Santa Isabel Ayuso y el amigo Casado: todo (acaba) por la pasta
Lo dijo en su día el ínclito Ricardo Costa, y El Gran Wyoming ha conseguido que no lo olvidemos: "En el Partido Popular la fiesta no se acaba nunca" (ver aquí). El problema es que esa "fiesta" suele correr a cuenta del contribuyente, y la resaca de la misma tiene consecuencias que trascienden al propio PP y ensucian al llamado "sistema" en su conjunto. Eso sí: nada de equidistancias, porque es meridianamente claro que hay actores políticos que siguen considerando lo público como cortijo particular. De otra forma no se explica el (tristísimo) espectáculo. Al grano:
1.- La disputa actual por el liderazgo del PP viene de lejos, casi desde el mismo momento en que Isabel Díaz Ayuso fichó a Miguel Ángel Rodríguez como principal asesor y guionista de un serial tan habilidoso en términos de comunicación política como ofensivo en lo relativo a principios, moralidad o transparencia. MAR (encantado de que se le denomine con siglas) llevó a Aznar a la Moncloa en los años 90 y se ha tomado como una misión personal repetir el experimento con Ayuso en el siglo XXI. Es el autor de títulos como "Socialismo o libertad", "España es Madrid" o "En Madrid no te encuentras con tu ex". ¿Quién da más?
2.- Tras su elección como presidente del partido frente a Soraya Sáenz de Santamaría, y gracias al apoyo de María Dolores de Cospedal, Pablo Casado hizo dos grandes apuestas personales: Cayetana Álvarez de Toledo e Isabel Díaz Ayuso. (Sin comentarios).
3.- Ayuso obtuvo en 2019 el peor resultado cosechado por el PP en Madrid en treinta años, pero a Casado no le importó. Y le importó aún menos que, antes de la investidura, una exhaustiva investigación de infoLibre descubriera y documentara sospechas de alzamiento de bienes, tráfico de influencias y otras actuaciones irregulares por parte de Ayuso y de su hoy mucho más conocido hermano Tomás Díaz Ayuso (ver aquí). Lo explicó con claridad Iñaki Gabilondo en una entrevista en La Sexta Noche el 7 de septiembre de aquel año: "A la vista de los datos que hoy conocemos a través de infoLibre, no se entiende cómo no ha tenido verdadera necesidad [Ayuso] de que se aclararan todas las irregularidades que habían sido expuestas. Se convierte en sospechoso quien no tiene interés en que se aclare algo de lo que se le reprocha". De aquellos polvos vienen estos lodos. Ayuso nunca debió ser siquiera candidata del PP, porque los indicios sobre su actuación irregular en el caso Avalmadrid eran abrumadores (ver aquí).
4.- Hace tres meses conocimos por eldiario.es que el Gobierno de Ayuso había adjudicado a dedo a una empresa de un íntimo amigo suyo y de su familia un contrato por millón y medio de euros en abril de 2020 para traer de China mascarillas (a precio de EPI completo) para el hospital del Ifema (ver aquí). Era tan sospechosa la opacidad de ese contrato como la que empaña los contratos "por emergencia", sin concurrencia competitiva y sin publicidad, que aún sigue firmando el Zendal y que han sido desvelados esta misma semana por infoLibre (ver aquí).
5.- Tres días después de producirse el fiasco para el PP del adelanto electoral en Castilla y León, conocemos la denuncia de un presunto espionaje desde la dirección del PP a la familia de Ayuso para esclarecer si su hermano Tomás cobró o no una suculenta comisión por ese contrato firmado con su amigo Daniel Alcázar Barranco. Dicho de otra forma, cuando más debilitado está el liderazgo interno de Casado, sale a la luz una presunta operación de espionaje que pone en duda la limpieza de la gestión de Ayuso al frente de la Comunidad de Madrid. Resulta obvio que la filtración del asunto funciona como voladura controlada o trampantojo previo a que se puedan conocer datos sobre la adjudicación de un contrato público millonario del que se habría beneficiado directamente el hermano de la presidenta de Madrid. Mientras se hable de espionaje, detectives y persecución, aparece difuminada la verdadera almendra de este asunto: si Tomás Díaz Ayuso hizo de intermediario en ese contrato a dedo y si recibió por ello dinero público. Y cuánto.
