Feijóo y los datos: cómo presentar la situación de España como la peor de nuestro entorno

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Inflación, deuda, desempleo, estancamiento económico, previsiones equivocadas, medidas fracasadas. Son referencias que se repiten en todas las intervenciones del presidente de PP, Alberto Núñez Feijóo. En cursos organizados por las asociaciones de autónomos. En conferencias convocadas por periódicos. En actos con empresarios. En eventos de partido.

El jefe de la oposición describe un país líder en cifras negativas. “Una España de récords negativos”, como subrayó esta semana, que tiene “los peores indicadores de la Unión Europea”. “Las señales son muy claras”, repite con gesto serio. “La situación es mala y lo que va a venir es peor”, anuncia. Si el presidente Pedro Sánchez “gestionase una empresa”, afirma sin rodeos, “la situación sería de prequiebra”. “Hay que encauzar desde hoy mismo la economía porque estamos con respiración asistida”.

Este diagnóstico no es muy diferente del que hacía Pablo Casado en octubre de 2021, y eso que entonces Rusia todavía no había invadido Ucrania. España “está quebrada”, aseguraba entonces el antecesor de Feijóo desafiando la opinión de los economistas. “No es catastrofismo, es realismo y es responsabilidad”, avisaba en una entrevista publicada por el diario El Mundo, que pocos meses después pediría su destitución. “Estamos abocados al rescate por culpa de este Gobierno. Por tercera vez en la historia nos vamos a encontrar un país en default (quiebra) por culpa de un Gobierno que no ha aprovechado el mayor caudal de solidaridad europea de la historia”. 

Para apoyar esta idea, Feijóo recurre a diferentes estadísticas. Y cuando no son lo suficientemente malas, se aproxima a los datos desde cualquier ángulo que le permita subrayar aspectos negativos. Eso le está llevando a hacer afirmaciones directamente falsas, como que la economía española no está creciendo o que España está destruyendo empleo. Lo que sigue son algunos ejemplos recopilados en los últimos días de cómo utiliza Feijóo las cifras y los datos para que su retrato negativo de la situación española sea peor de lo que en realidad es. 

No se está creando empleo

España crea empleo de forma sostenida desde hace meses, hasta el punto de haber rebajado la tasa de paro por debajo los 3 millones de personas, al nivel de la etapa de crecimiento previa a la crisis de 2008, y haber superado los 20 millones de contribuyentes a la Seguridad Social, una cifra sin precedentes. Pero Feijóo nunca habla de estos datos. Cuando se refiere al desempleo ignora la buena evolución de la contratación y se limita a culpar al actual Gobierno de que España tenga el doble de tasa de paro que la Unión Europea, una proporción que ya era así de negativa antes de la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa. 

“Somos el país que dobla la tasa de paro de la Unión Europea: superamos el 13% y la UE está en el 6 y pico”, repite Feijóo en sus intervenciones. Efectivamente la tasa de paro de la UE en junio fue del 6,2% (el 6,8% en la zona euro) y la española del 13,3%. Son entre 7 y 6,5 puntos más que la media europea. Lo que Feijóo no dice es que cuando Sánchez llegó al poder, en julio de 2018, la media de desempleo en la Unión Europea era del 8,1% y la española del 14,9%. La distancia no era muy diferente de la actual (6,8 puntos de diferencia).

España crea empleo y lo hace a buen ritmo. Pero Feijóo lo niega. El objetivo del PP, aseguró esta semana, es volver “al círculo virtuoso de crear empleo” y así “mejorar las cotizaciones a la seguridad social, incrementar el consumo y poder así bajar los impuestos”. Es como Feijóo entiende “el círculo del bienestar y del crecimiento económico”.

No fue un lapsus de un día. Al día siguiente afirmó: “Ejecutemos los fondos, mejoremos la competiticidad de la economía y automáticamente cambiaremos la orientación de una máquina que está destruyendo empleo para que empiece a crearlo”.

