Investigación

490134: historia de la cuenta numerada de Suárez en Andorra

Sede de Banca Privada d'Andorra.

Adolfo Suárez Illana aceptó en julio de 2011 que un préstamo y una cartera de valores que tenía en Banco Madrid se transfirieran a una cuenta numerada de la entidad Banca Privada d'Andorra (BPA): la 490134. En aquel momento se migraron al Principado un préstamo de 12,7 millones de euros y valores por importe de 8,7 millones. Entonces, Suárez no era un ciudadano anónimo, porque siempre será el hijo del presidente de la Transición, pero sí estaba alejado de la política tras su primera experiencia fracasada cuando intentó ser presidente de Castilla-La Mancha en 2003. Ahora, nueve años más tarde, el préstamo y la cartera de valores siguen en Andorra, aunque los importes son algo menores: 9,5 millones la deuda y 7,5 millones los fondos, de manera que el agujero patrimonial se ha reducido de forma significativa. Y Suárez ha regresado a la política por la puerta grande: fue el número dos de la lista por Madrid de Pablo Casado, preside la fundación del PP y es miembro de la Mesa del Congreso.

Como desvela infoLibre, tanto el préstamo como la cuenta de valores son titularidad de la sociedad Suárez & Illana Inversiones SL, cuyo único accionista es el político del PP. También es el administrador único de la empresa. Un cargo que ocultó en la Declaración de Actividades del Congreso, pese a la obligación que tienen los diputados de consignar cualquier actividad que realicen más allá de la política, para que la Cámara decida si les concede o no la compatibilidad [Puedes leer aquí la noticia sobre la Declaración de Actividades de Suárez].

Pero la historia de la cuenta 490134 no empieza en puridad en 2011. Para entender aquella operación hay que remontarse a 2005. infoLibre reconstruye a continuación todos los hechos relevantes producidos en torno a la operación en estos 14 años. El relato se apoya en documentos mercantiles conseguidos por el periódico y en las respuestas facilitadas por un portavoz autorizado de Suárez Illana, que contestó a todas las preguntas planteadas y mostró los documentos que le fueron solicitados. “En ningún momento se ha producido ninguna irregularidad. Todo ha sido perfectamente legal y, en puridad, se puede considerar que Suárez ha sido sobre todo víctima de una mala gestión bancaria”, resume dicho portavoz.

  Constitución de la sociedad

El 18 de febrero de 2005, el entonces abogado y empresario constituyó en Madrid una sociedad que llevaba sus apellidos: Suárez & Illana Inversiones SL. El capital de la compañía era el mínimo obligatorio por ley para una sociedad limitada: 3.006 euros. En el momento de la constitución el capital se dividió en dos mitades: el 50% de las participaciones las suscribió Adolfo Suárez directamente y el otro 50% una compañía que también era íntegramente de su propiedad (Suárez & Illana Abogados SL).

Pese a lo reducido del capital, apenas un mes después de su fundación, el 22 de marzo de 2005, Banco Madrid y la sociedad de Suárez suscribieron una póliza de préstamo por 18 millones de euros. La entidad financiera le daba ese dinero a Suárez con la condición de que se invirtiera íntegramente en una cartera de valores.

Es verdad que eran los años previos al estallido de la gran crisis financiera, en plena burbuja inmobiliaria, pero aun así la pregunta parece obvia: ¿cómo es posible que un banco le preste 18 millones de euros a una sociedad con un capital de 3.006 euros y con un mes de vida? Un portavoz autorizado de Adolfo Suárez se lo explica a infoLibre en estos términos: “Era un producto financiero que Banco Madrid ofrecía entonces a determinados clientes que le interesaba captar. A Adolfo Suárez le piden que asista a algún acto del banco y que puedan decir que es cliente”.

La operación de préstamo estuvo intermediada por Inversiones Sarruza SL, entonces un agente de Banco Madrid y cuyo administrador único era Alejandro Sáez Sanz, un ejecutivo de banca que tendrá un importante papel en los primeros años de la empresa de Suárez. Y es que el 8 de abril de 2005, Alejandro Sáez Sanz adquiere el 50% del capital de Suárez & Illana Inversiones SL.

