Protejamos a los trabajadores en las olas de calor

Gerardo Centeno

La actividad laboral en horas de altas temperaturas supone un riesgo para las personas que deberá ser corregido con la actuación diligente de empresarios y poderes públicos. La AEMT alerta sobre la llegada de la ola de calor. No resulta inesperada en los meses estivales en los que nos encontramos. La pregunta sería: ¿nos pilla preparados esta subida del mercurio en los termómetros? ¿O de un año para otro se nos ha olvidado lo que suponen cuarenta grados a pleno sol?

A cada persona individual le tocará extremar las precauciones en cuanto a la provisión de cremas de protección, gafas, gorras o botellas de agua, pero confiemos en que los poderes públicos también hagan su parte. Aun perdura en la memoria el fallecimiento de un trabajador que realizaba su jornada laboral en los mediodías del pasado verano. Esperemos que la Inspección de Trabajo esté preparada este curso para vigilar el cumplimiento de la legislación y de los protocolos de seguridad en los tajos. Muchas empresas han ido implantando procedimientos para casos de altas temperaturas, pero habrá de incidir en ellos hasta que todo empleador los tenga presentes a la hora de organizar a sus plantillas.

Aún perdura en la memoria el fallecimiento de un trabajador que realizaba su jornada laboral en los mediodías del pasado verano. Esperemos que la Inspección de Trabajo esté preparada este curso para vigilar el cumplimiento de la legislación y de los protocolos de seguridad en los tajos

No puede obviarse que existen actividades totalmente incompatibles con las altas temperaturas que nos aguardan en meses como julio o agosto en nuestro país. Trabajos sobre el asfalto de la vía pública, en campos de labranza, en frente de hornos o en el interior de invernaderos deberán ser vigilados por las autoridades para que ningún trabajador sufra situaciones de riesgo para su integridad física. En la actualidad, con el debate de la reducción de la jornada laboral sobre la mesa de los agentes sociales, también deberá atenderse a la distribución de esa jornada, no pudiendo escapar del contenido de los convenios la prohibición de extender los horarios en las franjas del día que superen barreras de temperaturas antagónicas con la actividad física o mental. 

Los casos de golpe de calor han ido aumentando exponencialmente en los últimos años, afectando en mayor medida a trabajos precarios o peor remunerados, lo que obliga aún más si cabe a la Inspección de Trabajo a redoblar sus esfuerzos en la temporada de altas temperaturas. No implantar protocolos específicos en ciertos sectores de producción o servicios supone arriesgar la vida de los trabajadores, situación totalmente incomprensible. La seguridad de las personas deberá primar siempre sobre cualquier otra consideración. 

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Gerardo Centeno es letrado consistorial y escritor.

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