6.- La primera parte de esa incógnita ha quedado despejada por la propia Ayuso en su comparecencia sin preguntas: "Me confirmó [mi hermano] que había mantenido relaciones comerciales con esa empresa y que todo era completamente legal. Que todo está regulado ante Hacienda y declarado". ¿Decide el hermano de Ayuso lo que es o no legal en la gestión de dinero público? ¿Qué es lo que está "regulado ante Hacienda y declarado"? Dejémonos de circunloquios e intentos de desviar la atención: hágase público cuánto y en qué concepto cobró Tomás Díaz Ayuso dinero público por ese u otros contratos con la Comunidad de Madrid. Si la cifra publicada por algunos medios cercanos al PP es cierta (280.000 euros sobre millón y medio), la cosa va más allá de la inmoralidad para entrar de lleno en el latrocinio. ¡Un 20% de comisión no lo cobraba ni Francisco Correa en la época 'dorada' de la Gürtel! (Sería, por cierto, política y éticamente impresentable aunque esa comisión hubiera sido del 1%).
7.- Tanto las acusaciones de Ayuso a Casado y su equipo (ver aquí) como las de Teodoro García Egea a Ayuso (ver aquí) indican que esta guerra total sólo puede acabar con el fin de la carrera política de Ayuso o de Casado o de ambos (el futuro de Egea, por muchos motivos acumulados, sufridos algunos de ellos por infoLibre, queda también muy tocado). Suele adjudicarse a Giulio Andreotti aquello de que "hay amigos íntimos, amigos, conocidos, adversarios, enemigos, enemigos mortales y… compañeros de partido".“Lo peor que se puede esperar de los políticos...", es lo que Ayuso adjudica directamente al "entorno de Pablo Casado". Si algo domina el guionista MAR es el ejercicio de convertir a su jefa en mártir del universo, víctima del sanchismo, del socialcomunismo o del mismo Lucifer redivivo. Y si algo se le da bien a Ayuso es ejercer como sufridora de persecuciones múltiples. Ha protagonizado portadas de leyenda, hasta disfrazada de virgen dolorosa con tal de no asumir sus responsabilidades, por ejemplo, en los protocolos de la vergüenza que prohibieron derivar a enfermos de las residencias de mayores a los hospitales de Madrid en la fase más aguda de la pandemia (ver aquí).
Mientras se hable de espionaje, detectives y persecución, aparece difuminada la verdadera almendra de este asunto: si Tomás Díaz Ayuso hizo de intermediario en ese contrato a dedo y si recibió por ello dinero público. Y cuánto
Más allá de la "crueldad" (ambos bandos la han calificado así) de la batalla interna por el liderazgo del PP entre Casado y su ex amiga y pupila Díaz Ayuso, lo que nos preocupa e importa al común de los mortales (y contribuyentes) es en primer lugar que se aclare hasta el último céntimo de euro de dinero público gestionado por esta tropa. Que cada cual asuma sus responsabilidades políticas y, si procede, penales o civiles. Y, si no es ya mucho pedir, que no se nos tome por imbéciles cuando se saca a pasear un espionaje de Mortadelo y Filemón (por el que ya ha caído la cabeza del ínclito Carromero) para difuminar la almendra del negocio, y esa eterna confusión entre lo público y lo privado. Con la inestimable ayuda de medios acostumbrados a recibir generosos ingresos del "maná" publicitario institucional de la Comunidad de Madrid. Lo más patético es que Casado y Ayuso, Ayuso y Casado (y sus círculos mediáticos) no rompen por diferencias de principios, de programa o de estrategia. Todo empieza (y acaba), por la pasta. Y Vox salivando.
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