El objetivo de la operación, no hace falta decirlo, era ganar mucho dinero invirtiendo en fondos, bonos y acciones. No obstante, el portavoz de Suárez insiste en el papel pasivo que tuvo en su propia empresa: “Suárez no realiza ninguna operación financiera. De la gestión de la cartera de valores se encarga desde un principio Alejandro Sáez Sanz, el gestor de Banco Madrid al que se nombra también administrador de la compañía”.

En realidad, Alejandro Sáez Sanz es nombrado administrador de la empresa el 22 de marzo de 2006, justo al cumplirse un año del préstamo de 18 millones y no al constituirse la sociedad. La explicación que ofrece el portavoz del político del PP sobre el hecho de que se le entregase el 50% del capital es que de esa forma Banco Madrid se garantizaba que Suárez no pudiese destituirlo como administrador. Los dos, Alejandro Sáez Sanz y Adolfo Suárez Illana, eran desde marzo de 2006 dueños del 50% de las participaciones y administradores solidarios de la sociedad.

El préstamo era por dos años y, al cumplirse el plazo, Banco Madrid y Suárez & Illana Inversiones SL firman una nueva póliza de préstamo por el mismo importe y plazo: 18 millones a dos años, con un interés del 4,59%. Al igual que con la primera póliza, las garantías son únicamente la cartera de valores, que queda pignorada en favor del banco, y el aval solidario de Suárez.

En abril de 2008, Banco Madrid comunica a Suárez que va a vender lo que tiene invertido en un fondo inmobiliario del Reino Unido por un importe de 6 millones de euros. Esa cantidad se destina a amortización, de forma que el préstamo queda en 12 millones.

  El estallido de la crisis

Pero 2008 es también el año en que estalla la gran crisis económica y financiera, la más brutal en ocho décadas. En los años siguientes, millones de personas se quedan en España sin empleo, cientos de miles son desahuciados de sus casas… y los que pensaban hacerse millonarios en Bolsa tienen que olvidar sus planes.

A principios de 2009, cuando se aproxima la fecha de finalización del préstamo, Banca Madrid tiene dos noticias para Suárez. Y ninguna es buena. Al menos así se lo explica ahora a infoLibre el portavoz autorizado del político: “Banco Madrid le comunica a Suárez dos cosas. Primero, que el gestor de su cartera abandona el banco y que lo hace de forma inamistosa. De hecho, el banco se querella contra Alejandro Sáez Sanz y contra el hasta entonces director general de la entidad, José Miguel López Frade. La segunda cuestión que le comunican es que la cartera de valores va bastante mal y que hay un descubierto de 3,5 millones de euros”.

En román paladino: en vez de hacerse rico jugando a la Bolsa, Suárez había perdido a través de su sociedad 3,5 millones de euros.

Además de la negativa sorpresa –al parecer no se había preocupado en casi dos años por saber cómo iban sus inversiones en Bolsa pese a que un día sí y otro también todos los medios estaban inundados de noticias económicas catastróficas–, Suárez decide que lo inteligente es no pagar. No devolver los 18 millones porque se considera "víctima de la mala gestión" de Banco Madrid. Y para defender sus intereses contrata a un prestigioso bufete de abogados de Madrid: Ontier.

La posición que Ontier transmite a la entidad financiera, según explica a este periódico uno de los abogados que estudió la operación, es muy clara: “Banco Madrid le ha creado un quebranto patrimonial a la compañía de Suárez por su mala gestión y, si insisten en pretender cobrar la totalidad del préstamo, presentarán una demanda contra la entidad financiera por la mala gestión que provocó ese quebranto patrimonial. Además, el banco no ha recogido el consentimiento de Suárez para las operaciones concretas de compraventa de valores. Y la prueba de la mala gestión de Banco Madrid es que la propia entidad la ha admitido al despedir por irregularidades a dos de sus principales gestores”.

Ontier inicia una negociación con la asesoría jurídica de la Kutxa, la caja de ahorros vasca que entonces era propietaria de Banco Madrid, y con PriceWaterhouseCoopers (PwC), que actúan como abogados externos de la entidad.

El 9 de julio de 2009, Alejandro Sáez Sanz vende a Suárez por 1 euro el 50% del capital que tenía en la compañía. Tres días antes había dejado de ser administrador solidario. Desde entonces, Suárez pasa a ser socio único y administrador único de la empresa.

