Aquí me cierro otra puerta
Hasta los cojones de la izquierda madrileña
Siempre me ha hecho gracia el típico señor mayor que se sienta delante de la tele y va insultando, uno por uno, a todos los que pasan por el Telediario, sin mucha distinción. Lo achacaba yo a la edad, que te libera y te permite decir lo que realmente piensas sin importante el qué dirán. Lo de cagarse en todo lo hace la gente gratis, menos Jiménez Losantos, que lleva toda su carrera haciéndose millonario por lo que tu abuelo hace en casa desde que cumplió 70. Bien, cuando se trata de la izquierda madrileña, yo soy tu abuelo. De hecho, esta columna es la versión escrita del viejo que le grita a la tele.
Porque el PSOE, en este siglo, ha presentado a alcalde a Miguel Sebastián, Trinidad Jiménez, Jaime Lissavertzky, Antonio Miguel Carmona y Pepu Hernández. Nadie repitió y pasamos de exministros a candidatos cada vez más exóticos, porque ni dios se quiere presentar a alcalde por el PSOE. En la Comunidad, Rafael Simancas (dos veces, Tamayazo incluido), Tomás Gómez y Ángel Gabilondo (dos veces). La trituradora del PSOE madrileño, que sigue con aquello de las familias en 2020, no para de devorar gente. Gabilondo, una excelente persona, no tiene carácter para hacer oposición, ganas para hacer campaña y se quiere ir. Es, sin duda, el perfil perfecto para luchar contra la derecha más marrullera de España. El PSOE lleva dos décadas siendo a Madrid lo que yo a la televisión: nadie entiende qué hace ahí.
Vayamos a la izquierda de la izquierda. En las últimas elecciones presentaron cuatro candidaturas (dos a la alcaldía, dos a la comunidad) con tres nombres y estructuras distintas. Manuela Carmena e Íñigo Errejón decidieron que los madrileños que seguimos vivos aquí no éramos dignos de ellos si no los aupábamos al puesto bueno, de manera que optaron por ir a pasear al perro por su barrio y a su ego por el Congreso, respectivamente. Quizá las dos personas más mediáticas que nunca ha podido presentar la izquierda madrileña a las elecciones demostraron, de forma clara y diáfana, que si no pillaban cargo, a nosotros que nos dieran por culo. Es decir: cuando los estamos necesitando para que alguien pare los pies, al menos en el discurso, a la derecha más delirante y peligrosa que esta Comunidad recuerda, ellos optaron por largarse. De Carmena se sabe que iba a montar la enésima fundación para contarnos a todos que hay que ser educados mientras hacemos política de café con pastas y que sus acólitos andaban tratando de dinamitar Más Madrid, como ya hicieron con Ahora Madrid. De Errejón conocemos que hace carnavales unipersonales a mayor gloria suya en el Congreso con muchos retuits y que está mirando si presentar a Más País en las elecciones catalanas, visto que haber sacado menos votos que el Pacma en Cataluña en las últimas generales no es suficiente pista de que por ahí no.
Más Madrid tiene una magnífica portavoz en la Asamblea, Mónica García, que ojalá tenga más recorrido que el que le ha dado ser médica en esta crisis sanitaria. Imaginen si además tuviera la presencia mediática de Isabel Díaz Ayuso. Pero no la tiene ni la tendrá, desgraciadamente. Y culpa de los medios no es. De la oposición de Más Madrid en el Ayuntamiento hemos sabido en esta legislatura que es el único partido de izquierdas que votó sí a la Operación Chamartín y que Rita Maestre salió en todos los Telediarios por decirle al alcalde que qué majo era y que a muerte con él en la pandemia. Yo creo que estamos a un pasito de darle la vuelta al resultado.
Caminemos más a la izquierda. Unidas Podemos decidió no presentar candidatura al Ayuntamiento porque Carmena era Carmena e Íñigo no era Carmena. Luego al final ya eso dio más igual, avalaron Madrid en Pie (yo incluido, que hice hasta un vídeo de apoyo, que aquí a tontos no nos libramos ninguno) y se demostró que esta candidatura llegaba tarde y mal, cuando si se hubiera hecho desde el principio al menos hubiera entrado en el Ayuntamiento una voz que votara ‘no’ a la Operación Chamartín, que ya uno se conforma con poco. En la Comunidad, Isa Serra parecía una buena candidata, pero pasó el 5% que se exigía para tener representación por los pelos. Luego la han hecho portavoz nacional de Podemos, entiendo que para que tenga más presencia mediática y contrarrestar la hegemonía de Díaz Ayuso en esas lides. Puedo llegar a comprender ese razonamiento, pero lo cierto es que lo único que he visto de Serra en el Telediario en esta pandemia es que Unidas Podemos no sé qué de los Presupuestos Generales del Estado y Ciudadanos, que cuando tengo que poner en manos de Díaz Ayuso la vuelta al cole, como madrileño ya es que me da igual lo que pase en el Congreso.
Sé que este análisis es injusto, epidérmico y que solo se queda en la punta de la pirámide, cuando el trabajo que hay que hacer sobre todo está en la base. Lo sé, pero esta es una columna de un señor gritándole a la tele cuando ve el Telediario, recuerdo. Y me queda un poco de bilis todavía.
Lo que no sé si entiende la izquierda madrileña es que hay mucha gente que vive aquí, que va cada día a currar, y que está como yo: hasta los cojones de todos vosotros. Ya no por una cuestión ideológica, que también, sino porque vivimos bajo el yugo frenopático de la derecha más desnortada que hayamos vivido (y hemos tenido cositas, eh) en el momento de más vulnerabilidad que recuerda esta ciudad. Que qué menos que candidatos buenos y serios a los que les importemos. Porque tenemos la sensación de que como todo es Madrid, al final nada es Madrid. No tiene un proyecto claro para esta ciudad ni un partido regional.
Que tenemos miedo. Y que por eso exigimos que hagáis oposición, que habléis, que tengáis una estrategia conjunta. No se trata de presentar mociones de censura que se pierdan, porque eso no lleva a nada. Se trata de algo más.
En el caso del PSOE, que alguien entre a sangre y fuego en el PSOE madrileño: ¿se imaginan, cosa loca, que siendo Vallecas la zona de Madrid en la que tradicionalmente se ha sustentado este partido, fuera su agrupación una fuerza decisiva ahí dentro? Por dar una idea.
Y en el caso de ese caos de egos, personalidades erráticas, intereses personales y ganas de joder que es todo lo que hay más a la izquierda de ese partido, que os sentéis y que construyáis algo. Lo bueno de todo esto es que ya lo hicisteis. Se llamó Ahora Madrid y ganó. Porque ahora hay que ganar. Nos va la vida en ello.