La economía española no crece

El líder del PP lleva varios días afirmando que la economía española ha dejado de crecer. “La economía no está creciendo”, asegura basándose en que sólo lo hizo un “0,2% en el primer trimestre”. “Empezamos a tener grandes dificultades”, con “crecimiento del PIB muy planos que pueden conllevar a un crecimiento negativo” o “prácticamente nulo”. “La economía española está casi plana” y “todos recordamos cómo en el año 2008 el Gobierno socialista negaba la crisis y cómo omitir un diagnóstico correcto nos llevó a una crisis financiera que duró hasta el año 2013-2014”, advierte. 

Lo cierto es que en el primer trimestre de 2022 la economía española creció en una tasa similar a la de Alemania y superior a las de Italia y Francia. En todo caso, al 0,2% por trimestre, suponiendo que la tasa no sea superior en los meses de verano, en los que todo el mundo espera una gran campaña turística, la tasa de crecimiento del PIB seguiría siendo a final de año positiva. No habría estancamiento ni mucho menos recesión.

En la UE sólo empeora previsiones España

Otra de las afirmaciones más habituales de Feijóo es que las previsiones del Gobierno de España no son fiables, nadie se las cree. Por eso, sostiene, están siendo constantemente corregidas a la baja por los organismos nacionales e internacionales. “No debemos andar con paños calientes. Todos los organismos internacionales han bajado las optimistas previsiones del Gobierno en los últimos tres años. No sirve de nada seguir haciendo previsiones infladas”. “Cada mes hay que revisarlas a la baja”, lo que según él prueba que “la política económica del Gobierno no está funcionando”. El Gobierno envía previsiones falsas a Europa, ha llegado a decir. 

Lo que dice Feijóo es verdad, pero no es toda la verdad. las previsiones de crecimiento de España se han visto reducidas en los últimos años, pero también las de los demás países de nuestro entorno. Todo como consecuencia del empeoramiento de la economía mundial por culpa de los problemas energéticos provocados por Rusia y de la crisis de la cadena de suministros.

La Comisión Europea, por poner un ejemplo, prevé que el crecimiento del PIB real tanto en la UE como en la zona del euro se sitúe en el 2,7% en 2022 y el 2,3% en 2023, sensiblemente por debajo del 4,0% y el 2,8%, respectivamente, que anunciaba en las previsiones del invierno de 2021.

En el caso de España la última previsión de Bruselas anticipa un crecimiento del 4% en 2022 y del 3,4% en 2023. En otoño, en cambio, el mismo organismo calculaba para nuestro país un crecimiento del 5,5% en 2023 y del 4,4 en 2023. 

¿Qué ha pasado en otros países? La previsión de crecimiento en 2022 para Alemania también ha bajado y ya es de apenas el 1,6%. La de de Francia es del 3,6% y la de Italia de un un 2,4%. Es decir, las previsiones de crecimiento de los grandes países de la zona euro están por debajo de las de España. Y ha caído notablemente en comparación con las previsiones de otoño: entonces eran de un 4,6 para Alemania, de un 3,8 para Francia y de un 4,3 para Italia. 

El último organismo en revisar sus previsiones ha sido la OCDE y Feijóo lo ha citado esta semana como argumento de autoridad para certificar lo mal que va la economía española. Es verdad que han rebajado la expectativa de crecimiento para nuestro país en 2022 del 5,5 al 4%. Lo que no dice el líder del PP es que la misma OCDE, en el mismo informe, mantiene a España a la cabeza del crecimiento en nuestro entorno, sólo por debajo de Australia (4,1), Polonia (4,4) y Portugal (5,4). A Alemania, por ejemplo, le ha rebajado la previsión nada menos que del 4 al 1,9%. A Francia, del 4,2 al 2,3. Y a Italia, del 4,6 al 2,5.

Los organismos internacionales están rebajando las previsiones de crecimiento de España, pero también las de todos los países de la OCDE, lo que desmiente que se trate de un error de cálculo del Gobierno de España. A menos que Feijóo quiera decir que todos los gobiernos europeos se están equivocando.