En los documentos que recogen los acuerdos de la Junta General Universal de Socios se afirma literalmente: “Los señores socios acuerdan por unanimidad el cese a petición propia del administrador solidario de la sociedad, Alejandro Sáez Sanz, agradeciéndole los servicios prestados, desarrollada [sic] hasta la fecha y manifestándose por el administrador cesante que no ha realizado actuación alguna en el ejercicio de su cargo sin el conocimiento del otro administrador solidario”.

¿Por qué acepta Suárez que conste expresamente en un documento público, que se lleva al Registro Mercantil, que Alejandro Sáez Sanz nunca adoptó ninguna decisión sin su conocimiento? “Cuando un administrador dimite o cesa, si el resto están conformes con su labor, es una fórmula muy habitual que se le “ratifique” la gestión. Eso precisamente es lo que no ocurre en este caso. Es el gestor saliente quien realiza esa declaración, sin que por parte de Suárez se produzca ninguna ratificación de la gestión realizada”, explica el portavoz del dirigente del PP.

La negociación no marcha demasiado bien. Y el 5 de enero de 2010, Banco Madrid manda un requerimiento a Suárez reclamándole el total del dinero. La póliza está vencida y los intereses siguen corriendo. En ese momento, la reclamación de Banco Madrid es por 12.628.656 euros.

Sin embargo, pasa el tiempo y Banco Madrid no solicita el embargo de los bienes de Suárez. Y la negociación termina encauzándose. El 30 de noviembre de 2010, veinte meses después de la fecha en que Suárez tenía que devolver los más de 12 millones, ambas partes llegan a un acuerdo. Los puntos esenciales del pacto son los siguientes:

1. Se cancela el préstamo anterior y se otorga a Suárez & Illana Inversiones SL uno nuevo por el mismo importe: 12,7 millones (los 12 millones del saldo patrimonial y 0,7 millones para los gastos derivados de la formalización del préstamo refinanciado).

2. Es una póliza a 20 años, en la que se especifica que el objetivo del préstamo es recuperar el desfase patrimonial. Existe una cláusula que establece que si pasados los 20 años, cuando haya que devolver el dinero, la gestión no ha sido suficiente para cubrir ese desfase patrimonial, el banco tiene que ofrecerle otro préstamo a la sociedad de Suárez en condiciones similares. En concreto, establece que “las partes identificarán la fórmula de refinanciación más viable para llevar a cabo el pago de las cantidades pendientes en términos similares a los recogidos en la presente escritura”.

3. Otra cláusula estipula que si llega un momento en que el valor de la cartera alcanza los 12,7 millones de euros –es decir, el 100% del préstamo–, cualquiera de las partes “puede pedir la cancelación” de la póliza.

4. A cambio de todo lo anterior, Suárez tiene que hipotecar el 50% de su casa de La Moraleja, un chalé de 221,8 metros cuadrados construidos y un terreno de 2.530 metros. El otro 50% es propiedad de su mujer, que no aporta su parte de la propiedad como garantía del préstamo. Lógicamente, Suárez también mantiene su aval personal.

El portavoz de Suárez concede una enorme importancia a la cláusula que otorga a ambas partes la posibilidad de cancelar la póliza si se recupera el desequilibrio patrimonial: “Es la prueba de que Suárez no pretende ganar dinero con el préstamo que ahora está en Andorra, sino que simplemente se trata de cubrir el quebranto patrimonial que le ocasionó la mala gestión de Banco Madrid. Pero la operación no le va a generar ingresos en Andorra”.

Esta última afirmación es, en realidad, cuestionable. A día de hoy no se sabe qué va a ocurrir. A finales de 2018, el agujero se había reducido a dos millones, más o menos la mitad de lo que alcanzó en 2011. Si se mantuviera ese crecimiento del valor de la cartera, en otros siete años se llegaría al “empate”. En ese momento, cualquiera de las partes “puede” cancelar la póliza, pero ninguna está obligada a hacerlo. Y siempre en esa hipótesis, si la póliza no se cancelase, aún le quedarían seis años de vida para generar beneficios. Por supuesto, también puede ocurrir lo contrario: que la cartera de valores vuelva a depreciarse y crezca el agujero. En ese caso, no obstante, Suárez está blindado porque si llega al año 2031 con pérdidas el banco está obligado a darle un nuevo préstamo en condiciones similares.

