El 80% de la desinformación detrás de las protestas de los agricultores en Europa nace de la extrema derecha

Tractores durante una jornada de protestas de agricultores y ganaderos en marzo de 2024, en Madrid. (España).

Una investigación, desarrollada a escala europea en el marco del proyecto Climate Facts Europe del European Fact-Checking Standards Network (EFCSN), ha revelado afirmaciones falsas relacionadas con las protestas de agricultores y ganaderos en seis países de la UE, entre ellos España, cuyo origen es, en un 80% de los casos, la extrema derecha. La desinformación, según este estudio, no sólo oscurece las demandas reales de los manifestantes, sino que busca amplificar el escepticismo y la sospecha hacia la UE y sus políticas climáticas en plena campaña de las elecciones europeas.

El EFCSN es una iniciativa paneuropea que busca establecer y promover estándares comunes de verificación de hechos en toda Europa. Esta red tiene como objetivo mejorar la calidad, la transparencia y la eficacia de los esfuerzos de verificación de hechos en el continente.

El análisis que ha hecho el EFCSN, a partir de datos recopilados por verificadores de diferentes países, revela que las narrativas que se oponen específicamente a las políticas climáticas de la UE son significativamente más atractivas para el público que los sentimientos más amplios contra la acción climática: a medida que evolucionaron las protestas, las primeras atrajeron tres veces más interacciones que las segundas.

Los actores responsables de estas narrativas son en su mayoría políticos afiliados a la extrema derecha. El informe sostiene que el 81,6% del total de afirmaciones contra la acción climática de la UE en las publicaciones más populares sobre las protestas de los agricultores fueron redactadas por políticos de extrema derecha.

La utilización de información falsa ya ha conseguido, en parte, su efecto. La Comisión Europea y muchos Estados miembros han retrocedido en varias medidas vinculadas al clima y la biodiversidad tras las protestas de los agricultores, proporcionando confirmación a algunas de estas narrativas a pocas semanas de las elecciones europeas.

Ocho narrativas falsas principales

El informe ha identificado ocho narrativas principales: las dos primeras sugieren que la UE utiliza sus medidas contra el cambio climático como pretexto para ejercer un control innecesario sobre las elecciones dietéticas y los medios de vida de los individuos y amenaza los medios de vida de los agricultores y ganaderos al dar prioridad a regulaciones ambientales perjudiciales para sus intereses económicos.

La tercera da crédito a la teoría de conspiración de que “los gobiernos están manipulando secretamente los patrones climáticos” con el objetivo de alimentar la desconfianza hacia las instituciones gubernamentales al presentar “los eventos climáticos como intervenciones artificiales en lugar de fenómenos naturales”.

En cuarto lugar, la desinformación vincula las protestas agrícolas al Pacto Verde para presentarlo, en contra de los hechos, como perjudicial para los intereses del campo. La quinta narrativa sugiere que la competencia desleal promovida por la UE agrava los desafíos para los agricultores, perjudicando su viabilidad económica, incluidas las diferentes condiciones o controles para las importaciones de alimentos.

La desinformación busca además describir las protestas de los agricultores como agresivas para motivar “una presión más fuerte alentando a los participantes a involucrarse en acciones más disruptivas” y presenta, al mismo tiempo, la respuesta de las fuerzas del orden como desproporcionada. La octava y última narrativa detectada presenta el apoyo a Ucrania frente a Rusia como perjudicial para los intereses de los agricultores.

De la carne artificial a la sequía provocada

Entre otras falsedades, la protesta agrícola de los últimos meses se vio impulsada por afirmaciones como que la UE estaba promoviendo la carne artificial para mitigar la significativa contaminación causada por el ganado (una idea que circuló por Hungría, Polonia, Bulgaria, Rumanía, Serbia, Austria, Grecia, Eslovenia y la República Checa) o que Bruselas y la Organización Mundial de la Salud (OMS) estaban prohibiendo el cultivo de alimentos en casa porque supuestamente “contribuyen al cambio climático” (ocurrió en Francia, España y Polonia).

En algunos países, circularon afirmaciones sobre supuestas “revelaciones” en torno a los chemtrails y una “agenda globalista” para controlar el clima y causar sequías, junto con la desinformación climática general contra el origen antropogénico del cambio climático (Polonia, Macedonia del Norte, Bosnia y Herzegovina, Italia y España). En nuestro país circuló durante bastante tiempo la afirmación falsa que decía que la sequía fue causada por el Gobierno al demoler presas.

También hubo mensajes falsos que afirmaban que el Parlamento de la UE había aprobado leyes para proteger áreas terrestres y marinas y destruir campos de cultivo (Italia, Portugal, Polonia, Suecia y Macedonia del Norte).

