Misoginia, testosterona y eludir impuestos: así dominan los 'influencer alfa' la machosfera

Pedro Buerbaum, Wall Street Wolverine, Amadeo Llados y Adrián Sáenz en fotos de sus redes sociales y vídeos de Youtube.

Con el auge de las redes sociales, los gurús online han encontrado un lugar perfecto para conseguir seguidores. En internet puedes encontrar guías de todo lo que puedas imaginar: desde invertir en cripto a cocinar empanadas, cualquiera que sepa buscar un vídeo en YouTube puede encontrar contenido casi ilimitado sobre cualquier tema.

Así, proliferan youtubers especializados en explicar cómo eludir el pago de impuestos mostrando los beneficios de establecerse en el extranjero —países como Emiratos Árabes Unidos, Chipre, Suiza, Andorra o Panamá—para evitar rendir cuentas a Hacienda como todos los contribuyentes españoles. Pero no sólo difunden este mensaje. También ofrecen en sus perfiles con todo lujo de detalles su vida de lujo, coches caros, exclusivas suites y, cómo no, rodeados de mujeres, a las que utilizan para reforzar su estatus.

En el siguiente artículo vamos a hablar de algunos de ellos.

Worldcast (Pedro Buerbaum)

A finales del pasado año, el polémico creador de la cadena de gofres con forma de pene que causó furor desde su inauguración en 2019, La Pollería, y del exitoso videopodcast WORLDCA$T anunció en sus redes que abandonaba España para irse a República Dominicana, asegurando que nuestro país "ya no es un país amable" para emprendedores como él. “Este país [Dominicana] ofrece oportunidades reales y, sobre todo, no está sometido al discurso comunista y envidioso que domina España”.

Buerbaum, que cuenta con más de 1,2 millones de suscriptores en su videopodcast en Youtube y 880.000 seguidores en su cuenta personal de Instagram, ha llegado a calificar a Hacienda como un “socio parásito”, lamentando que los autónomos y emprendedores sean los más perjudicados por sus impuestos y cargas fiscales.

Wall Street Wolderine (Víctor Domínguez)

Víctor Domínguez se encuentra detrás de esta cuenta en la que se realizan entrevistas a personajes de todo tipo, aunque la temática principal es económica: en su canal es habitual ver economistas, notarios y asesores fiscales. Cuenta con una amplia comunidad de más de un millón de seguidores en Instagram y 860.000 suscriptores en YouTube. Ha llegado a lamentar que "España no te permite crecer todo lo que puedes" en entrevistas a distintos medios.

Adrián Sáez

Adrián Sáez es un youtuber cuyo contenido se centra en enseñar a crear fuentes de ingresos pasivos, aunque también cuenta con varios vídeos donde explica diversas formas de ahorrarse impuestos y habla de los beneficios de mudarse a Andorra y demás paraísos fiscales. Sáenz es lo que puede considerarse un microinfluencer en Instagram, donde cuenta con 280.000 seguidores. Sin embargo, su canal de Youtube tiene 3.380.000 suscriptores.

Amadeo Llados

El polémico Llados ha sido noticia en varias ocasiones por su manifiesta gordofobia y sus controversiales meet-ups, donde los asistentes pagan 1000 euros para que los ponga a hacer burpees en masa. También es muy controvertida la imagen que proyecta en redes, donde muestra su vida rodeado de lujos y mujeres polioperadas (lo de mostrar las cirugías estéticas como símbolo de estatus es tan extenso que da para un tema aparte), haciendo alarde de su estatus de millonario. Hace unos meses fue duramente criticado al afirmar en una entrevista que "si mi mujer se pone gorda, se va a la fucking calle".

Se gana la vida, entre otras fuentes de ingresos, impartiendo charlas sobre cómo ser un triunfador que se ofertan desde los 100 euros en su web Llados University y gracias a las ganancias que le reportan las visualizaciones de sus videos en Youtube, donde tiene 54,4 millones de suscriptores. En Instagram cuenta con 72.500 seguidores o "hermanos y hermanas", como él los llama, a los que da lecciones de vida desde sus autos de alta gama.

Su éxito, explicado por los expertos

Más allá de sus diferencias, todos estos personajes de internet tienen algo en común: lanzan el mensaje de que el Estado les roba todo lo que ganan y de que hay que intentar no pagar impuestos a toda costa. No falta tampoco aquel que promueve la masculinidad más tóxica.

Sobre esto, la psicóloga Lucía Vara explica a infoLibre que la clave del éxito de estos influencers es una mezcla de varios factores: por un lado, tenemos el llamado sesgo de autoridad, lo que significa que, aunque no sean expertos en finanzas o no proporcionen información veraz, "su identidad y su seguridad al hablar les confiere una apariencia de conocimiento superior." También tenemos el efecto halo, "que hace que la percepción positiva de una cualidad —como el lujo, el poder o la riqueza— se extienda a otras áreas, como la validez de sus opiniones sobre inversiones. En el caso de los criptobros, por ejemplo, su riqueza y su carisma hacen que sus seguidores asuman que tienen razón en otros temas, como política o género, aunque no tengan fundamentos sólidos."

