Se Acabó La Fiesta

Ningún grupo quiere (por ahora) a Alvise en Bruselas mientras oculta de qué vive y sigue sin sortear su sueldo

Luis 'Alvise' Pérez Fernández, líder de la agrupación Se Acabó la Fiesta

Ninguna familia europea quiere al agitador ultra Luis Alvise Pérez, al menos por el momento. El líder de Se Acabó La Fiesta (SALF) da por hecha su integración en el grupo de los los Conservadores y Reformistas (ECR), que lideran los Fratelli d'Italia de Giorgia Meloni y los ultranacionalistas polacos de Ley y Justicia, pero la decisión sobre si le aceptan o no llegará en septiembre. Tras las negociaciones fallidas con los ultras de Alternativa por Alemania, Alvise llamó a la puerta del otro grupo ultraderechista en la Eurocámara que, sin embargo, únicamente dio el acuse de recibo y desmintió haber acogido bajo su seno a Alvise y los otros dos diputados de SALF, Diego Solier y Nora Junco, subrayando que la decisión llegará de manera conjunta entre todos los partidos que lo integran.

El agitador presume ya de que "la influencia de SALF en materia de anticorrupción, inmigración o agricultura" será "capital" en "votaciones clave para los intereses de España" aunque todavía no pertenece a esa familia —y cabe la posibilidad de que no le acepten— después de que el exasesor de Toni Cantó acusara a Vox de haber vetado su entrada en ECR. "Es una lástima no tener siquiera negociaciones con todos los grupos de interés porque políticos de tu propio país te intenten sabotear. No pasa nada, tenemos una idea mejor", decía en su canal de Telegram, en el que acumula más de medio millón de seguidores.

Tras la decisión de la formación de Santiago Abascal de abandonar a los de Meloni para pasarse al grupo de Viktor Orbán y Marine Le Pen, bautizado como 'Patriotas por Europa', Alvise se reafirmó en que Jorge Buxadé, líder de la delegación europea de Vox, les "intentó bloquear" la entrada en otros grupos. Consciente de que ambas formaciones comparten un importante grueso de electores, añadió que "los votantes de Vox no tenían la culpa" y que se comprometían a votar a favor de aquellas medidas que les parezcan "acertadas con los intereses de España, que son muchas". Lo que busca el eurodiputado de SALF al tratar de unirse al grupo de ECR, además de más recursos económicos y exposición mediática, es proyectarse como un potencial aliado de Meloni tras la salida de Vox de su grupo.

El primer grupo con el que el líder de SALF intentó un acercamiento no fue con ECR sino con el de 'Europa de las Naciones Soberanas' liderados por por Alternativa por Alemania, un partido con el que tanto Le Pen como Orban marcaron distancias después de que su principal candidato a las elecciones europeas, Maximilian Krah, matizara el rol de las Schutzstaffel (SS) durante la Segunda Guerra Mundial. Alvise negoció la posible entrada junto a sus dos compañeros pero finalmente no llegó a producirse después de que varios de sus componentes, como el parlamentario húngaro Toroczkai László, lo dieran por hecho a través de sus redes.

Alvise oculta sus ingresos alegando que son "donaciones"

Alvise ha construido su imagen vendiendo una imagen de transparencia que después no se aplica. A mediados de julio tomó posesión de su escaño en Estrasburgo y, a la hora de cumplimentar la declaración relativa a los intereses privados —que deben presentar obligatoriamente todos los cargos electos—, no indicó cuántos ingresos obtuvo por su trabajo de "analista y consultor político". Lo despachó alegando que habían sido "donaciones", ocultando así el dinero que percibió en los últimos años. Aunque el agitador insiste siempre que puede en que su prioridad es luchar contra la corrupción política, no permite a la Eurocámara y al resto de la ciudadanía conocer qué dinero ha percibido y por parte de quién, lo que disiparía si hay cualquier conflicto de interés.

