DEBATE PARLAMENTARIO
Feijóo extrema su discurso cavando un abismo insalvable con Sánchez
16.02 horas del martes. Alberto Núñez Feijóo tomó la palabra. ¿Y? El líder del PP desplegó su discurso más duro en el Senado, presionado por sectores de su partido y la derecha mediática. Enterró aún más la imagen de centro con la que aterrizó desde Santiago de Compostela. Su rifirrafe en la sesión de control con Pedro Sánchez supuso ahondar en un abismo insalvable, tras la ruptura de las negociaciones sobre el Consejo General del Poder Judicial y a las puertas del trepidante ciclo electoral del año que viene.
La sesión de control en la Cámara Alta dejó a dos políticos totalmente distanciados, sin visos de algún acuerdo. Las expectativas sobre su segundo cara a cara dibujaron un muro en el que no hay entendimiento, con dos discursos antagonistas. Ni pactos de Estado, ni grandes consensos constitucionales. El PP tiene claro que su objetivo es llegar a La Moncloa lastrando la imagen de Pedro Sánchez y dibujando una España negra. El líder conservador se zambulló en una retórica de manierismo oscuro con expresiones como “barniz de indignidad” o el Gobierno “como peor pesadilla” de España.
El líder del PP está en modo electoral. Dinamitados los puentes con el presidente del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo escenificó que tiene la vista puesta en las elecciones de mayo y que quiere convertirlas en un plebiscito que anticipe el resultado der las generales en las que aspiran a sustituir a Pedro Sánchez en la Moncloa.
Los motivos de Feijóo
El líder de la oposición describió en su intervención “un Gobierno en llamas” y una situación del país completamente “insostenible” en un tono radical que confirma el final de su supuesta vocación de diálogo constructivo. Una dureza argumental extrema que, según fuentes de Génova, trata de estar a la altura de “la gravedad” de la situación que está viviendo España, con un Gobierno “entregado” a los golpistas catalanes, dispuesto a “perdonar” la malversación de fondos públicos e incapaz de corregir la ley que, según el PP, está poniendo en la calle a violadores que hasta ahora estaban encarcelados.
Feijóo quiso también defender su independencia de criterio, cuestionada estos días por un comportamiento que la mayoría de su partido atribuye a los mensajes que ha recibido por parte de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y de la extrema derecha.
Que Feijóo está bajo la presión de los medios conservadores y de Vox lo reconoció hasta él. En su intervención replicó al titular del diario El Mundo, cuya edición del martes, citando a dirigentes del PP, le invitaba a ser “implacable” con Sánchez. Y contestó a Santiago Abascal, el líder de Vox, que lleva una semana pidiéndole que presente una moción de censura.
“A mí no me interesa ser implacable”, aseguró en respuesta a El Mundo. “Lo que me interesa es ofrecer una alternativa imbatible”. “Por eso”, añadió, “yo no le voy a insultar nunca en las sesiones de control, porque para insultar ya llegan ustedes”.
Una declaración de moderación que desmintió sobre la marcha con una intervención plagada de hipérboles: Sánchez, acusó, está intentando “corromper las instituciones para ponerlas a su servicio al servicio de sus socios”; “No tiene límites, pero España sí: nunca nuestro país estuvo ante un gobierno como usted”. Es “la pesadilla más grande que ha vivido España”, remató dando a entender que considera peor la situación actual que la que vivió nuestro país durante el franquismo o cualquier periodo precedente.
No habrá moción de censura
Feijóo ha adoptado el discurso guerracivilista de la derecha radical: según él, el Gobierno “ha entrado en shock” y sufre “daños irreparables”. Pero “el verdadero problema es que para estar unos meses más en la Moncloa está arrastrando a toda la nación y no hay institución organismo o política de Estado que no se hayan impregnado en un barniz de indignidad”. “Señor Sánchez”, prosiguió, “está generando usted un clima irrespirable en España”.
E igual que aprovechó su intervención en el Senado para replicar al ala radical de su partido a través de El Mundo, también respondió a Abascal al asegurar que ”ojalá” pudiera presentar la moción de censura que Vox le reclama. Pero no lo hará, porque no la puede ganar. Feijóo dejó claro que ya está en modo electoral: “La moción de censura se hará y se hará el 28 de mayo [el día de las elecciones municipales]. Pero no en una urna en el Congreso de los Diputados sino en miles de urnas en todos los ayuntamientos de España. Ahí es donde la sacaremos adelante”.