El líder del PP evita hablar de otros países, salvo cuando la comparación es perjudicial para España. Constantemente recuerda que nuestro país fue el que más PIB perdió durante la pandemia (-10,8%) para recordar que seremos el que más tarde se recupere (las previsiones dicen que será en 2023). 

“Las desviaciones” en las previsiones de España “no son pequeñas, estamos hablando del 30, del 40%”, subraya estos días en sus intervenciones públicas, olvidando que la rebaja en la expectativa de crecimiento de un país como Alemania por parte de la OCDE ha sido de más del 50%. 

La inflación es peor nuestro país

Uno de los argumentos centrales de Feijóo es que la inflación es una consecuencia de la política económica del Gobierno de Pedro Sánchez. Si los precios crecen, ha dicho, “es porque tenemos un problema de política económica”. Y como es responsabilidad del Ejecutivo, asegura, “es razonable que el Gobierno pague al menos una parte de la inflación reduciendo impuestos”.

Que la OCDE haya elevado la previsión de inflación para este año en España al 8,1% le parece muy significativo de lo mal que lo está haciendo el Ejecutivo. Lo que no dice es que, aún así, esa previsión de la evolución de los precios sitúa a nuestro país en la zona intermedia de los países de nuestro entorno.

Eurostat, la oficina de estadística de la Unión Europea, aseguró este viernes que la eurozona ya tiene una inflación interanual del 8,6%, con la inflación subyacente —la que no incluye ni la energía ni los alimentos elaborados— en el 4,6%. Es cierto que el último dato conocido de la inflación en España (10%) está por encima (5,5 en el caso de la subyacente). Pero no está muy lejos de países como Alemania (8,2%), Italia (8,5%) o Estados Unidos (8,6%), lo que revela que no se trata de un problema exclusivo de la economía española.

El nuevo decreto anticrisis se aprueba porque el primero fracasó

Feijóo asegura que el Gobierno se ha visto obligado a aprobar un nuevo decreto con medidas anticrisis porque el primero fracasó. No es cierto. Independientemente de que las medidas hayan sido más o menos eficaces, en especial a la hora de tratar de contener la subida de los precios, el Ejecutivo aprobó un nuevo decreto porque el primero tenía una vigencia de noventa días y caducaba el 30 de junio. 

De hecho, el nuevo decreto mantiene las medidas del primero y añade otras nuevas, incluidas dos que el PP venía reclamando desde hace semanas: la rebaja del IVA de la electricidad y ayudas directas para las familias más necesitadas.

El líder del PP incluye entre las medidas del decreto que han fallado el mecanismo conocido como “excepción ibérica”, que la UE permitió a petición de Sánchez para tratar de reducir el precio de la luz limitando el del gas. Lo cierto es que esta medida, adoptada en coordinación con Portugal, no forma parte del decreto sino de otro diferente.

Feijóo también critica por ineficaces los 20 céntimos de bonificación por litro de combustible, que sí están en el decreto del Gobierno, cuando él mismo propone un mecanismo de rebaja similar vía reducción del impuesto de hidrocarburos, una medida a la que el Ejecutivo no se opone pero que no puede aplicarse a menos que Bruselas lo autorice.

Entre los motivos que el líder del PP alega para justificar esta rebaja, están las dificultades de los transportistas, los agricultores y los pescadores, algunos de los cuales “ya no salen a faenar”. Lo que no dice es que en estos casos el impuesto de hidrocarburos ya está bonificado, de manera que la rebaja tendría escaso o nulo impacto en las cuentas de los consumidores profesionales.

Los fondos europeos no se están utilizando y financian gasto corriente

Feijóo asegura que los fondos europeos no se están ejecutando. A pesar de que esa es una de las condiciones que pone la Unión Europea para liberar nuevas partidas, algo que está haciendo. De hecho, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, del PP europeo, ha elogiado en numerosas ocasiones la gestión que está llevando a cabo España del dinero.