Según Oliver Serrano León, director del Máster Universitario en Psicología General Sanitaria de la Universidad Europea de Canarias, "el auge de falsos influencer que promueven riqueza rápida, estatus y discursos misóginos responde a una combinación de factores psicológicos y socioculturales que impactan profundamente en los jóvenes". En un contexto de incertidumbre económica y crisis de expectativas, donde muchos sienten que su esfuerzo no garantiza estabilidad ni éxito, "estos personajes ofrecen una narrativa seductora: la idea de que la clave del triunfo está exclusivamente en la actitud y la mentalidad, sin importar las condiciones externas". Esto convierte a personajes como Llados en "modelos aspiracionales para quienes buscan respuestas rápidas a su frustración y una vía de escape a la sensación de impotencia".

Vara explica que estos influencer "muestran una vida llena de lujo y riqueza, y la audiencia joven, que busca referentes de éxito, los ve como ejemplos a seguir." Así, los jóvenes, que crecen en un mundo marcado por crisis económicas y desconfianza en las instituciones, "creen que al consumir este contenido están aprendiendo sobre economía, cuando en realidad están recibiendo información sesgada."

Además, según indica Serrano, las redes sociales amplifican estos mensajes de manera exponencial: "Los algoritmos priorizan contenido que genera reacciones intensas, y el discurso polarizador de estos influencer provoca indignación, debate y viralización". Además, continúa el experto, "el consumo constante de este tipo de contenido refuerza ciertos patrones de pensamiento a través de lo que en psicología se conoce como refuerzo intermitente variable, un mecanismo que genera dependencia y hace que los seguidores busquen cada vez más estímulos similares. A esto se suma el efecto de cámara de eco, que limita la exposición a opiniones contrarias y refuerza la idea de que su visión del mundo es la única válida."

Un fuerte sentido de pertenencia

Emilio Pérez, profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, declara que "estos influencer han surgido porque hay una especie de demanda social que los requiere. Vivimos en una sociedad narcisista, con mucho culto al ego". En el caso de los jóvenes, "los influencer hacen el papel de guía, de faro, de anclaje que dentro de su entorno (padres, escuela, amigos...) no consiguen satisfacer. Esto se ve sobre todo más en los jóvenes porque están más perdidos".

A nivel psicológico, continúa Serrano, estos falsos gurús generan un "fuerte sentido de pertenencia a través de una identidad grupal bien definida: aplican un mecanismo de diferenciación entre los “despiertos”, que siguen sus enseñanzas, y los “débiles” o “sumisos al sistema”, lo que fortalece el vínculo entre sus seguidores". Esta dinámica, hace que quienes se identifican con el grupo "adopten sus creencias de manera acrítica y sean más resistentes a cuestionarlas, incluso cuando hay evidencia en contra".

Pérez ratifica las palabras de Serrano, explicando que "muchos influencer se han convertido en una especie de gurús digitales, llegando a una audiencia muy amplia y muy poco exigente", ya que hay muchos que crean contenido basura.

La comunidad que crean estos influencer es, según Vara, fundamental para su éxito. Ellos crean una tribu digital en la que "los seguidores sienten que pertenecen a un grupo exclusivo que tiene acceso a un conocimiento oculto sobre finanzas o el sistema. Los criptobros utilizan un lenguaje específico y un discurso de oposición (“el Estado quiere quitarte tu dinero, evade impuestos” o “los hombres deben recuperar su poder”), lo que, desde un punto de vista psicológico, refuerza una necesidad humana básica: el sentimiento de pertenencia, de formar parte de una comunidad." 

Es decir, los criptobros crean la mencionada tribu digital en torno a su imagen, continúa Vara. Sus seguidores se sienten parte de un grupo exclusivo que “sabe la verdad” sobre el dinero y el sistema. Ellos sí saben, no como los otros. "Ese lenguaje y esa narrativa del “nosotros contra ellos” refuerzan la cohesión del grupo y alimentan la sensación de estar luchando en una batalla contra un enemigo común" que en este caso sería Hacienda o el Estado. Además, este enfoque no sólo crea un potente vínculo emocional con sus seguidores, sino que también "fomenta la agresividad ante las críticas." "Han venido para quedarse; son los nuevos lobos de Wall Street", declara la psicóloga.

Misoginia en estado puro

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El componente misógino de estos discursos no es casual, sino que "responde a un fenómeno de reactancia psicológica: cuando algunos hombres sienten que su estatus o sus privilegios tradicionales están en riesgo, reaccionan de manera defensiva adoptando posturas extremas para reafirmar su identidad masculina", continúa Serrano.

Muchos jóvenes, confundidos ante los cambios en las dinámicas de género y la pérdida de modelos tradicionales de masculinidad, "encuentran en estos discursos una explicación simplista a sus dificultades, atribuyendo sus fracasos personales no a factores individuales o estructurales, sino a una sociedad que supuestamente “los desvaloriza”. Así, la misoginia, en este sentido, "funciona como un mecanismo de compensación psicológica para lidiar con la inseguridad y la falta de control percibido sobre sus propias vidas", concluye Serrano.

En definitiva, estos falsos gurús "triunfan porque ofrecen certezas en un mundo incierto, una comunidad en un contexto de aislamiento y una identidad fuerte en un momento de crisis de referentes masculinos". Para contrarrestar su impacto, señalan los expertos, es crucial fomentar la alfabetización mediática, enseñar pensamiento crítico y abordar los factores estructurales que generan esta sensación de desesperanza y falta de control en la juventud.

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