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Pacto de Estado: yihadismo sí, violencia de género no

El PP ha solicitado al Gobierno la convocatoria de la comisión de seguimiento del pacto de Estado antiyihadista por el aumento del nivel de amenaza tras la guerra declarada por Israel contra Hamás, lo cual muestra su preocupación e interés en afrontar la situación de riesgo que el nuevo escenario internacional ha podido generar, especialmente de cara a la Navidad por todo lo que supone de celebración religiosa y de concentración de gente en calles y ciudades.

Durante las navidades del pasado año, 18 hombres asesinaron a 18 mujeres como parte de la violencia de género que venían ejerciendo, 11 en diciembre y 7 en enero, y en ningún momento se pidió que convocaran algún órgano de seguimiento del Pacto de Estado contra la violencia de género.

Desde 2004, año en que se produjo el terrible atentado islamista en Madrid, el terrorismo yihadista ha asesinado en España a 210 personas en los atentados de Madrid, Cataluña y Algeciras. Desde ese mismo año la violencia de género ha asesinado a 1.165 mujeres, 995 víctimas mortales más que el yihadismo, es decir un 454,8% más, y no sólo no se ha pedido convocar, revisar o ampliar las medidas contra esta violencia, sino que ha aumentado el negacionismo contra ella, y lo ha hecho por parte de los partidos que más utilizan el terrorismo yihadista como argumento para plantear diferentes medidas contra otras culturas, personas extranjeras, migración, creencias… Su objetivo es atacar al diferente para reforzar su propio modelo cultural, incluidos aquellos valores que llevan a la violencia de género y al asesinato de mujeres, de ahí su pasividad y silencio ante ella, y ahora su negacionismo cómplice.

En la próxima Navidad es muy probable que también asesinen a más mujeres por violencia de género que a personas por terrorismo yihadista, si tal y como muestra el análisis de los datos estadísticos se produce el efecto estacional que golpea con especial intensidad en verano y en los meses navideños, y no veo que el PP pida ninguna reunión para abordar el riesgo que se produce bajo esas circunstancias.

Los mismos que dicen que “violencia es violencia” y que “la vida de una mujer no vale más que la vida de otra persona”, son los que sí señalan al terrorismo yihadista como una violencia diferente que requiere medidas específicas

Los mismos que dicen que “violencia es violencia” y que “la vida de una mujer no vale más que la vida de otra persona”, son los que sí señalan al terrorismo yihadista como una violencia diferente que requiere medidas específicas, y pide convocar reuniones para abordarlas, como si en este caso las vidas de las víctimas tuvieran un valor superior al resto de las vidas acabadas por otras violencias.

Todo ello demuestra el distinto posicionamiento que existe ante la violencia de género, y cómo este tiene sus raíces en la cultura androcéntrica que da razones para que los hombres que lo decidan recurran a ella para resolver las situaciones que ellos consideren oportunas con sus parejas. Luego, es la misma cultura la que ofrece justificaciones para integrar la violencia utilizada, desde la normalidad hasta las alteraciones en el agresor derivadas del alcohol, sustancias tóxicas o trastornos mentales. Nadie dice nunca que un terrorista está bajo los efectos del alcohol, las drogas o con un trastorno mental cuando asesina.

El posicionamiento social e institucional ante la violencia de género, a pesar de ser la violencia que más víctimas de un mismo grupo de población produce, es tan diferente, que mientras que el pacto de Estado contra el terrorismo refleja el compromiso con la causa de su violencia, que es el entramado terrorista que se establece en la sociedad, no sólo la célula o persona que actúa, en el caso de la violencia de género el Pacto de Estado no es contra el machismo, que es el entramado social y cultural que da lugar a cada uno de los casos, y se ha centrado en un pacto de Estado contra su resultado, la “violencia de género”.

Nadie habría aceptado un pacto de Estado contra el “atentado terrorista” o la “violencia terrorista”, pero contra la violencia machista se aceptó sin problema.

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Miguel Lorente Acosta es médico y profesor en la Universidad de Granada y fue delegado del Gobierno para la Violencia de Género.

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