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Fotoperiodismo

'Creadores de conciencia' a través del fotoperiodismo: una fuente de documentación y sensaciones

Imagen de Busha Shari, una mujer atacada con ácido por su marido en 2008, Islamabad (Pakistan). Foto cedida por DKV.

Crear conciencia es el título de la exposición que el Círculo de Bellas Artes acoge desde este lunes para reconocer la labor informativa de 40 grandes reporteros gráficos. Son 120 fotografías que han llegado a ilustrar portadas y noticias de los medios de comunicación más importantes del mundo, y que configuran una panorámica de los problemas humanos de nuestro tiempo desde diferentes formas de mirar. La muestra estará abierta al público en Madrid hasta el 28 de abril.

Las imágenes revelan situaciones peligrosas e impactantes, un compendio de momentos trascendentales de la historia reciente, como los acontecidos en los conflictos de Siria, Palestina, Colombia, Venezuela, Irak, Sudán del Sur o Egipto, que han servido para esclarecer realidades no tan remotas, pero sí complejas y en ocasiones brutales. En la mayoría de los casos sus autores han corrido verdaderos riesgos, e incluso han salido malheridos, por conseguir cada captura. Algunos de ellos cuentan con una larga trayectoria, por lo que la exposición es también un homenaje a la labor de una generación de fotoperiodistas que siguen activos en el mundo de la fotografía. Es el caso de Gervasio Sánchez, Kim Manresa, Sergi Cámara, Clemente Bernad o Sandra Balcells y otros más jóvenes, como Javier Corso, Manu Brabo, Samuel Aranda, Maysun, Bernat Armangué o Lourdes Basolí, entre otros.

 

"Los fotoperiodistas representan hoy la primera línea de veracidad de la información", afirmó Chema Conesa, periodista, fotógrafo y también comisario de Creadores de conciencia. 40 fotoperiodistas: "Suelen ser personas independientes, alejadas de los organismos oficiales y conscientes de su misión". A pesar de que "a veces las fotografías expresan una cosa cuando el contenido va por otro lado", el código ético de los fotorreporteros constituye el primer rasgo de su "compromiso profesional", reflexionó el reportero en la presentación este lunes de la exposición. 

La fotografía "sugiere, pero no afirma"

La imagen que identifica la muestra es de Samuel Aranda, un fotógrafo que, según Chema Conesa, "empezó a trabajar por puro instinto". Su fotografía "sugiere, pero no afirma". En este caso, una madre con su hijo en brazos están desembarcando en la playa de Lesbos. La doble acepción de la imagen radica en que, a pesar de lo que puede aparentar, están rodeados de gente y ninguno de los dos se va a ahogar; "acaba de resbalarse con una piedra en la orilla", pero "refleja la capacidad de la fotografía de trascender gracias al gesto de pánico que muestra la madre por haberse caído con su hijo en brazos", reflexiona Conesa. Además, lo que caracteriza a los fotoperiodistas de prensa, según observa, "es que no solo vienen del fotoperiodismo o de las ciencias de la comunicación". Entre los 40 reporteros gráficos los hay que vienen de la peluquería, del derecho, de la enfermería, de la sociología, de la hostelería: "Hay gente que simplemente descubre el oficio". 

 

  

Gervasio Sánchez, referencia para muchos fotoperiodistas, es autodidacta y freelance desde los 90, estuvo en los conflictos de Guatemala, El Salvador, Perú, Chile, Argentina y en la guerra de los Balcanes. Además de ilustrar la violencia, fotografía la vida cotidiana en estado de guerra. Una de sus imágenes muestra cómo varias madres homenajean los ataúdes de sus hijos fallecidos. De los 43 desaparecidos en Guatemala, 20 eran niños que fueron "entregados a sus familiares con 29 años de retraso", el 25 de febrero de 2012, ha dicho Sánchez con aplomo. Otra de sus capturas, que procede de un trabajo de cinco años de elaboración, muestra a dos personas abrazándose en Sierra Leona de hace 25 años: "La amputación se utilizó como arma de guerra. Se produjo allí porque había diamantes mientras que compañías diamantíferas, gobiernos occidentales –entre ellos, el británico– hacían negocios con la guerra. Los niños se mataban en las calles y una de las atrocidades que hacían era cortar brazos. Hay miles de amputados en Sierra Leona".

Maysun ha descrito sus fotografías de la guerra en Gaza en 2014 y la guerra de Siria en 2012 como "descriptivas de las consecuencias de la guerra sobre la población civil": "No se trata de bombardeos o milicianos en plena lucha, sino del sufrimiento humano. En el norte de Gaza hubo un alto al fuego muy pequeño que, además, el ejército israelí no solía respetar". En una de sus fotografías, reconoce a una pareja que querían mostrarle "lo poco que había quedado de su casa". Otra "escena desgraciadamente habitual" era la de un hospital de Gaza que, "tras varios bombardeos acabó siendo un hospital de prácticamente dos plantas y muy poco operativas". Maysun ha contado que "la situación era dantesca, había bombardeos continuos" y que, de hecho, un par de meses después "fue bombardeado por octava vez y quedó totalmente destruido". Además, "no había ambulancias", por lo que "traían a la gente en camiones de la fruta, taxis y en coches privados". "No he mostrado las fotografías más crudas", pero los adultos y los niños que salen en fotografía estaban realmente malheridos. Además, relató la fotoperiodista, cada vez que "veían una luz, te bombardeaban, pero tenían que identificar y enterrar a los muertos".  

