Las consecuencias del 23J
Demasiados escenarios abiertos y muy pocas certezas: qué se jugaría cada partido en una repetición electoral
En los últimos ocho años a cada elección general le ha sucedido una repetición. Pasó en 2015 y en 2019. En ambas ocasiones el resultado no fue muy diferente del anterior, escaño arriba o escaño abajo, pero solo se llegó a un acuerdo a la segunda. Tras los comicios del 23J, el mensaje desde la izquierda es unánime: una repetición "no es deseable". Así se manifestó el lunes la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, y también la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que aseguró que unos eventuales comicios darían "otra oportunidad a Vox".
Sin embargo, quien tendrá la última palabra será Junts. La formación catalana tiene en sus manos decidir si facilita —ya sea mediante una abstención o un sí— la investidura de Pedro Sánchez o fuerza una repetición con ellos como principales responsables. Se suele dar por hecho que el electorado castiga a quien considera culpable de esa repetición y premia a la víctima del bloqueo, que en este caso sería el PSOE, ya que el PP no tiene opciones de gobernar.
De esa ley no escrita se benefició Mariano Rajoy entre las elecciones de diciembre de 2015 y junio de 2016. El expresidente del Gobierno capitalizó favorablemente un voto útil que lo identificaba como única opción posible en la repetición electoral, tras el fracaso del acuerdo entre Sánchez y el exlíder de Ciudadanos, Albert Rivera. Diferente es el caso de 2019, cuando Sánchez bajó en votos y escaños, al igual que Unidas Podemos, al ser percibidos como los culpables del bloqueo.
Algunas encuestas como la de Simple Lógica para eldiario.es ya comienzan a apuntar qué pasaría en el caso de nuevas elecciones. Según se desprende de los datos facilitados, la formación encabezada por Alberto Núñez Feijóo perdería apoyos —del 33,1% que obtuvo el 23J al 31,9% 33,1% — aunque se mantendría en primera posición, con un PSOE que también se dejaría unas décimas —del 31,7% al 31,2%— pero que tendría opciones de disputar esa primera plaza. Por lo que respecta a Vox y Sumar, ambos se mantendrían en la tercera y cuarta posición respectivamente, y crecerían unas décimas respecto al resultado actual.
Con todo, siempre hay que analizar las encuestas con prudencia. En la anterior campaña electoral algunos pronósticos como los del presidente de GAD3, Narciso Michavila, el más mediático de los hacedores de encuestas, erraron por completo, ya que auguraban una amplia mayoría del PP con Vox que después no se produjo. Sin entrar a analizar las encuestas, ¿qué se jugaría cada formación en el caso de una repetición electoral?
El PP podría ser el más beneficiado, aunque un nuevo golpe acabaría con Feijóo
Hace apenas unos meses el expresidente de la Xunta de Galicia describió las elecciones del pasado 23J como su única oportunidad para derrotar a Pedro Sánchez, pero si nadie logra la investidura tendrá otra ocasión el próximo invierno. Con esta hoja de ruta, Feijóo ha conseguido, de momento, evitar que su fracaso desencadene una nueva crisis interna y salvar su liderazgo. Todos los barones han avalado la estrategia de proceder a la liturgia de buscar apoyos, si bien la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, la ha considerado completamente inútil al dar por seguro que el PSOE pactará con los independentistas y conseguirá gobernar.
En el caso de una repetición electoral el PP podría obtener el apoyo de algunos de los votantes de Vox, cuya prioridad es desalojar a Sánchez de La Moncloa, y que verían en el PP la opción más útil. Pero si la extrema derecha baja mucho respecto al resultado actual y el PP sube pero no lo suficiente como para obtener mayoría absoluta entre ambos, todo habrá sido en balde. Es más, si hay una lectura de lo que está sucediendo tras el 23J, es que los populares carecen de apoyos parlamentarios más allá de Vox y UPN, por lo que un nuevo golpe para Feijóo acabaría con sus posibilidades de llegar a La Moncloa.