Fuentes de Génova transmitieron al término de la sesión de control que estaban satisfechos con el resultado, porque se había evidenciado la crítica situación de España y la falta de respuestas de Sánchez. El propio Feijóo lo confirmó al abandonar el hemiciclo: Contento sí, pero “no me ha respondido a ninguna pregunta”, subrayó.
Moncloa ve victorioso a Sánchez
La sensación que queda en La Moncloa es que fue “bien”: “Ha ganado el presidente del Gobierno”. La lectura que se hace es que Feijóo no es un líder autónomo y que se ha plegado a los intereses de la derecha más dura, tanto política como mediática. De hecho, el propio presidente citó dos portadas de El Mundo, para evidenciar que el expresidente de la Xunta actúa al dictado de la prensa conservadora. El mensaje que están mandando dirigentes populares es que su líder tiene que ser más duro, más “implacable” ante un Sánchez envuelto en polémicas como la aplicación de la ley del sí es sí o una hipotética revisión del delito de malversación.
En La Moncloa, según fuentes gubernamentales, se vio a un Feijóo cayendo constantemente en “patinazos” (llegó a decir que no habían acudido diputados de Podemos, cuando se trata de senadores y no hay de ese partido en la Cámara Alta). Esa derrota del líder popular en el debate, a juicio de los socialistas, se mostró incluso en los “balbuceos” del dirigente a lo largo de la sesión.
Para el entorno del presidente del Gobierno, Feijóo ha cometido un gran error: “comprarle el marco a Vox”. ¿Y por qué? El líder del PP llegó a decir que ojalá pudiera presentar una moción de censura, pero se encomendó a las elecciones autonómicas y municipales de mayo. Esta iniciativa parlamentaria ha sido exigida por la ultraderecha, pero el PP la ha rechazado porque sabe que no le dan los números y sería otra victoria en las Cortes para el PSOE y UP.
Pero, sobre todo, el análisis que hacen en La Moncloa es que Feijóo está en manos de la derecha más radical y que no tiene autonomía en su proyecto. Esto lo aleja del centro político que había vendido y en el que confiaba para ganar los próximos comicios. De hecho, el conservador llegó a utilizar la palabra “implacable”, como la portada del diario El Mundo. Lo hizo para decir que no quería ser eso, sino una “alternativa imbatible”. Pero muchos vieron en el Senado que eso denota que estaba guiado por esas informaciones.
Un discurso "pensando para los suyos"
Sánchez y Feijóo evidencian una tensión máxima en un choque marcado por las hipérboles del PP
Ver más
En el Gobierno están convencidos de que estos debates cada día les vienen mejor, incluso en un momento como este donde el PP podría haber sacado más rédito. Como dicen fuentes de La Moncloa: “Tendríamos que tener dos ‘cara a cara’ así todas las semanas”. Sobre ese discurso tan duro del popular, en el Gobierno piensan que se trata de una alocución “pensada para los suyos”. “A él ya solo le interesa lo que digan los medios de derechas al día siguiente”, analizan.
Lo que está claro es que los puentes están más que rotos. En el PSOE lamentan que el PP esté incumpliendo la Constitución, con la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Además, dan por hecho que no se logrará ya ningún gran acuerdo porque los populares han optado por la vía más dura. “A Feijóo le tiemblan las piernas”, agregan desde círculos socialistas.
Esto se produce, además, en la semana en la que se van a aprobar los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso. El Gobierno confía en coger aire estos días tras una semana muy dura por los fallos en la aplicación de la ley del 'sí es sí' y el debate sin cerrar sobre la malversación. En La Moncloa esperan retomar el relato con esas cuentas públicas, sosteniendo que esto demuestra la estabilidad de la coalición, y con medidas como la aprobación de los nuevos impuestos (a energéticas, entidades financieras y grandes fortunas) y el acuerdo alcanzado para dar más facilidades a las familias en el pago de las hipotecas (algo que afectará a un millón de hogares).