compromiso con la transición energética”. Las compañías de transporte que más contaminan son Repsol, CEPSA o BP; todas ellas han aumentado hasta un 30% sus emisiones frente al año 2008. Denuncian cómo el sector de transporte, a pesar de la mejora de la eficiencia energética de los motores de combustión, ha incrementado sus emisiones.
Por otro lado, recalcan que el sector eléctrico, siendo la tercera fuente de emisiones de gases de efecto invernadero, tiene el potencial de convertirse en 100% renovable, con emisiones cero. Mientras que “no todas las empresas eléctricas han realizado los mismos esfuerzos de cara a la descarbonización”, es el sector en el que más se han reducido las emisiones. Iberdrola lidera esta reducción, seguida por EDP, Naturgy y Endesa.
Como se puede observar, mientras que en 2007 la generación era dependiente del carbón, el ciclo combinado y la energía nuclear, 2021 está marcado por una producción sostenida por energías renovables, donde la importancia del carbón es insignificante. Según comentan en el informe, “la generación de energía renovable en España alcanzó en 2020 un máximo histórico, correspondiendo a un 43,6% de la producción final de energía eléctrica” y 17,26% del consumo final de la energía en España.
La guerra en Ucrania ha evidenciado la elevada dependencia que tiene Europa de los combustibles fósiles de otros países, y por ello el Observatorio de la Sostenibilidad resalta la “necesidad de desvincularse en la mayor medida posible de las fuentes energéticas contaminantes de otros países”. Esta dependencia no solo conlleva un aumento de precios, sin que también entorpece y retrasa las medidas de transición ecológica.
¿Cómo se puede lograr una transición ecológica eficiente?
En el estudio se asegura que apostar por la transición energética ya no es solo una “cuestión de ecologismo”, sino que se ha convertido en “una necesidad económica y geopolítica”.
Para lograr esta transformación de las fuentes de energía hacia energías limpias, consideran necesario apostar por la electrificación de la industria, el transporte y los consumos energéticos en servicios y hogares. Además, es esencial que esta electrificación se base en la generación de electricidad con fuentes renovables, a la vez que se fomenta el consumo directo de renovables en lo máximo posible.
También resaltan la importancia de primar acciones que favorezcan el almacenamiento y la eficiencia energética para que sea posible reducir el consumo. Por otro lado, la planificación energética y la ordenación del territorio son claves para que el despliegue de las renovables no afecte a la biodiversidad y el paisaje.
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Además, el informe enfatiza que esta transición energética debe beneficiar al conjunto de la ciudadanía, “permitiendo que la energía sea asequible para todos, solucionando así problemas tales como la pobreza energética”.
Para lograr todas estas cuestiones, recogen varios instrumentos económicos. En primer lugar destacan el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la UE (RCDE UE), instrumento que busca que las empresas inviertan en una producción más limpia mediante los “derechos de emisión” (derechos transferibles otorgados a determinadas instalaciones para emitir gases a la atmósfera que encarecen los procesos de producción).
Por otra parte se encuentra la fiscalidad, también en revisión por la Comisión Europea, que gravaría aquellos productos más contaminantes y eliminaría sus subvenciones. Además, consideran eficaces las políticas de mejora de la eficiencia energética, la rehabilitación de viviendas, la servitización de la economía, el fomento del transporte público y colectivo o la economía circular, entre otras.