Pero más allá de eso, el líder del PP se está centrando estos días en insinuar que el Ejecutivo está haciendo un uso indebido de los fondos para financiar gasto corriente de la propia administración. “Si no llegan a la economía y no volvemos a un crecimiento económico”, dando por sentado que ya no estamos en él, “los fondos mal gastados pueden conllevar a un crecimiento del gasto estructural y corriente y a una enorme dificultad para mantener un gasto improductivo”. 

Menos impuestos para fomentar le consumo

La principal propuesta de Feijóo contra la inflación no ha cambiado: bajar el IRPF a los contribuyentes con ingresos medios y bajos. ¿Para qué? “Para reactivar el consumo privado”, dado que “se está ralentizando y empezamos a tener grandes dificultades de crecimiento de PIB”. Para el líder del PP, aumentar el consumo es la mejor receta para combatir una “inflación desbocada”.

Feijóo defiende todos los días reducir el IPRF, el IVA y el impuesto de hidrocarburos, de los que dependen una parte sustancial del los ingresos del Estado con los que no sólo se financia el Estado del bienestar sino con los que hay que hacer frente a la deuda pública. No explica cuál sería su impacto en las cuentas, sólo asegura que el Gobierno está recaudando más de lo previsto (según él gracias a la inflación, según Hacienda gracias a que la economía crece) y que no quiere renunciar a ese dinero para financiar con él a grupos afines.

Sánchez ha endeudado a los españoles

Feijóo repite constantemente que España es el país de Europa que más ha aumentado su deuda pública: “Un 20% frente un 10% de la media europea”. El Gobierno, dice, se endeuda a razón de 200 millones diarios, hasta el punto de que, según sus cálculos, Sánchez ha aumentado la deuda pública del país en 300.000 millones. 

Y dice que hay que reducir ya esa deuda, sin esperar a que Bruselas vuelva a poner en marcha el mecanismo de estabilidad, suspendido desde que la pandemia obligó a todos los países a gastar más dinero público para hacer frente a la emergencia económica y sanitaria.

Es verdad que la deuda pública en España (el dinero que deben todas las administraciones públicas, la central, la autonómica y la local) se situó al cierre de 2021 en el 118,4% del PIB. Lo que Feijóo no dice es que esa cifra supuso una rebaja de 1,6 puntos respecto al dato de 2020 (120%) y se sitúa más de un punto por debajo del objetivo marcado por el Gobierno (119,5%). Lo que tampoco dice es que la deuda se disparó durante la pandemia, cuando el Gobierno —con el permiso de Bruselas— tuvo que movilizar ingentes recursos públicos para, entre otras cosas, abonar los ERE a los trabajadores que no podía trabajar e impedir el cierre de empresas. 

Feijóo tampoco explica que esa deuda no nace con Sánchez: heredó de Mariano Rajoy una porcentaje del 98% que, justo antes de la pandemia, se había reducido al 95,5%. 

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Tampoco explica que hay tres países en una peor situación: Grecia (193,3%), Portugal (127,4%) y uno de los grandes, Italia (150,8%). Francia, con un 112,9%, no está mucho mejor que España. 

Una variable de la que Feijóo casi no habla es del déficit público, que el Gobierno consiguió reducir a 31 de diciembre del 11 al 6,9%. Gracias a los impuestos, acusa el líder del PP. Gracias a la recuperación económica y la mejora de los datos de empleo, según Hacienda. 

En déficit público, según Eurostat, cerraron 2021 todos los países de la UE excepto Luxemburgo y Dinamarca. Alemania registró un 3,7%, Francia un 6,5% e Italia un 7,2%, por encima de España.

Inflación, deuda, desempleo, estancamiento económico, previsiones equivocadas, medidas fracasadas. Son referencias que se repiten en todas las intervenciones del presidente de PP, Alberto Núñez Feijóo. En cursos organizados por las asociaciones de autónomos. En conferencias convocadas por periódicos. En actos con empresarios. En eventos de partido.

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