Por otra parte, tampoco es correcto afirmar que “la operación no le va a generar ingresos en Andorra” a Suárez. De hecho, se los está generando ya siempre que se produce una ganancia patrimonial en la cartera de valores. Otra cuestión es que, por contrato, esas ganancias se tienen que reinvertir obligatoriamente en la propia cartera.

  El traspaso a Andorra

Volvamos al 30 de noviembre de 2010. Ese día, Banco Madrid y Suárez firman el acuerdo privado con las cláusulas mencionadas. Pero para entonces ya había un tercer protagonista en escena: en mayo de aquel año, la Kutxa había informado públicamente de su intención de vender Banco Madrid a la Banca Privada d'Andorra (BPA). La operación se hizo finalmente efectiva el 20 de julio de 2011.

“El acuerdo de noviembre de 2010 aún no se había elevado a escritura pública. Así que hubo que explicar de nuevo la operación a la asesoría jurídica de BPA. Entendieron perfectamente el objeto de la operación y no pusieron ningún problema”, señala a infoLibre el portavoz de Suárez.

El 29 de julio de 2011, sólo ocho días después de que BPA se convierta en el nuevo propietario de Banco Madrid, Suárez y la entidad andorrana firman el “contrato de crédito en cuenta corriente garantizado con fianza solidaria, prenda y obligación de constituir hipoteca”, que recoge lo acordado en noviembre del año anterior. Lo firma por BPA Josep Antonio Rivero Carrizo, en aquel momento uno de los subdirectores generales del banco andorrano.

Ese nuevo contrato trae consigo dos cambios relevantes: el préstamo y la cartera de valores se transfieren a Andorra, aunque no había obligación ya que Banco Madrid siguió operando en España como filial de BPA, y la cuenta del préstamo que estaba a nombre de la sociedad Suárez & Illana Inversiones SL pasa a ser una cuenta numerada y no nominal como había sido hasta entonces. El número que le asigna BPA es el 490134.

“La póliza se firma con BPA y por eso se hace en Andorra. La cuenta está numerada por una cuestión de política interna del banco, para una mayor discreción sobre los clientes. En ningún momento Suárez pide que la cuenta esté numerada. Y nunca se plantea que sea un problema que la operación se realice en Andorra porque el único objetivo es restablecer el equilibrio patrimonial de la sociedad. Si el banco que hubiese adquirido Banco Madrid fuese francés, pues el contrato estaría en Francia”, explica a preguntas de infoLibre el portavoz del político del PP.

Claro que en 2011 no era lo mismo tener una cuenta en Andorra que en Francia. En el Principado existía secreto bancario y en Francia no. Esa situación cambió en 2016, año en el que Andorra empezó a informar a España sobre los bienes que tienen allí los residentes españoles.

A preguntas de este periódico, fuentes próximas a BPA ofrecen la siguiente explicación sobre la transferencia de la cartera y del préstamo a Andorra: “El importe pendiente de la operación crediticia no estaba cubierto por los valores depositados en Banco Madrid. Había un desfase de unos cuatro millones de euros. En esas circunstancias, y por las exigencias del Banco de España, esta operación debería ser objeto de provisiones en España, y se decide trasladarla a BPA por los menores requerimientos de provisiones de la normativa andorrana”.

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El 10 de marzo de 2015, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos informó de que consideraba a BPA como una institución financiera sometida a preocupación de primer orden en materia de blanqueo de capitales. Ese mismo día, la autoridad del Principado intervino BPA. Y lo mismo hizo el Banco de España con su filial Banco Madrid.

En Andorra se creó una nueva entidad, Vall Banc, que heredó los activos de BPA. Entre ellos estaban el préstamo y la cartera de valores de la sociedad de Suárez Illana. En abril de 2016, Vall Banc envió una escritura notarial al político del PP comunicándole que BPA le había cedido ambos.

A fecha 31 de diciembre de 2018, según las cuentas presentadas en el Registro Mercantil y los datos facilitados por el portavoz de Suárez a este periódico, la deuda era de 9,5 millones de euros y la cartera estaba valorada en 7 millones. El resto, desde los 12,7 millones del año 2011, se ha ido amortizando. Pero el desfase, en números redondos, se sitúa ahora en los dos millones de euros.

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