Además de las narrativas de desinformación específicamente relacionadas con el clima, también han circulado otras más generales sobre las protestas de los agricultores en varios países. Algunas de las más difundidas utilizaron imágenes generadas por Inteligencia Artificial o difundieron vídeos fuera de contexto de antiguas protestas, incluidas afirmaciones sobre presunta brutalidad policial contra los agricultores.

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La afirmación de que la agricultura y la ganadería sufren la competencia desleal de otros países es recurrente. Las afirmaciones falsas sobre Ucrania fueron comunes, en varias ocasiones con desinformación sobre la calidad de los productos ucranianos en Italia. En España se difundió que las fresas de Marruecos estaban contaminadas con norovirus y en al menos dos países se publicó que los agricultores serían “reemplazados por robots de IA”.

La desinformación utilizada para agitar las protestas agrícolas no se limita a discutir la acción climática de la UE ni la crisis climática en general. También incluye “elementos de conspiración, sugiriendo una intención maligna o de manipulación por parte de la UE u otras instituciones hacia los agricultores”. Son narrativas que combinan quejas a partir de hechos reales con “afirmaciones especulativas o infundadas, aumentando el atractivo emocional de las publicaciones y potencialmente incrementando su viralidad”.

El análisis de los datos revela cómo la desinformación se adapta a cada país. En Alemania, el enfoque principal es el escepticismo climático (60%). En Italia y Polonia destaca, en cambio, la narrativa contra las políticas climáticas de la UE, con el 80% y el 88.89%, respectivamente.

En cambio, las narrativas de conspiración contra las instituciones son más prominentes en Francia y España (67%), lo que “resalta una desconfianza profunda hacia las instituciones”.

Protagonismo ultra

El análisis de las narrativas publicadas revela que los políticos de extrema derecha no solo son participantes activos, sino que a menudo lideran el discurso relacionado con las protestas de los agricultores contra la acción climática y la UE (81.6%).

Esto es particularmente pronunciado en Alemania, donde el porcentaje de las publicaciones de este tipo que están relacionadas con la AfD sube al 90%. “Una tendencia similar es evidente en Francia con Les Patriotes y Rassemblement National y en los Países Bajos con Farmer-Citizen Movement, donde las figuras de extrema derecha moldearon el 88.9% y el 85.7% de las publicaciones, respectivamente”. Aunque España tiene menos publicaciones en total con narrativas identificadas, un sustancial 66.7% provienen de políticos de extrema derecha afiliados a Vox, según el informe.

Italia, donde ya gobierna la extrema derecha, presenta un escenario diferente, con un 55%, principalmente con origen en La Liga de Matteo Salvini. En contraste, Polonia es el líder, con un 96.3%

El uso de las protestas de los agricultores para difundir narrativas y desinformación contra la acción climática durante las protestas de los agricultores europeos en 2024 no es una novedad. Esta tendencia se ha ido desarrollando con el tiempo, con precedentes significativos en eventos anteriores, notablemente las protestas de los agricultores holandeses de 2022-23 contra la política nacional de nitrógeno.

Precedentes conocidos

Entonces, los investigadores identificaron ocho picos importantes de desinformación centrados predominantemente en torno a cuatro narrativas principales: la conspiración del Gran Reinicio, la conspiración de la Agenda 2030, la conspiración del despojo de propiedades privadas y la narrativa de la Tiranía Climática, todas dirigidas a socavar la acción climática. Además, cada pico de desinformación, independientemente del tema específico, estaba entrelazado con temas centrales de conspiración asociados con la ideología de extrema derecha. “Esto muestra un claro paralelismo entre las narrativas de desinformación climática que se difundieron durante las protestas de los agricultores holandeses y las de las protestas de los agricultores europeos en 2024”, señala el estudio.

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Los datos recopilados demuestran “cuán efectivamente se puede utilizar la desinformación para influir en la opinión pública y en las políticas públicas”. En el caso de las movilizaciones agrícolas, y en el contexto de las elecciones europeas del 9 de junio, las narrativas anti-UE y antiacción climática, particularmente aquellas propagadas por políticos de extrema derecha, así como la desinformación que presenta las medidas contra el cambio climático como una forma de control sobre las libertades personales, han alcanzado un gran eco y han “moldeado significativamente el discurso en torno a las políticas climáticas”.

“Estas narrativas, a menudo basadas en teorías de conspiración y preocupaciones económicas, pueden influir significativamente en los resultados electorales y en las futuras acciones climáticas, especialmente en regiones donde la agricultura es un sector económico clave”, subraya el documento. “La representación de las regulaciones ambientales como intrusivas para las libertades personales o económicamente dañinas puede erosionar la confianza en las instituciones gubernamentales y sus iniciativas climáticas”.

La desinformación climática continúa evolucionando y propagándose, advierten los autores del estudio. Por eso, “es crucial que los responsables de políticas implementen estrategias robustas para mejorar la transparencia, construir confianza y contrarrestar las falsas narrativas para salvaguardar la integridad de la ciencia climática y asegurar un discurso público informado”.

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