Feijóo agita al Estado, ahora a la Policía

La misma mañana que el PP celebraba la paralización del Constitucional de la reforma del Gobierno en el Senado, dos horas antes de que Alberto Núñez Feijóo pidiera en rueda de prensa reducir la escalada verbal, el presidente del PP, en la sede del partido, dio un mitin político a una decena de asociaciones de policías y guardia civiles. Fue una arenga sin precedentes, por más que agote el término, que vulnera el principio de neutralidad al que se deben los agentes y cualquier político que se llame de Estado en su relación con las Fuerzas de Seguridad. “España se desguaza”, llegó a decir. Cargó contra la ley trans, la Ley del sí el sí, contra los socios de gobierno y un PSOE rehén –también textual– de sus socios. Ni Vox, en las reuniones con los portavoces policiales, se había atrevido a tanto.

La reunión la habían pedido las asociaciones y sindicatos policiales y se les convocó hace dos semanas, en plena polémica por la sedición y la malversación. Sin orden del día, la cita fue en Génova 13, no en el Senado, donde correspondería a Feijóo tener una reunión así, por institucionalidad, por neutralidad y por respeto. Con los jueces conservadores del Poder Judicial en rebeldía, sumado a la tensión del Constitucional, el presidente del PP ha decidido utilizar el caldo de cultivo para agitar a la Policía contra el Gobierno. El otoño ha terminado con la economía en números verdes, así que ante la dificultad de sacar en masa a trabajadores a la calle, la estrategia pasa por desestabilizar la coalición desde el seno de las instituciones del Estado. 

Ningún ministro o portavoz del PP y del PSOE habían ido tan lejos. Hasta ahora, de Jorge Fernández Díaz, José Ignacio Zoido a Fernando Grande-Marlaska, todos los que se han reunido con los representantes policiales han mantenido la política al margen. Y más de manera tan explícita. Hay agentes presentes en la reunión que lo interpretaron como un desconocimiento de sus reivindicaciones y un "relleno" en la hora de reunión, otros como un discurso alarmante e inconcebible ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que se deben a la absoluta imparcialidad. Impropio de un partido de Estado y de gobierno. 

Al mitin de Feijóo no le faltó un solo punto. Los agentes, que iban a esa primera toma de contacto para hablar de la ley mordaza, pensiones, sueldos y condiciones laborales, fueron instruidos sobre la ley trans, entre otras. Les contó que deja indefensos a los menores de 16 años, a los niños y niñas que podrán cambiar de género sin el consentimiento de sus padres, sin un psicólogo y sufriendo las consecuencias de por vida. Además de arengarles, no es cierto. Los menores de 15 años necesitan el consentimiento paterno y con la nueva ley las personas trans tendrán acompañamiento psicológico siempre (como con leyes autonómicas que ya existen).

También criticó “el desastre” de la ley del sí es sí, nada menos que la norma que aborda la violencia de género y compete a los agentes en la protección de las mujeres. Pasó también por la Ley de Universidades y la supuesta e “inminente” reforma de la ley mordaza. Para Feijóo, así lo verbalizó, la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana quiere dejar a los agentes sin sus herramientas de trabajo. Y dejó caer que era inminente, cuando ni siquiera se ha constituido la Comisión.  

Hay agentes presentes en la reunión que lo interpretaron como un desconocimiento de sus reivindicaciones y un "relleno", otros como un discurso alarmante e inconcebible ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que se deben a la absoluta imparcialidad

Es grave que el jefe de la oposición cuestione la legislación salida de la mayoría parlamentaria ante policías y guardia civiles. El artículo 104.1 de la Constitución atribuye a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad la misión de proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y el cumplimiento de las leyes bajo la dependencia del Gobierno. 

Un Gobierno contra el que Feijóo también cargó. Antes de su intervención, Esteban González Pons fue más allá. Arremetió contra los socios, contra Bildu, “que hasta hace cuatro días estaba matando”, contra los que rompen España, y apeló a volver al PSOE “de toda la vida”, no a un Pedro Sánchez “rehén de ERC y Bildu”. De nuevo, cuestionar la legitimidad del Ejecutivo salido de las urnas, esta vez ante los garantes de la seguridad del Estado. 

Sobre las demandas de los agentes, concreciones cero. Fue un discurso político, una llamada implícita a salir a las calles. Donde se recordó a los policías la capacidad que tienen de permeabilizar en la sociedad. “Todo lo que vosotros digáis la sociedad lo verán con buenos ojos'', llegó a decir. “Los medios de comunicación os escuchan. Sois influyentes dentro de ese ámbito. Algo que debéis aprovechar”, concluyó, según reconstruyen varios asistentes. Para otros representantes policiales, Feijóo llegó con una mentira (la reforma de la ley mordaza no es inminente) para sacar a la calle a la Guardia Civil y a la Policía utilizando las instituciones.

Pablo Casado estuvo en las manifestaciones convocadas por las asociaciones y sindicatos policiales pero no les dio un mitin en la sede del partido y siempre lo hizo público. Esta vez, el PP no sacó nota informativa de la reunión. Más allá del detalle, cada uno más inconcebible, la gravedad está en la pérdida del sentido institucional del PP, la voladura de todo marco de Estado, la estrategia a plena luz del día del uso de la Justicia o la Policía para generar la inestabilidad necesaria que debilite y tumbe al Gobierno. Cualquier resorte vale. Dice el PP que cuando se traspasan líneas rojas se paga. En los últimos días se han erosionado tres instituciones seguidas: el Poder Judicial, el Constitucional y las Cortes. Utilizar a la Policía, acaba debilitando a la propia Policía. Y la debilidad de todas las instituciones en cadena, por intereses partidistas y electorales, afecta a todos.

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