El exasesor de Ciudadanos construyó su camino hacia el Parlamento Europeo a través de redes sociales, fundamentalmente Instagram y Telegram, donde cuenta con 980.000 y casi 600.000, respectivamente. Durante la campaña recorrió 7.000 kilómetros para visitar 15 ciudades de toda España organizando mítines en los que aparecía con un megáfono pero que también requerían de una mínima estructura con seguridad incluida. También imprimió dos millones de papeletas para repartirlas entre sus seguidores agitando el fantasma del fraude. Él asegura que su éxito fue fruto del "mayor boca a boca de la historia de este país".

El coste de este despliegue, que tan buen resultado le dio, es, sin embargo, un enigma. Alvise asegura que todo se paga con las aportaciones de sus seguidores, aunque evita detallar las cantidades que percibe. Para ello, facilita en sus redes su perfil en la plataforma de micromecenazgo Patreon, así como cuentas bancarias de entidades como el Sabadell o ING. También ha facilitado un número de móvil para recibir pagos por Bizum. Pero junto a estas vías de financiación, en su perfil de Telegram también da la opción de contribuir a su candidatura mediante criptomonedas. El pasado 11 de abril facilitó dos monederos virtuales para recibir donaciones en Bitcoin y Ethereum. La Ley de Financiación de Partidos establece que estos –también las agrupaciones de electores como la de Alvise– deben recibir sus donaciones en cuentas abiertas en entidades de crédito, es decir, en bancos, exclusivamente para ese fin. Las donaciones deben proceder, además, solo de personas físcas (no empresas ni otras entidades o asociaciones) perfectamente identificadas.

El sorteo salarial, la gran promesa (por el momento incumplida) de Alvise

A la falta de transparencia sobre sus propios ingresos se le suma una promesa, por el momento incumplida. sobre el destino de su sueldo como europarlamentario. Cuando lanzó su campaña, Alvise Pérez afirmó que sortearía su sueldo público si resultaba elegido. Después aseguró que donaría su salario y los fondos publicos que le correspondieran, siempre criticando a los políticos que “viven del Estado” y que se niegan a cambiar ese "sistema criminal" al cobrar de él. "Donaremos el 100% del sueldo público porque no somos malditos parásitos", afirmó.

Alvise Pérez declara en Bruselas que es "analista y consultor político" pero que no tiene ingreso alguno

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El líder de SALF aseguró recientemente a través de su canal de Telegram que todavía "no ha cobrado un solo euro público" y que "en cuanto lo haga se sorteará ante notario de forma inmediata": "El equipo ha cancelado sus vacaciones de verano (junio y julio) para poder terminar a tiempo la web y la documentación legal y notarial que lo haga posible", afirmó. Así, señaló que a partir de la segunda semana de agosto, esta web estará en marcha, junto con la estructura nacional de su partido y el supuesto almanaque de las filtraciones protegidas de información.

La plataforma de Alvise se vanaglorió durante toda la campaña de no haber recibido fondos de ninguna administración. Ahora, su agrupación de electores también recibirá dinero del Estado -en función de los importes aprobados por el Ejecutivo el pasado abril- y del Parlamento Europeo, como todos los partidos que han obtenido representación. El agitador no se ha pronunciado sobre si también sorteará esos fondos, por lo que todo parece indicar que los utilizará en su beneficio, al igual que los otros dos europarlamentarios de SALF, que no han trasladado en ningún momento —de hecho no han tenido voz en estos meses— qué harán con su sueldo.

El sueldo de cada uno de sus tres eurodiputados oscila en torno a los 10,075,18 euros brutos mensuales —7.853,18 netos—. A esa cantidad se añade una asignación para gastos personales que puede hacerlo ascender hasta los 12.800. Todo ello sin contar sus dietas —4.950 euros al mes— destinadas a cubrir el alquiler de oficinas, material informático, teléfono móvil y facturas. Además de otros 350 euros al día para alojamiento, comidas y gastos.

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