El PSOE podría quedarse sin opciones de gobernar, pero también de no necesitar de Junts
Los socialistas están convencidos de que habrá investidura y de que Pedro Sánchez volverá a pilotar un Gobierno de coalición de la mano de Yolanda Díaz, la líder de Sumar. Se reeditaría así la fórmula que arrancó en 2020, pero esta legislatura, según sus previsiones, será diferente a la que se ha vivido, con menos leyes y más gestión de los fondos europeos. Sin embargo, si el PSOE considera que las demandas de Junts son inasumibles —por lo pronto han puesto encima de la mesa el referéndum de autodeterminación y la amnistía—, España se verá abocada a una repetición electoral, en la que el PSOE podría perder sus opciones de formar gobierno.
Los distintos análisis postelectorales como el que publicó el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hace poco más de una semana coinciden en la alta movilización de la izquierda el 23J, entre otros motivos para frenar el avance de la ultraderecha. Si el PSOE no logra movilizar como entonces, es posible que la derecha sume, pero también se puede dar el escenario de que los socialistas logren retener el voto, e incluso mejorar el resultado del 23J, lo que les podría permitir no depender de Junts. Además, si en el electorado cala la idea de que los socialistas no han cedido ante las pretensiones de Carles Puigdemont, Sánchez también podría arrancar voto al PP. Sin embargo, se trata de una posibilidad demasiado arriesgada para el POSE.
Vox y Sumar podrían perder votos en favor de los partidos grandes
A priori los dos viejos partidos saldrían beneficiados en sus respectivos bloques, pero el potencial crecimiento de la abstención y el declive de sus principales socios podría dejar un mapa sin mayorías claras. En el caso de Vox, que está sufriendo una crisis interna de primer grado, la bajada en votos y escaños podría compensar siempre y cuando fueran decisivos de cara a un gobierno encabezado por Feijóo —una situación similar a la de Unidas Podemos en 2019— pero también corren el riesgo de quedar relegados a cuarta fuerza y bajar del umbral de los 30 escaños, lo que supondría un duro golpe para los de Santiago Abascal.
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En el caso de Sumar, al riesgo de abstencionismo en la izquierda y a la fuga de votantes hacia el PSOE, se le suma su compleja situación interna. La coalición liderada por Yolanda Díaz está conformada por una quincena de partidos que alcanzaron un acuerdo en tiempo récord ante la inminente convocatoria electoral. Si hay un escenario de repetición, algunas formaciones como Podemos ya avanzan que van a pedir que se celebren primarias dentro del espacio, lo que complicaría todavía más la convivencia de todas las formaciones.
Las formaciones soberanistas podrían disminuir (todavía más) su presencia
El Congreso nacido de las elecciones del 23J tiene apenas 28 diputados —el 8% de la Cámara— elegidos en candidaturas nacionalistas o regionalistas, una de las cifras más bajas de la democracia. Paradójicamente, estas formaciones son más decisivas que nunca para decidir quién ocupará la Moncloa y qué política llevará a cabo. Si Junts —o ERC, aunque es poco probable— fuerza una repetición electoral, corre el riesgo de perder votos y escaños, aunque un sector de la formación cree que sus potenciales electores podrían premiar su "firmeza" ante Sánchez para así lograr superar a ERC en esos eventuales comicios. Sin embargo, en contra de los de Carles Puigdemont también jugaría el hecho de pasar a ser irrelevantes en la Cámara Baja: o bien porque haya un gobierno de la derecha y la extrema derecha, o porque el PSOE no los necesite. Asimismo, otra opción es que el socialista siga necesitando su apoyo, lo que les volvería a situar en un complejo escenario.
Por lo que respecta al resto de formaciones como EH Bildu, PNV o Coalición Canaria, una repetición electoral podría hacerles perder apoyos en favor de formaciones como el PSOE para tratar de salir de una situación de bloqueo. Además, todas ellas son ahora imprescindibles para Sánchez en caso de lograr gobernar, un protagonismo que podrían no tener en el futuro.