Joaquín Machado, un hermano Luis García Montero
Del "que te vote Txapote" al "no pasarán"
La sociedad española sufre el riesgo de una ruptura de la convivencia democrática. Así lo percibí desde casa y frente al televisor cuando oí el grito “que te vote Txapote” lanzado por la militancia ayusista del PP bajo el púlpito de Génova en la noche electoral. Después, siguiendo en el túnel del tiempo, escuché el grito “no pasarán” por parte de la militancia del PSOE ante la sede de Ferraz.
La campaña electoral, sucia y mentirosa, ha sido un reflejo de estos cinco años de tensiones y polarización. Los resultados del 23J nos dejan una sociedad dividida, con ausencia de diálogo político transversal y contaminada por un discurso extendido de odio. No soy equidistante y considero que el PP y VOX son los principales creadores de este escenario y responsables de la crisis de Estado.
España tiene pendientes reformas claves y medidas estructurales que exigen Pactos de Estado. Y la pregunta obligada para la izquierda desde una posición autocrítica es: ¿adónde nos lleva este escenario político de confrontación que oculta la necesidad de diálogo y acuerdos para afrontar con garantías los retos propios y los desafíos globales que afectan al planeta? Necesitamos abrir ya un tiempo para la distensión.
No resultará tarea fácil. Pero no intentarlo sería una grave irresponsabilidad. Los grandes desafíos globales del siglo XXI, como son la lucha por la inclusión, la transición ecológica o la revolución tecnológica y sus efectos, así como las migraciones, requieren grandes acuerdos. Y no se resolverán desde una actitud sectaria sino dignificando la acción política en democracia.
El PP ha ganado las elecciones aunque se quedó lejos de las expectativas fabricadas en sus encuestas. Conviene diferenciar entre el deseo y la compleja realidad de una fragmentación electoral que representa a la España plural de la diversidad. Se trata de racionalizar las expectativas de gobernar que generan las frías matemáticas del nuevo Congreso, sin olvidar el resultado de un Senado azul.
En el terreno de las cábalas, Feijóo ha de presentarse a la investidura como ganador del 23J. Es su oportunidad y debiera activar la liturgia de la democracia y el debate parlamentario. No puede hacer otra espantada, como la del debate a cuatro en TVE. Nos habla de bloqueo olvidando que han estado cinco años tratando de bloquear la acción de gobierno. Clama por el respeto a la lista más votada cuando no la respeta en comunidades autónomas y ayuntamientos.
Del PP no espero nada que no sea una mayor radicalización trumpista
Si Feijóo no se presenta o fracasa, Pedro Sánchez ha de intentarlo. Si Junts y otros partidos independentistas moderan sus condiciones, habrá Gobierno de progreso, muy complejo pero “experimentado” y –ojalá– más dialogante y prudente. Si mantienen un precio inconstitucional se rompe la negociación y Sánchez ganará credibilidad de cara a una segunda vuelta electoral en diciembre. Porque es muy posible que los malos resultados de ERC y Junts –en pelea entre ellos y con las elecciones catalanas próximas– les lleven a la tentación de desestabilizar el proceso de investidura por no importarles ni convenirles la gobernabilidad de España. Incluida la de Cataluña.
De aquí a diciembre pueden pasar muchas cosas e incidirán variables internas y acontecimientos internacionales. Unas cuantas se nos escapan, otras no. Por ejemplo: ¿Cómo evolucionarán los datos de la inflación y del empleo? ¿En qué situación estará la guerra en Ucrania con las bombas de racimo y la exportación de cereales? ¿Hasta dónde llegará la pérdida de crédito de Feijóo? ¿Qué incidencia tendría un cambio de estrategia por parte de Pedro Sánchez? ¿Cómo de reforzado saldría Sánchez de un fallido proceso de investidura tras romper una negociación imposible con Junts, entre otros? ¿Planteará Sánchez Pactos de Estado de cara a la próxima campaña? ¿Qué ocurrirá en las instituciones en las que gobierna el PP con Vox? ¿Aparecerá alguna “letra pequeña” para la recepción de más Fondos Europeos?
Los analistas y tertulianos dirán lo que consideren. A mí me parece muy difícil vaticinar qué sucedería en una repetición de elecciones. La situación exige que el Gobierno en funciones no se precipite en estos meses y actúe con prudencia tras una derrota dulce. Ha de pensar que las campañas no se ganan con un debate y en una semana y que ahora dispondría de cuatro meses. Del PP no espero nada que no sea una mayor radicalización trumpista.
Este Gobierno necesita complementar su relato con una estrategia que apueste decididamente por las formas democráticas y un tono nada crispado. Lo digo, también, pensando en la repetición de las elecciones. Algo que veo inevitable. Ahora, más que nunca, el país necesita un presidente –en funciones– que gestione un tiempo para la distensión con calma, diálogo y humildad, que actúe de manera institucional y que proyecte confianza ante la ciudadanía y la UE. Saldrían reforzados Sánchez y la democracia.
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Odón Elorza es exdiputado del PSOE y miembro del Comité Federal.
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