 

La manera que tiene el joven fotoperiodista Javier Corso de enfocar la explotación de la esmeralda en Colombia brinda, dice, una vista general desde "la extracción de la piedra hasta la misma venta de la esmeralda en la capital". 25 años después de la firma del tratado de paz de las guerras verdes", quiso mostrar las consecuencias de "un conflicto que sacudió Occidente", tal y como se llama una de las 15 provincias colombianas de Boyacá. La pretensión era "explicar cómo funcionan las minas con la nueva legislación medioambiental, que prohíbe la mayoría de las prácticas que se habían llevado a cabo durante décadas, y que habían destruido gran parte de la zona", ha explicado el fotoperiodista. Pero, sobre todo, quería "conocer qué ocurría con una de las piedras más famosas del mundo" a sabiendas de que "el 98% de lo que genera la esmeralda en Colombia se exporta" mientras que solo un "2% de la riqueza" que produce se queda en el país.

Corso dejó de ser freelance cuando fundó una agencia documental, OAK Stories, junto a compañeros que procedían del periodismo, la fotografía, el cine y la producción.

 

La fotorreportera Sandra Balsells ha explicado que la imagen de la mujer "que padecía los efectos de la guerra en Kosovo, acababa de ser mamá y tenía a su marido secuestrado por la guerrilla albanesa", ha contado Belsells. Además, ha recordado que este verano "se cumplieron veinte años de los 10 secuestros que se produjeron el mismo día y de los que nunca se supo nada", ha lamentado.  Ha realizado reportajes sobre Israel, Palestina, México, Ruanda, Cuba, Haití... En la fotografía que se ve a continuación, que Balsells hizo para una ONG americana antes del terremoto, se ve a "un niño de cinco años en un hospital de Haití": "Tenía cáncer de piel con metástasis en la cabeza. Era una herida abierta, no podía ver. Él, sin verme, se excitaba mucho cada vez que apretaba el disparador para fotografiarlo, se sentía protagonista de no sabía qué". Lo que la fotorreportera supo después es que "si hubiera estado en el primer mundo se hubiera salvado". 

 

El fotoperiodista autodidacta catalán, Kim Manresa, empezó fotografiando con cámaras de segunda mano. No pudo fotografiar em Burkina Faso un ritual de ablación la primera vez que quiso; a la segunda, en cambio, pudo capturar los gestos de angustia de la niña Kadi: un trabajo periodístico considerado como uno de los cien mejores, según afirma Chema Conesa.

Fotoperiodismo, profesión de vocación

Otro fotorreportero experimentado presente en la exposición es el fundador del portal Periodismo Humano y reportero documental Javier Bauluz, que ha cubierto –entre otros acontecimientos– las guerras de Centroamérica, la vida en los campos de refugiados de Grecia, la primera Intifada Palestina, la guerra de Bosnia, la inmigración en España... También Manu Brabo sigue recorriendo mundo para ilustrar los conflictos sociales, revueltas, y guerras; ha visto de cerca la Primavera Árabe y ha estado en El Salvador, Honduras, Egipto, Libia, Siria, Ucrania, Iraq, Irán... 

 

José Colón descubrió en la fotografía su pasión. Por su cercanía con la migración, centró todo su trabajo en la valla de Melilla. También destaca la aragonesa Judith Pratt, licenciada en derecho y especializada en derechos humanos. Una profesional centrada en contar historias del África sobre las mujeres refugiadas que fueron secuestradas por Boko Haram, las minas de coltán o la explotación sexual en el entorno de los campamentos mineros.

 

Itinerario de la muestra

La presencia de las mujeres en el periodismo de opinión se mantiene en el 21%, según un estudio

La exposición es iniciativa de la aseguradora DKV, compañía con la que RSF trabaja para desarrollar mecanismos y equipos de seguridad, y dotar de asistencia a periodistas freelance en zonas de riesgo. Los beneficios que se generen de las ventas del catálogo irán destinados a Reporteros Sin Fronteras.

El presidente de Reporteros Sin Fronteras, Alfonso Armada, ha señalado que gracias a estos 40 fotógrafos españoles de las últimas generaciones, este “contiene algunas de las más lúcidas, compasivas y verdaderas imágenes de lo que somos”, algo que asocia con la "honda y variada calidad de su mirada”.

Seis meses después de haberse inaugurado en el Palau Robert de Barcelona, la muestra pasará por el Círculo de Bellas Artes de Madrid hasta el 28 de abril, y finalizará su recorrido en el Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad, del 7 de mayo al 23 de junio.

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