contaminación agrícola
El fin del regadío ilegal evita la entrada de más de 400 toneladas de residuos y fertilizantes en el Mar Menor
El macroproyecto para recuperar el Mar Menor, la mayor laguna salada de Europa, está todavía en su fase inicial, pero los expertos que trabajan sobre el terreno ya observan los primeros resultados. La entrada masiva de fertilizantes agrícolas y residuos ganaderos se redujo en la campaña 2022-2023 en 440 toneladas, una caída del 14% frente a la temporada anterior. El principal responsable es el cierre de 9.000 hectáreas de regadíos ilegales que operaban alrededor del Mar Menor, aunque también ha influido la sequía que sufre la región y que una parte de los agricultores ha reducido el uso de fertilizantes, según explican altos cargos del Ministerio de Transición Ecológica.
"No podemos decir en qué zonas se ha reducido más porque la contaminación en el Mar Menor es difusa, pero sí ha habido una reducción media de los nitratos", señaló este viernes una de las responsables del Marco de Actuaciones para el Mar Menor, el plan del Gobierno central activó en 2021 después de que la laguna registrase tres episodios de moralidad masiva de peces en 2016, 2019 y 2021. En concreto, en la última campaña 2022-23 se calcula que entraron en el humedal 2.732 toneladas de residuos orgánicos, frente a las 3.175 de la temporada anterior.
La caída no se puede atribuir solo a la reducción de las precipitaciones porque, de hecho, el año pasado llovió incluso un 5% menos que el anterior, pero sí se explica por la desaparición de una quinta parte del regadío tras expulsar a los ilegales en 2022. En el Campo de Cartagena quedan ahora unas 42.000 hectáreas de regadío legales. Otra de las actuaciones prioritarias que ha influido ha sido la intervención de plantaciones muy intensivas que llegaban a tener tres o cuatro rotaciones de cultivo al año, para reducirlas a una. En todo caso, el personal del ministerio recuerda que una temporada fuerte de lluvias podría arruinar el trabajo conseguido. "Es verdad que hay mucha carga de fertilizantes acumulada en el suelo y cuando avisan de una dana, nos echamos a temblar", añadió la alto cargo durante una rueda de prensa celebrada este viernes.
Estas son las medidas urgentes que se han ejecutado ya, pero las principales obras del plan todavía no se han iniciado, y se esperan para 2025. La gran apuesta es el cinturón verde en la zona centro y sur del humedal, una red de humedales y zonas verdes que deberían absorber los nutrientes que arrastran las ramblas hasta el mar, y que en teoría retendrá 918 toneladas de nitratos cada año. También se sellarán las cortas mineras de la zona de Cartagena para evitar el vertido anual de 2.173 toneladas de metales pesados a la laguna.
El retraso que llevan estas intervenciones, que se presentaron hace tres años, se debe a que las competencias sobre "la mayoría de las grandes actuaciones" no son de Transición Ecológica, sino de la comunidad autónoma y los ayuntamientos, y el Gobierno han tenido que declararlas bien de interés general para sacarlas adelante, y eso ha entorpecido el proceso.
La agroindustria, la gran responsable
Los portavoces del ministerio han reiterado que la gran amenaza del Mar Menor son los vertidos de la agricultura y la ganadería, que en 2016 provocaron la famosa sopa verde que acabó con el 80% de la vida. Los nutrientes que alimentan los cultivos se filtran al subsuelo y acaban en la laguna, o son arrastrados por las lluvias hasta ella, y provocan la aparición masiva de algas y plancton que se comen el oxígeno, matando a decenas de miles de peces y otros seres vivos. "La zona ha superado los límites de tolerancia humana y no hay espacio para más agricultura ni más urbanismo", señalan los artífices del plan de actuación, que también apuntan como culpable a la expansión masiva de apartamentos turísticos y hoteles.
Para reducir el daño del sector primario se ha elaborado un plan para recortar el uso de fertilizantes y fomentar la agricultura ecológica, pero el Gobierno reconoce que, más allá de las 9.000 hectáreas de regadío cerradas, no puede forzar la desaparición de más tierras regables, como sí ha hecho en el entorno de Doñana. Por el lado de la ganadería, el año que viene Transición Ecológica también presentará una partida de 25 millones de euros en subvenciones para que el sector ganadero de Murcia reduzca los vertidos de purines, otro de los grandes problemas de la zona. Alrededor del Mar Menor hay unas 500 granjas con 800.000 cabezas de cerdo.
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Otra pata indispensable para culminar la recuperación del Mar Menor es la reducción de la presión humana sobre la zona, donde se concentra el 80% del turismo regional. Campos de golf, macrogranjas, regadío, turismo, diez puertos deportivos… los altos cargos de Transición Ecológica describen la zona costera como un caos, pero en este caso las competencias recaen sobre el gobierno regional del Partido Popular, liderado por Fernando López Miras.
Para reorganizar todas estas parcelas, reducir el número de hectáreas agrícolas y poner freno a los hoteles, el PP tenía el mandato de aprobar, antes de agosto de 2022, el Plan de Ordenación Territorial de la Cuenca Vertiente del Mar Menor, según recoge la Ley del Mar Menor, aprobada por el propio Parlamento murciano en 2020, pero todavía sigue en proceso de elaboración. El primer objetivo de ese plan es la "adaptación de los usos agrícolas a usos de carácter sostenible, forestal y turístico, y control de la densidad ganadera".
El ministerio liderado por Teresa Ribera reconoció este viernes que su relación con López Miras no es la mejor. Han pasado diez meses desde la fotografía de Ribera junto al barón del PP en San Pedro del Pinatar, cuando pactaron crear una comisión para trabajar conjuntamente en recuperar el humedal, pero no se ha avanzado demasiado. "Ha sido un proceso complejo y no coincidimos en todas las visiones, pero tras una época complicada hemos abierto un periodo de colaboración", señalaron este viernes fuentes de Transición Ecológica, que afirmaron que han empezado a compartir información científica con la Consejería de Medioambiente murciana, aunque cada uno va por su lado a la hora de trabajar.